martes, 25 de diciembre de 2012

El adiós a la Competencia de Víctor Hugo

Es vertiginoso el enorme vacío al no encontrar más a Víctor Hugo en su clásica Competencia. Después de 25 años en el aire, la legendaria tira ya no ocupa más su lugar de las 19 horas en la grilla de Radio Continental. Se trató de un programa bisagra en el periodismo deportivo nacional, que a lo largo del tiempo fue referencia, escuela y trinchera. Aquellas tardes de radio a muchos nos definieron la profesión.

Desde su inicio en AM 590 en 1987 hasta finales de los 90, el equipo periodístico de Competencia tenía un despliegue sin igual. Como condición para el pase de emisora, el excepcional relator de Cardona había exigido la contratación de sus compañeros de Radio Argentina. A ellos se sumaron varios nuevos integrantes. En aquel primer período, con grandes relatores, puntillosos comentaristas, atentos campo de juego y diversos especialistas, el programa era una verdadera selección. Era natural emparentarlo con otro programa que hizo historia grande en el periodismo deportivo radial y también lideraba Víctor Hugo: el ya mitológico Sport 80 de radio Mitre.

Lo que siguió durante más de una década fue una fantástica resistencia. Se iniciaba la era del dominio material e intelectual de Torneos y Competencias, la empresa que se había hecho con los derechos de la televisación de los partidos. Su crecimiento fue exponencial y su voz tomó el dominio casi absoluto. Pero ahí estaba Víctor Hugo y su equipo, para no perder pisada en la narración y el análisis del juego, pero, sobre todo, para hacerse oír frente a los impúdicos manejos del los poderes del fútbol. Era una lucha “contra un taque con un cuchillo de madera”, como solía decir Víctor Hugo.

En los últimos tiempos se había opacado el brillo de Competencia. Pese a no perder la lucidez y entregar momentos únicos para el periodismo deportivo, ya no tenía el sustento de sus mejores años. La tira se degradó por diferentes factores; las distintas autoridades de la radio escatimaron recursos y multiplicaron recortes (en sus comienzos el equipo era de 50 personas y fue achicándose a menos de la mitad), mientras que la inigualable generosidad de Víctor Hugo le dio lugar a periodistas sin el bagaje necesario para ocupar un lugar en ese sitio sagrado que fue la mesa de Competencia. Además, la presencia del oriental en los estudios  no tenía la conducta sarmientina de otrora.

Con mayor o menor esfuerzo, la tira había afrontado la salida de pesados hombres del micrófono, como Alejandro Apo. Sin embargo, un alejamiento inició la agonía: el de Osvaldo Wehbe. Tras el Mundial de Sudáfrica, el Maestro de Río Cuarto emigró a Cadena 3 y el vacío que dejó nunca puso ser llenado.

Matías Canillán, heredero inconfundible del estilo de Víctor Hugo, sintenzó la cuestión con contundencia en los 140 caracteres de Twitter: “Termina una etapa irrepetible. Empieza a anochecer el ideal de un periodismo deportivo que fue diferente y que perdió contra el del impacto”. Canillán y Román Iucht serán quienes tomen la posta, junto con Jorge Arcapalo, relator con más de dos décadas junto al mejor de todos.

Porque lo cierto es que Competencia seguirá en Continental, en el horario de las 23 a 01. Fuera del prime time radial en lo que a tiras deportivas refiere, es esperable que en la trasnoche el programa se reformule afianzándose en entrevistas profundas, reflexiones extensas y opiniones largamente fundamentadas. Pero ya nada será lo mismo, en buena parte porque es esperable que en el nuevo horario la participación de Víctor Hugo sea por demás acotada. Por suerte sus inigualables relatos seguirán vigentes, pero los anocheceres de radio ya nunca volverán a ser lo mismo.
(Foto: Continental.com.ar)

Patricio Insua
patinsua@gmail.com

martes, 18 de diciembre de 2012

Bianchi otra vez al ruedo

Boca dio un salto de calidad y el fútbol argentino recuperó a un hombre que lo jerarquiza. Carlos Bianchi vuelve a la dirección técnica para iniciar su tercera era al frente del club de la Ribera, tras sus pasos en 1998-2001 y 2003-2004. Pone en juego nada menos que su propio mito: en ambos ciclos anteriores fue campeón doméstico, de América y del mundo. Además, las dos veces fue distinguido como el mejor entrenador de clubes del mundo (en 2000 y 2003). El deseo que volver a conducir un plantel y el desafío de ir por nuevos títulos con un equipo de su sello lo hicieron dejar de reposar en sus laureles para volver al ruedo.

(Con la incomodidad de ser autorreferencial, pese a tratarse de un espacio propio: Personalmente, por los indicios dados en los últimos años, creía que el Virrey no volvería a dirigir. Celebro mi error).

Julio César Falcioni hizo un destacado trabajo, tomándolo en un momento delicado tras varias temporadas negativas y reinstalándolo en un sitial acorde con la envergadura del club. Pero no logró empatía con los hinchas. Todo lo contrario ocurre con Bianchi, hombre elevado a la máxima consideración del pueblo boquense, que desde su ida fue tachando los días a la espera de un regreso que nunca supo si se concretaría. Finalmente llegó el momento tan esperado.

Después de ocho años sin dirigir en Argentina y a seis su última experiencia como DT –un efímero paso por el Atlético de Madrid-, Bianchi produce un regreso esperadísimo. En medio quedó una desdorosa gestión como mánager boquense. Ahora volverá al rol en el cual se ganó la consideración de para muchos ser el mejor de todos.

Alquimista futbolero, logró equipos graníticos y contundentes a partir de lograr la mejor versión de cada uno de sus futbolistas; a los discretos los hizo buenos, a los buenos destacados, a los muy buenos esenciales y a los cracks los conservó siempre en ese sitial.

Se trata del mejor y más inesperado regalo de fin de año para la gente de Boca, que de todos modos quiere agrandar la alegría con el retorno de Juan Román Riquelme. Aunque el ídolo aseguró que bajo ninguna circunstancia volvería a jugar para el club del que es hincha, si su deseo reeditarse como futbolista xeneize debería concretarlo y no quedar preso de aquellas palabras. Con el Virrey otra vez en Brandsen 805, las tribunas de la Bombonera esperan ahora la vuelta de JR; los hinchas de Boca saben que con Bianchi no hay imposibles.
(Foto: Telam.com.ar)

Patricio Insua
patinsua@gmail.com

martes, 11 de diciembre de 2012

La arena mediática, la conveniencia y la demagogia

Juan Román Riquelme y Julio César Falcioni habían  activado sus contactos mediáticos para marcar el terreno. El interés del ídolo no fue nítido, ya que aclaró que en ninguna circunstancia volvería a vestir la camiseta de Boca; el del entrenador, en cambio, perseguía la renovación de su contrato. Como punto común, ambos ostentaron sus logros en el club de la Ribera, sin equivalencias, claro, por lo que lógicamente significan uno y otro para los hinchas a partir de lo que realizaron. En tanto, Daniel Angelici, titular de la institución, se mantuvo en segundo plano. 

El desenlace fue la no renovación del vínculo de Falcioni después de dos años al frente del equipo. La dirigencia de Boca lo decidió por la desaprobación a la tarea del entrenador por parte del público que concurrió a la Bombonera en el último partido del torneo Inicial, ante Gogoy Cruz. En la conferencia de prensa realizada para dar a conocer la noticia, Angelici apuntó contra Riquelme de modo directo, como nunca antes, al asegurar que con una “cadena nacional”, como definió su múltiple exposición mediática, predispuso a la gente contra el técnico. 

La voluntad de los socios debe respetarse, ese es el mandato de los dirigentes. Sin embargo no deben caer en la demagogia de correr detrás de voluntades cambiantes ni proceder de un modo que no está en línea con sus convicciones. La conveniencia nunca es buena guía.

 Los logros de Falcioni en Boca son tan evidentes como que en el segundo semestre de este año el equipo estuvo lejos de su mejor versión y jugó mal en muchos partidos. La última imagen parece haber pesado más que el proceso global de dos años. 

Angelici sabe que necesita un golpe de efecto de suma contundencia y sólo podrá asestarlo con el regreso de Carlos Bianchi. Si logra que el Virrey vuelva a dirigir -algo que parece muy poco probable- el cambio seguramente implique una superación. Ninguno de los otros nombres que se barajan representa a priori un salto de calidad respecto de la conducción futbolística de la que prescidió. 
(Foto: Telam.com.ar) 

Patricio Insua 
patinsua@gmail.com

martes, 27 de noviembre de 2012

¿Boca prescinde de Falcioni?

Si bien algunas informaciones pueden estar contaminadas, los cronistas que cubren la actualidad de Boca coinciden, mayoritariamente, en que son escasas las posibilidades de Julio César Falcioni de continuar como entrenador. La Comisión Directiva que lidera Daniel Angelici aporta indicios en ese sentido: a dos fechas del final del torneo y a menos de 40 días para el vencimiento del contrato del técnico, no se trató una eventual renovación, pese a que meses atrás el presidente había dicho que la decisión se tomaría en octubre.

Las discretas actuaciones fueron más que las destacadas para Boca en el torneo Inicial, lo cual no le impidió llegar a 30 puntos cuando aún quedan seis por disputarse. Se instaló, desde algunos sectores, que el conjunto de la Ribera juega mal; algo válido por tratarse de subjetividades, de modos de apresiación. Pero difícilmente un equipo que juega mal pueda sumar 63 puntos en el año (podría llegar a 69), disputar la final de la Copa Libertadores y coronarse en la Copa Argentina.

Falcioni marcó claras diferencias con sus predecesores. Cuando llegó, la preocupación de Boca era engrosar el promedio y terminó reinstalándose en su lugar en el contexto del fútbol argentino y también recuperó protagonismo fronteras afuera.

Hubo un tema determinante, el alejamiento de la actividad de Juan Román Riquelme. Si bien ni el entrenador ni el talentosos mediocampista se refirieron públicamente al tema, se habló reiteradamente de un insalvable distanciamiento entre ambos. Si es difícil para un técnico encontrarse en contraposición con un ídolo, más complejo todavía es lidiar con el recuerdo dejado por la estrella. Como Gardel, que cada día canta mejor, las pisadas, asistencias y remates de JR cada vez parecen más excelsos.

La Comisión Directiva xeneize hace bien en buscar otro entrenador si percibe que la mayoría de sus socios demanda ese cambio. Los equipos de Falcioni tienen un techo, pero también ofrecen un piso elevado. Si finalmente se va, su sucesor deberá mantener ese piso y elevar el techo; no le será tarea fácil.
(Foto: Mundoxeneize.com.ar)

Patricio Insua
patinsua@gmail.com

martes, 6 de noviembre de 2012

Distante del mejor, pero lejos del apocalipsis

La Primera División del fútbol argentino es una liga de discreto relieve. A eso podría agregarse que su organización multiplica desaguisados y la estructura de los estadios no se condice con la magnitud de los eventos. Ahí no se terminan los problemas; la violencia, los dirigentes ineptos y las sospechas de negociados tampoco escasean. 

Pero en el plano del juego las carencias no parecen ser el prólogo de un apocalipsis futbolístico. Pese a ser los menos, hay  partidos interesantes, equipos con virtudes y otros con buenas intenciones (no siempre concretadas). Y, sobre todo, tampoco dejan de surgir futbolistas de calidad. 

Son excepcionales los campeonatos en los que no haya tres o cuatro equipos destacados y, bajo esa línea, dos o tres que esbocen buenos rendimientos. En el torneo Inicial, Newell`s, Vélez y Belgrano han tenidos buenas producciones en continuado. El equipo cordobés no alcanza el brillo de leprosos y fortineros, pero les da legítima pelea con menos recursos. Por detrás, Lanús y Godoy Cruz son conjuntos que persiguen una idea colectiva y protagónica; lo mismo que Colón, aunque un escalón por debajo. 

Ignacio Scocco, Lucas Pratto, Luciano Vietto, Lisandro López, Walter Erviti, Lucas Mugni, Lucas Melano, Ricardo Centurion, Leandro Paredes y Maximiliano Caire son algunos de los futbolistas con alta nota. Unos con más recorrido y otros en el tramo inicial de sus carreras, gestionan con pelota con destaque. 

Es cierto que los buenos equipos, los partidos atractivos, las jugadas finamente hilvanadas y los futbolistas con pulida técnica y decisiones correctas constituyen una minoría. Pero se trata de una minoría que no deja de reproducirse y que cada torneo se ratifica o genera nuevas expresiones. El fútbol argentino tiene limitaciones técnicas y tácticas, pese a lo cual ofrece aspectos interesantes y es la cuna de muy buenos futbolistas. 
(Foto: Telam.com.ar) 

Patricio Insua 
patinsua@hotmail.com

martes, 16 de octubre de 2012

El mejor de todos

Si Lionel Messi es lo que es, el mejor jugador del mundo y acaso el más destacado de la historia, se debe a méritos propios. Lo forjaron su talento, su espíritu competitivo y su coraje, ese que de adolescente lo hacía encerrarse en una habitación para clavarse las agujas de las jeringas que eran parte del tratamiento por un déficit de crecimiento. Pero también dio en el momento preciso con las personas indicadas para capitalizar su rango de futbolista de época. Bajo la tutela de Josep Guardiola se erigió en la máxima figura del equipo perfecto, el Barcelona, y con Alejandro Sabella como técnico de la Selección mostró su mejor versión vestido de celeste y blanco.

Las señales eran evidentes y Sabella, convencido de estar ante un irrepetible, las puso en concreto: a la camiseta número 10 le adosó el brazalete de capitán para ungir con el mayor simbolismo al futbolista alrededor del cual orbitaría su equipo. Una historia muy similar a la que en 1983 protagonizaron Carlos Salvador Bilardo y Diego Armando Maradona.

Ante Uruguay, en Mendoza, el rosarino jugó un partido inmaculado. Asediado por la marcación celeste, no perdió nunca la pelota y todos sus pases tuvieron por destinatario a un compañero. Mantuvo la paciencia y la vertical ante cada oriental que lo hostigó. Porque Uruguay es un destacado seleccionado, pero sin dominio de las acciones puede volver un equipo violento.

Apareció como un rayo ante un anonadado Fernando Muslera para abrir el marcador, cuando tras descargar en Ángel Di María fue a buscar con plena decisión el centro del zurdo del Real Madrid. Y sentenció el encuentro con un tiro libre por debajo del salto de la barrera que fue producto de su genio y del interés por mejorar, ya que mencionó que había visto, pocos días antes, goles del mismo modo de Ronaldinho y Pirlo. En medio, le dio un pase extraordinario a Di María, sin necesidad de acomodar el cuerpo y picando la pelota entre dos rivales, para el gol de Sergio Agüero. Los elogios no brotaron por tamaña muestra de jerarquía, no porque se le retaceen, si hasta los agota, sino porque ha naturalizado lo extraordinario. Su repertorio contempla las muy buenas jugadas, las excepcionales y las imposibles.

En Santiago frente a Chile enderezó un partido de inicio sinuoso para Argentina. Lo hizo con un golazo que incluyó una pisada memorable y una definición inapelable. Siempre fue la principal preocupación para la defensa trasandina y no por eso dejó de encontrar huecos en los cuales filtrase con habilidad y rapidez.

Desde aquel partido en Barranquilla, a finales del año pasado, la Pulga comenzó a ejercer un liderazgo integral; el futbolístico lo tenía hace rato, y a eso le adosó un carácter que si bien no dejará de ser reservado, tiene la fuerza suficiente para colocar a todos detrás de él.

Debutó como profesional hace ocho años y en menos de la mitad ya se mostraba como un futbolistas para todos los tiempos. Messi no estaba en deuda con la Selección, la Selección estaba en deuda con Messi. El crecimiento del equipo va generando el hábitat ideal para el mejor de todos.
(Foto: Telam.com.ar)

Patricio Insua
patinsua@gmail.com

martes, 9 de octubre de 2012

Newell´s, con jerarquía y pertenencia

Cuando el torneo Inicial dio cuenta de más de la mitad de sus 190 partidos, Newell´s marcha como líder mostrándose como el equipo de mejor juego colectivo. Único invicto del certamen, mantuvo su arco cerrado en ocho de sus diez presentaciones sin resignar nada en ataque, donde marcó menos goles de los que mereció.

Con sapiencia táctica y un gran despliegue físico, el conjunto rosarino tiene un ataque bien nutrido y dobla marcas en defensa. Es difícil encontrarlo mal parado, desprotegido o con los centrales en retroceso; y adelante sabe aprovechar el ancho de la cancha para hacerse profundo con diagonales y proyecciones que sorprenden. Newell´s juega bien porque ataca bien y defiende bien.

El jugador esencial dentro de ese esquema colectivista es Lucas Bernadi. El ex Mónaco es, a la vez, el primer defensor y el primer delantero. A los 35 años expone una amplitud de registros que le permiten dominar el juego con claridad. Es la compuerta que se abre y se cierra para administrar los recursos del equiopo.

La última línea dispone de un zaguero de lujo en Gabriel Heinze, uno de los jugadores más criticados en sus tiempos en la selección nacional. Destacarse en Europa, llegar a los clubes más encumbrados y disputar dos mundiales es un sitio reservado para pocos. El entrerriano demuestra que tiene sobrada calidad para destacarse en el ámbito doméstico.

Maxi Rodríguez, de un recorrido tan destacado como el de Heinze, volvió para comandar el ataque desde el sector izquierdo. Con buen despliegue y una pegada portentosa, concita la atención de los rivales y lo capitaliza con descargas que luego lo ven posicionarse para volver a ser receptor.

Bernardi, Heize y Maxi Rodríguez regresaron al club que los formó con la pasión rojinegra como motor. Pero si alguien se guió por el llamado del corazón ese fue Gerardo Martino. Después de haberse transformado en un técnico muy codiciado por lo hecho en el seleccionado paraguayo, el Tata dejó de lado varias ofertas muy tentadoras en lo deportivo y algunas que parecían irresistibles desde lo económico para volver al club donde la idolatría llegó a tal punto que la tribuna local del estadio Marcelo Alberto Bielsa lleva su nombre.

Martino amasó un equipo dinámico, de movimientos aceitados y con una malla táctica que permite la sorpresa ensayada y la de la impronta individual. Lo consiguió por contar jugadores inteligentes y aplicados para llevar a cabo una forma de jugar que requiere una rápida y correcta lectura de cada una de las distintas instancias que se presentan en un mismo partido.

Newell`s se encamina con firmeza al mejor desenlace en un torneo del que aún no se sabe bien si tendrá un campeón, semicampeón o precampeón. Pero esa es otra cuestión, el formato de la temporada le es ajeno al equipo de Martino, que un fin de semana tras otro expone un juego integral con los hombres que pasearon su jerarquía por el mundo y regresaron a su lugar de pertenencia.
(Foto: Telam.com.ar)

Patricio Insua
patinsua@gmail.com

martes, 25 de septiembre de 2012

El Camp Nou se prepara para recibir al cuarto elemento

Barcelona tiene al mejor jugador del mundo, Lionel Messi. Tal vez sea el mejor de la historia, debate abierto que aún no encuentra sentencia definitiva. De lo que sin dudas puede jactarse el conjunto catalán es de contar con la mejor sociedad futbolística que se haya visto, la que componen el rosarino, Iniesta y Xavi.

El póker de ases se concretará con la llegada de Neymar a Catalunya. Luis Alvaro de Oliveira, presidente del Santos, club propietario del pase del paulista de 20 años, reconoció que la máxima figura del fútbol brasileño seguirá su carrera en el Barça a partir de un acuerdo que desde hace tiempo existe entre ambas instituciones. Su arribo no tiene fecha fijada, podría ser al inicio de la próxima temporada o tras el  Mundial de 2014.

Messi y Neymar son los dos futbolistas más habilidosos y electrizantes del planeta, pero la supremacía del argentino como el mejor de todos no resiste discusión. La Pulga es un jugador integral y maduro, con una visión del juego que lo hace tomar siempre la decisión apropiada cuando no parece haber tiempo ni espacio para hacerlo. El crack brasileño nada tiene que envidiarle en lo que refiere a la maestría del engaño para que la pelota sea ajena a los rivales, pero es eminentemente individualista.

El elenco blaugrana sigue con su fútbol total; no perdió brillo, ocurre que hizo corriente lo extraordinario. Sin Josep Guardiola en la dirección técnica el equipo mantiene su fisonomía. Aunque no es el mismo; lógico al perder a un entrenador de tal estirpe. El equipo mantiene sus rasgos distintivos porque el trabajo de Pep fue el presente de ayer y el legado de hoy.

La estructura sin igual de la filosofía deportiva del Barcelona es el sitio en el cual deberá insertarse Neymar. Y no debería tener problemas en hacerlo. Junto al Mediterráneo terminará de erigirse en figura mundial si asimila los conceptos de una escuela futbolístoca que marcará una época. El Camp Nou espera al cuarto elemento.
(Foto: Afootballreport.com)

Patricio Insua
patinsua@gmail.com 

martes, 28 de agosto de 2012

El último vuelo del Pájaro

El eco de aquellos dos gritos en Italia 1990 todavía resuena. Los festejos ante Brasil, en cuartos de final, y frente a los dueños de casa, en semis, son dos de los goles más festejado en la historia del futbol argentino. A partir de esa Copa del Mundo, la última antes del Big Bang de los medios masivos de comunicación, Claudio Paul Caniggia se ganó un lugar eterno en el cuadro de honor de la selección nacional al ser protagonista estelar de los dos mayores golpes que dio Argentina en los Mundiales.

A los 45 años, Cani se dio el gusto de hacer una nueva incursión futbolística. Fue en el Wembley FC, de la novena división de Inglaterra, para participar de la FA Cup, el certamen más antiguo del fútbol. Su anterior experiencia como profesional había finalizado en 2004, tras una temporada en Qatar, a donde había llegado proveniente de la Premier League de Escocia.

Fueron apenas dos partidos, ante Uxbridge y Langford, en los que regaló un gol, pases entrelineas y sus clásicas corridas en diagonal, encorvado, ya sin aquella carrera electrizante pero con una velocidad aún sorprendente.
"Corren, los chicos de 20 o 25 años corren mucho. Y acá no puedo quedarme parado adelante esperando que me tiren la pelota. No es tan sencillo, aunque me mantengo bien físicamente. Pero a este nivel estoy para jugar decentemente durante sesenta minutos", manifestó el tres veces mundialista.

Caniggia volvió fugaz, el Hijo del Viento pasó como una brisa fresca. La tarde de Turín y la posterior noche en Nápoles de hace más de dos décadas apareció con la puntualidad reservada sólo a unos pocos elegidos. Antes del último Mundial en que la selección disputó instancias determinantes ya había mostrado su valía y después también expuso su talante de futbolista de época. Decidió reglarse un breve regreso; porque el viento es viejo, pero todavía sopla.

Patricio Insua
patinsua@gmail.com 

martes, 14 de agosto de 2012

Los chicos atrás

Ardía el Morumbí, como una semana antes había sido un hervidero el Parque de la Independencia. Corría el año 1992 y para las finales de la Copa Libertadores, ante el San Pablo de Telé Santana, Marcelo Bielsa repetía la zaga central que había llevado a Newell´s hasta esa instancia del campeonato: Fernando Gamboa y Mauricio Pocchettino. Tenían 21 y 20 años, respectivamente. Además, en el carril izquierdo se ubicaba Eduardo Berizzo, quien con 22 años había asumido la responsabilidad de patear el penal con el cual el equipo rosarino se había impuesto 1-0 en el partido de ida.

Dos décadas más tarde y en el contexto de un fútbol doméstico de discreta calidad, técnicos y directivos no están dispuestos a confiar en los juveniles formados en las divisiones inferiores. La histeria de un fútbol urgente busca su reaseguro en profesionales de mayor rodaje. Contratos más onerosos y descapitalización son el precio que pagan los clubes por el temor de los conducen y la impaciencia de los que llenan los estadios.

En su debut en el torneo Inicial, Independiente formó su última línea con tres de cuatro defensores mayores de 34 años: Eduardo Tuzzio (38), Cristian Tula (34) y Claudio Morel Rodríguez (34). Además fueron titulares Hilario Navarro (31), Roberto Battión (30), Víctor Zapata (33), Ernesto Farías (32) y Luciano Leguizamón (30). El contrapunto del equipo senior era el banco de suplentes, donde aguardaban Diego Rodríguez, (23), Leonel Galeano (21), Fabián Monserrat (19), Federico Mancuello (23), Martín Benítez (18) y Patricio Vidal (20).

Leandro González Pirez y Germán Pezzella se destacaron en las selecciones juveniles y desde los pasillos del Monumetal emana hace tiempo una alta consideración para ambos. Pero sus oportunidades en el primer equipo millonario fueron escasas. Y lo seguirán siendo. En el mercado de invierno, River decidió gastar más de 8.000.000 de pesos en adquirir el 60 por ciento del pase de Jonathan Bottinelli. Además sumó a Gabriel Mercado para ubicarlo en una posición en la que Luciano Abecasis se había destacado en el ascenso. Si bien la diferencia de edad entre uno y otro no es sustancial (25 a 22), el futbolista formado Racing no llega a Núñez para cambiar la ecuación desde el lateral derecho.

En Boca, los juveniles son un recurso lejano para Julio Cesar Falcioni. Ante cada necesidad no ya de un titular sino de una alternativa, la búsqueda estuvo afuera. Así, Sebastián Dángelo, Orlando Gaona Lugo, Juan Sánchez Miño y Exequiel Benavidez, entre otros, vieron reducidas sus oportunidades. Desde la institución de la Rivera fueron negociados en los últimos años varios centrales jóvenes con buenas aptitudes (Sauro, Forlín, Muñoz, Silvestre, Cahais) y hoy esa posición es ocupada por Rolando Schiavi, a quien la dirigencia xeneize le renovó el vínculo a seis meses de cumplir 40 años. Sumó para ese sector a Guillermo Burdisso y Lisandro Magallán, dos jugadores en el tramo inicial de sus carreras, pero lo hizo a un alto costo económico.

Con una etiqueta inconfundible, Argentinos Juniors generó en su cantera a la mayoría de los mejores volantes centrales del fútbol nacional en últimas décadas. El año pasado hicieron su presentación en el Bicho Matías Laba y Gaspar Iñiguez. Técnicos para administrar la pelota y criteriosos en los desplazamientos, se destacaron como clásicos número 5 y también se unieron en un destacado doble pivote central. Sin embargo, la institución de la Paternal contrató para el torneo Inicial a Alejandro Capurro, de 31 años. En la derrota del debut ante Vélez, Laba, de 20 años, e Iñiguez, de 18, vieron el encuentro desde el banco de suplentes. La contratación del exjugador de Colón y Gimnasia, titular en Liniers, atenta contra la actualidad y el futuro de Argentinos y es una negación de su historia.

Distinta por oposición fue la apuesta del Fortín. El conjunto dirigido por Ricardo Gareca se floreó a partir de un mediocampo con un promedio de edad de 20 años y seis meses, compuesto por Agustín Allione (17), Francisco Cerro (23), Ariel Cabral (24) y Brian Ferreira (18). Siempre Vélez es una sana excepción.

Estudiantes, por su parte, le abrió las puertas al regreso de Agustín Alayes. Tras su mala experiencia en River, en el Nacional B, el zaguero meditaba el retiro, decisión que postergó tras el llamado de Banfield. En sur del Gran Buenos Aires no se despegó del desastroso torneo hecho por un equipo que se arrojó a un descenso estrepitoso. A los 34 años y sin destaque en las pasadas tres temporadas, el conjunto platense se fijó en él. Estuvo desde el inicio Estuvo desde el estreno ante Tigre, mientras que Matías Sarulyte, categoría 1989 y quien se afirmaba en el Clausura, fue relevo.

Pese a las falencias existentes en el fútbol de base, las divisiones inferiores, la aparición de juveniles con buenas condiciones se mantiene. Pero una vez promovidos al fútbol profesional la consideración es escasa. Cuando los triunfos son esquivos, entrenadores y dirigentes son los primeros apuntados por la exigencia de los hinchas; por eso unos reclaman contrataciones y los otros las concretan. Así, el primer blanco del descontento son los jugadores experimentados, que año tras año, con los mismos colores o una nueva camiseta, se mantienen sin perder su lugar cada fin de semana. Mientras tanto, los chicos esperan atrás. (Foto: Telam.com.ar)

Patricio Insua
patinsua@gmail.com 

martes, 31 de julio de 2012

Sin compromiso no hay tecnología que alcance

El fútbol argentino lleva décadas a merced de los violentos. Los barrabravas crecieron orgánicamente al abrigo de connivencias políticas, judiciales, policiales y dirigenciales, transformándose en ley de las tribunas. Una vez más aparece la promesa de desterrarlos. En la víspera del torneo Inicial, la Casa Rosada fue escenario de un nuevo anuncio para combatir la violencia en fútbol, para sanear una expresión medular de la cultura popular nacional.

Nada menos que Cristina Fernández de Kirchener, presidenta de la Nación; Florencio Randazzo, ministro del Interior y Transporte, y Julio Grondona, vitalicio presidente de la AFA, encabezaron la presentación de un sistema biométrico destinado a identificar a las personas impedidas concurrir espectáculos deportivos. El software desarrollado por la cartera a cargo de Randazzo se implementará con 100 aparatos que manejarán en Ministerio de Defensa y Seguridad y la AFA, el cual permitirá conocer los antecedentes de cada persona a partir de sus huellas digitales.

Cuesta imaginar, por ejemplo, a los efectivos de la Policía Bonaerense invitando a los barrabravas a dejar sus impresiones para saber si pueden o no ver un partido. Cada prohibición y control impuesto en los estadios ha sido ignorado sin dificultad por los violentos que operan en conjunto.

Como ahora esta medida y el latente padrón de hinchas ideado por la AFA, antes fueron las entradas magnéticas, los molinetes, las cámaras de seguridad y el derecho de admisión. Ningún sistema funciona por sí mismo, por más moderno y eficaz que sea; requiere el compromiso de los que lo ponen en marcha. Mientras los barrabravas sigan hablándole igual a igual a quienes deberían hacerles cumplir la ley, no habrá avance que los destierre.
(Foto:Notio.com.ar)

Patricio Insua
patinsua@gmail.com

martes, 17 de julio de 2012

Tinelli y la institucionalidad de San Lorenzo

En las últimas dos décadas nadie ha sido más influyente en San Lorenzo que Marcelo Tinelli. Jamás ocupó un cargo directivo y su único vínculo institucional con el club, más allá de  ser socio, estuvo referido al departamento de marketing en un breve período. Sin embargo, las decisiones futbolistas más trascendentes han estado referidas a su voluntad o consejo.

El aporte del exitoso empresario televisivo se circunscribe al aspecto económico. Efectivizó pagos de premios por objetivos alcanzados y sumó futbolistas, varios de ellos de alta jerarquía. Esos jugadores fueron acercados con el costo de importantes honorarios a cargo del club, que muchas veces actuó apenas como vidriera, siendo convidado de piedra en posteriores transferencias.

La financiación del plantel profesional es un elemento central en los clubes de fútbol, pero no se trata de lo único. Un proyecto integral debe estar apoyado sobre bases sólidas, vinculadas a la atención y los beneficios para los asociados, las actividades amateurs, la infraestructura, las divisiones inferiores y el ordenamiento contable, al cual los aportes de Tinelli no contribuyeron. Una entidad sustentable no se construye sólo con el paso de jugadores de renombre.

La institucionalidad de un club centenario y señero del fútbol argentino como San Lorenzo no puede ser obviada. Marcelo Tinelli decidió no participar de la vida política azulgrana, aunque adelantó con continuará acercando futbolistas. Será entonces tarea de la Comisión Directiva limitar su accionar a ese aporte, documentándolo con claridad y asociándose en las ganancias y las pérdidas. Las decisiones deberán estar solamente en manos de quienes hayan sido elegidos por los socios para conducir el club. Probablemente el conductor se impondría en elecciones, pero no es algo que haya sucedido y esa suposición no alcanza para darle de hecho un mandato que la masa societaria no le entregó.

La organicidad de San Lorenzo en tanto sociedad civil sin fines de lucro es la que debe primar; su orden estatutario no puede situarse detrás de ninguna persona. (Foto: Elonce.com)

Patricio Insua
patinsua@gmail.com

martes, 10 de julio de 2012

Riquelme, su verdad y las interpretaciones

“Le comuniqué al presidente que no voy a continuar. Amo a este club, voy a estar agradecido por siempre con la gente de Boca. El compromiso que tengo es muy grande, pero me siento vacío y no tengo nada más para darle al club. Estoy agradecido, a mis compañeros, al cuerpo técnico y a los dirigentes. Es una decisión mía. Yo no puedo jugar a la mitad. Llevo 16 años en el fútbol. Llegué a lo máximo, pensé que no iba a jugar una final de Copa nunca más. Ahora sólo quiero ir a mi casa, abrazarme con mis hijos y comer asado con mis amigos”.

La voz entrecortada de Juan Román Riquelme cerraba así su tercer ciclo vestido de azul y oro. Los periodistas que se encontraban en la antesala del vestuario visitante del estadio Pacaembú eran testigos de una noticia que eclipsaría incluso la derrota de Boca en la final de la Copa Libertadores.

Pese a sus dichos, las interpretaciones de la prensa recorrieron dos caminos, ambos a partir de la suposición del descontento del ídolo xeneize. Por un lado, se especuló con una ruptura con el entrenador, y, por otro, con el presidente. De ningún modo fueron lógicas infundadas, porque Riquelme ha tenido marcadas diferencias con Julio César Falcioni y con Daniel Angelici.

El número diez y el DT han expresado públicamente y en la cancha –uno con su juego, el otro con la disposición de sus equipos- distintos modos de entener el juego. Se trató entonces de una conveniencia forzada, muy friccionada en la llegada del entrenador y más llevadera con el paso del tiempo. Más o menos ríspida, nunca fue una relación basada en la confianza.

En tanto, Angelici renunció en su momento a la tesorería de la institución en desacuerdo con el contrato que se le había ofrecido al jugador, el mismo vínculo que ahora como presidente desea que cumpla. El futbolista había dicho en la campaña electoral que se quedaría en el club si Jorge Amor Ameal continuaba al frente de la Comisión Directiva, pero que no sabía qué haría ante un cambio de autoridades. La mirada que le dirigió Angelici segundos antes del anuncio de su partida no es posible entre dos personas a buenas.

Pero lo concreto es que las palabras de Riquelme no apuntaron ni al técnico ni al presidente. Contrariamente, les agradeció. De haberse sentido a disgusto con alguien, lo hubiese expresado, como lo hizo nada menos que con Maradona y en la Selección.

A lo largo de su carrera ha sido muy valiente dentro y fuera de la cancha. Callarse o mandar a decir no va con él. Lo que hayan afirmado quienes se jactan de ser sus confidentes correrá por su cuenta, tanto como las elucubraciones de los intérpretes de los medios. Riquelme puntualizó en el desgaste mental y físico, el mismo que lo hizo jugar poco en las pasadas temporadas. Esa fue su verdad, la única que cuenta.
(Foto: Telam.com.ar)

Patricio Insua
patinsua@gmail.com 

martes, 3 de julio de 2012

Festejos impensados

El Monumental explotó en un grito unísono con las lágrimas y las enloquecidas carreras de los protagonistas. La algarabía hasta derivó en festejos en el Obelisco. Días más tarde, el pueblo azulgrana rebalsó su estadio con una colorida fiesta y una efervescente celebración posterior. El cierre de la temporada 2011-2012 dejó las postales de los festejos de River y San Lorenzo. Pero no fueron por haberse quedado con el Clausura o la Copa Libertadores. Muy por el contrario, el Millonario desgarró gargantas por el ascenso a la primera división y el Ciclón emocionó a los suyos a partir de la permanencia en el círculo privilegiado.

Hasta la última de las 38 fechas de la primera B nacional tuvo que penar River para volver a Primera. Impuso su peso específico y la jerarquía individual del plantel más rico de la categoría para compensar su colectivismo anémico. Lo despertó de la pesadilla que duró un año el triunfo frente a Almirante Brown y fue entonces cuando todo River reeditó festejos de verdadera gloria para el logro más pequeño de toda su historia.

Pero saberse otra vez en el lugar que le es propio no trajo paz en Núñez. Daniel Passarella, Matías Almeyda, Chori Domínguez y Fernando Cavenaghi concitaron la atención mediática por la salida del club de los dos futbolistas. El presidente, el entrenador y los dos emblemáticos jugadores protagonizaron una historia sin buenos y repleta de medias verdades. Entre miserias y con River de rehén, también tuvo un actor con un apellido dorado en la historia riverplatense: Sívori. Néstor, hijo del legendario y desaparecido Cabezón, es el representante de Domínguez y Cavenaghi.

San Lorenzo llegó a la última fecha de la temporada con el objetivo de pelear por la permanencia en una reválida. Estuvo a 60 minutos de irse al descenso directo; lo salvó la desastrosa campaña de Banfield. Conservó su lugar tras imponerse en la Promoción ante Instituto. En el partido de vuelta ante los cordobeses, el Nuevo Gasómetro lució con una euforia y una concurrencia como hacía mucho tiempo no se lo veía. El Ciclón, que supo de la penuria del descenso, celebró a rabiar no caerse de la primera división.

En el instante en que terminó el partido, la gente insultó a la Comisión Directiva liderada por Carlos Abdo. Vibró con el festejo que menos hubiese imaginado al iniciarse la temporada y luego condenó el proceder de amparar barras, romper con la institucionalidad, desproteger a Leonardo Madelón, no haber reparado los destrozos en una tribuna pasados dos meses del temporal que la daño y el desmanejo que colocó al club en una posición de absoluta vulnerabilidad.

Mientras River festejaba el ascenso a la primera división y San Lorenzo el hecho de haberse mantenido ahí, el cuadro surrealista del fútbol argentino lo completó la consagración de Arsenal de Sarandí, alzándose con el título del Clausura 2012. Un final de temporada con celebraciones particulares, impensadas en otros tiempos.
(Foto: Telam.com.ar)

Patricio Insua
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martes, 26 de junio de 2012

River concluyó el suplicio del peor año de su historia

El dolor lo acompañó, punzante, a cada paso de su tortuoso camino y la angustia, persistente, se mantuvo contenida. La sublimación de ambos pesares quedó expuesta en las lágrimas de Matías Jesús Almeyda una vez consuma la obra que se le había encomendado: la de devolver a River a la primera división. Sí, un objetivo que hubiese resultado inverosímil años atrás. Después de haber sufrido el descenso y transitar por la B nacional con mayores dificultades que las que podían esperarse, el equipo más veces campeón del fútbol argentino regresó a su ámbito de pertenencia.

El partido de la consagración, ante Almirante Brown -en un Monumental que recibió la patética sanción de la inhabilitación de una tribuna tras un asesinato- mostró a un conjunto tan fuera de línea como a lo largo de casi todo el torneo. River siempre fue más sus individualidades que un equipo. Nunca dejó de intentarlo y los constantes movimientos en la formación inicial fueron la muestra, pero Almeyda, en su primera experiencia como DT, no logró ensamblar un elenco de dinámica colectiva.

El peso psicológico y surrealista de medirse en el ascenso le pesó muchísimo, a tal punto que River se olvidó de que era River y magnificó un torneo con las complejidades lógicas de una competencia prologada y geográficamente extenuante. Era un certamen de segunda división, para un plantel de lujo y un estadio con 50.000 hinchas en cada partido.  Todos los rivales se le pararon delante como si se tratase de una final, sin dudas; nada nuevo bajo el sol, así ha sido siempre a lo largo de su riquísima historia.

En el receso del meridiano del torneo, River incorporó a Leonardo Ponzio y David Trezeguet. Ninguno de los dos parecía necesario en posiciones bien cubiertas, y en el caso del francés pesaba la prejuiciosa idea de recurrir a un jugador con las piernas ya agotadas. Pero los dos se erigieron en elementos importantes para el ascenso, el ex Newell´s desde su polifuncionalidad, entrega y sabiduría táctica, y el galo constituyéndose con sus goles, jerarquía e inteligencia en el elemento más determinante del equipo. Si en su llegada se creía que Trezeguet necesitaba a River sólo para decorar una carrera superlativa con el gusto de jugar con la camiseta de sus amores, fue River quien necesito de Trezeguet para regresar a Primera.

Se acabó el largo y doloroso peregrinaje de River; llegó al lugar del que jamás pensó que se iría. No deberá olvidarse de José María Aguilar y Mario Israel, quienes destrozaron uno de los nombres medulares y más pesados de la historia del fútbol nacional. Tras la resurrección, será tiempo de la reconstrucción.
(Foto: Telam.com.ar)

Patricio Insua patinsua@gmail.com  

martes, 19 de junio de 2012

Tigre expone al ridículo

El domingo Tigre puede ser campeón. El domingo Tigre puede quedar condenado a la promoción y como posterior consecuencia descender. El domingo Tigre puede dar la vuelta olímpica y luego perder la categoría. El domingo Tigre puede concretar el mayor ridículo deportivo de la historia de la Primera División.

El conjunto dirigido por Rodolfo Arruabarrena desnudó como nunca antes la improvisada organización del fútbol argentino. No había legislación sobre qué hacer si el campeón quedase además condenado por los promedios y la AFA debió colocar un parche a una fecha del final de la temporada. No es posible encontrar un sinsentido mayor que el de un equipo que logre el título y pierda la categoría.

Si los promedios no desaparecen después de este episodio, serán para siempre. Actúan a destiempo porque protegen cuando no deberían hacerlo y condenan con retroactividad. Tigre debió descender en la temporada 2009-2010 y de ningún modo lo merece este año, pero mantuvo su lugar hace dos años y ahora pena para no caerse del círculo privilegiado del fútbol argentino.

En caso que el Matador de Victoria consiga el título, lo habrá logrado con un merecimiento inobjetable; a lo largo de todo el torneo fue un equipo que arriesgó y mostró virtudes bajo la presión de tener que engrosar su promedio persiguiendo a todos desde la última posición. Si cae al Nacional B con el centro de campeón argentino será un desatino sin precedentes.
(Foto: Talam.com.ar)

Patricio Insua
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martes, 12 de junio de 2012

El peregrinaje del regreso y el propio empequeñecimiento

El descenso de River era inimaginable, pero la cadena de desatinos en Núnez hizo realidad la peor pesadilla. Desde entonces, lo esperable era el desfile futbolístico en un torneo de ascenso. Nada de eso. Otra vez lo que no parecía posible ocurrió: el tránsito por el Nacional B del club más veces campeón de Primera División es portentosamente traumático.

Bajo la dirección técnica de Matías Jesús Almeyda volverá al círculo privilegiado del círculo nacional. Es líder del certamen con 70 puntos y se asegurará el regreso a su lugar natural si el próximo fin de semana, en la anteúltima fecha de la temporada, derrota a Patronato, en Santa Fe. Pero no será un motivo de festejo, ni siquiera un desahogo; se tratará del final de un suplicio deportivo.

El componente anímico es relevante en el juego, pero para el Millonario se trata de un cepo mental. Liberado espasmódicamente y atrapado en un síndrome vertiginoso, avanza a los tumbos y por su peso específico. No son pocos los hinchas a los que debe menguarles el pulso al imaginar qué hubiese pasado sin la llegada de David Trezeguet a mitad de campeonato. El francés campeón del mundo aportó como ningún otro tranquilidad, jerarquía, goles determinantes y disposición colectiva en un equipo que siempre fue más sus individualidades que un conjunto.

River, por sí mismo, decidió reducirse. Siendo uno de los dos gigantes del país, entendió que no podía diversificarse en dos competencias y sólo atendió una. A tal punto llegó River que consideró que el torneo de segunda división es todo su universo. Así, en la semifinal de la Copa Argentina (como en las instancias previas) puso a un equipo alternativo. No tomó nota de su grandeza, su popularidad en todo el país en un torneo disputado en distintas provincias, del importante beneficio económico, ni de la posibilidad de ganarlo para regresar al plano internacional, del cual también se cayó. Lo paralizó un solo torneo, el Nacional B. No se trataba del Clausura y la Libertadores, sino la segunda categoría y un torneo novel. Pero a River le pareció demasiada carga.

Así se prepara para el ascenso, un objetivo inverosímil para su historia. Buscará un instante de paz entre tanto sufrimiento dado por la continuidad de desatinos iniciados en la cabeza de sus dirigentes y expandidos hasta los pies de sus futbolistas. Intentará, traumas mediantes, volver a ser lo que fue. (Foto: Telam.com.ar) Patricio Insua patinsua@gmail.com

martes, 5 de junio de 2012

Messi enamora hasta a los descorazonados

La versión de Lionel Messi en el Barcelona no encontraba correlato en la selección argentina. El descollar constante con el conjunto catalán mutaba en chispazos vestido de celeste y blanco. Pero el crack rosarino siempre fue el punto más alto de los suyos; en el mejor equipo de la historia y en un conjunto errático por carencias colectivas. El contexto, indefectiblemente, condiciona.

Argentina nunca será el Barça, algo difícil de entender para muchos pero que Messi comprende y asimila para actuar en consecuencia. Sabe del edén de allá y el barro de acá, y está dispuesto a cambiar las alas por las botas en cada ocasión sin dejar en el camino el talento que lo hace el mejor de todos.

El aceitado esquema culé se alimenta en el trabajo del día a día y en una filosofía de juego forjada a través de los años desde la Masía hasta el primer equipo. El conjunto nacional es, en cambio, un ámbito esporádico (no por eso sin sentido de pertenencia), más apoyado en lo individual que en la función de conjunto desde que los distintos entrenadores que se han sucedido se limitaron a ser seleccionadores.

Los cuestionamientos que jamás surgieron en Europa proliferaban por estas latitudes. Se le exigió que por sí mismo mejorase a un equipo que arrastra años de frustraciones y carencias. Y lo hizo en buena medida, pero nunca parece alcanzar. Los cracks mundiales se han elevado siempre a tal rango en equipos de estirpe, en cuadros que pasaron a la historia junto con sus proezas individuales.

Pero Messi es, además, un talento tozudo; un futbolista con el amor propio necesario para ir siemrpe más allá. Entonces ganó el genio deslumbrante, el fulgurante brillo de cada una de sus intervenciones, la electricidad que corre por cada espectador cuando él toma la pelota. No podía ser de otra manera. Los incrédulos fueron cada vez menos después de cada partido del elenco nacional. El segundo tiempo ante Colombia y el partido frente a Ecuador, ambos por Eliminatorias, marcaron un quiebre; en Messi y en la gente. La Pulga ya enamora hasta a los descorazonados.
(Foto: Telam.com.ar)

Patricio Insua
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martes, 29 de mayo de 2012

El último concierto

El Vicente Calderón, como escenario, y el Athletic de Bilbao, reducido a un mero partener, fueron testigos de la última función de la sinfónica futbolística dirigida por Joshep Guardiola. La final de la Copa de Rey se trató de un asunto de apenas 24 minutos; ese fue el tiempo que el Barcelona necesitó para ponerse 3-0 y mutilar las ilusiones del conjunto vasco dirigido por Marcelo Bielsa. Una vez más, el elenco blaugrana liquidó a su oponente con una deliciosa combinación de toques, rotación, verticalidad, presión y goles.

Nunca el juego ha sido tan bello y eficaz como el que produjo el Barça en las cuatro temporadas bajo la dirección técnica de Guardiola, quien sólo había tenido una experiencia como entrenador, en el filial del club. Técnica y táctica, talento y músculo, libertades y orden, control y verticalidad, rotación y presión, desprendimientos y relevos, toque y marca. Conjugó conceptos en lugar de oponerlos. Con esa amplitud forjó el mejor equipo de la historia.

Lanzarse a la dirección técnica no fue una aventura para Guardiola, fue un proceso meditado, de estudio y preparación. Se reunió con distintos técnicos, entre ellos, los argentinos Bielsa, César Luis Menotti y Ricardo La Volpe. La escuela barcelonista con su impronta holandesa y, en el mismo sentido, haber estado bajo las órdenes de Johan Cruyff fueron los elementos esenciales del bagaje de Guardiola.

Contó con la mejor sociedad futbolística que se haya visto, la que componen Lionel Messi, Xavi y Andrés Iniesta. No le faltaron otros cracks y jugadores por encima de la media, pero jamás descansó en el talento individual. Multiplicó el trabajo y elevó el nivel de exigencia de lso mejores. Voraz, nunca dejó de ir más. Continuamente propuso variantes para esquivar la previsibilidad; probó con defensas de tres y cuatro hombres, con un centrodelantero de talla y sin referencia de punta. La nutrida distribución de mediocampistas con alta capacidad técnica y la obsesión por la tenencia de la pelota fueron los cimientos inamovibles.

Es coherente y valiosa la determinación del Barcelona de elevar a Tito Vilanova de ayudante de campo a técnico principal. Sin embargo, la continuidad será sólo parcial; considerar que no se trata de un ciclo terminado sería subestimar a Pep Guardiola, ese enorme técnico que el fútbol ya extraña.
(Foto: Marca.es)

Patricio Insua
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martes, 22 de mayo de 2012

Un cambio que no mejora

Sin ser una de las cuestiones de fondo del fútbol argentino, el formato de disputa del torneo de Primera División ameritaba una revisión. Una competencia que define al campeón en 19 partidos, a los clasificados al plano internacional en 38 y a los descendidos en 114, 76 o 38 necesitaba uniformar criterios. El cambio llegó, pero la mejora no. La Asociación del Fútbol Argentino anunció que a partir de la próxima temporada sólo habrá un título por año, tres descensos, eliminación de las promociones y modificación del ingreso a las copas Libertadores y Sudamericana. Sin embargo, el formato elegido dista mucho de ser el mejor.

Si resulta bueno que haya un único campeón por temporada, el modo de determinarlo es endeble. Se mantendrán los torneos cortos, que cambiarán sus denominaciones por Inicial y Final, y los ganadores de cada uno de ellos se enfrentaran en un único partido, en cancha neutral, para definir al campeón. La legitimidad sería mucho mayor en un torneo de 38 fechas, todos contra todos en partidos de ida y vuelta. La definición elegida repite la utilizada y descartada en 1991, cuando Boca y Newell´s, ganadores de los dos torneos del año, se enfrentaron mano a mano para que los rosarinos, dirigidos por Marcelo Bielsa, se quedasen con el título. La diferencia es que aquella vez se disputaron dos choques, en las canchas de cada uno de los rivales.

Los descensos serán tres en forma directa en lugar de dos, pero no se disputarán más las promociones luego de más de una década de reválidas. Eso sí, los promedios seguirán inalterables. Si hacen inobjetable la pérdida de la categoría para los clubes que llevan tres o más temporadas en Primera al consumarse tras no menos de cuatro malos campeonatos, se trata de un sistema anacrónico, que protege y castiga a destiempo. El caso paradigmático es el de Tigre, conjunto que mereció descender cuando mantuvo la categoría sin problemas y que ha hecho más que nadie para mantenerla ahora que pena por la permanencia. Además, los promedios siempre implicarán una desventaja inicial muy marcada para los recién ascendidos.

En lo que hace a la clasificación al plano internacional, es positivo que se diversifiquen los equipos participantes en cada certamen. A la Libertadores accederán los primeros de cada torneo, el conjunto mejor ubicado en la temporada, el campeón de la Copa Argentina y quien más avance en la Sudamericana, copa a la que accederán quien se quede con el título y los cinco equipos más encumbrados en la tabla anual que no participen en la Libertadores.

Se imponía un torneo anual de 38 fechas, con un campeón luego de haber jugado contra todos los equipos como local y visitante, clasificándose a la Copa Libertadores los equipos ubicados entre la segunda y la sexta colocación, a la Sudamericana los que finalicen entre el séptimo y el undécimo lugar y cayéndose del círculo privilegiado del fútbol nacional los tres últimos, sin promedios. Una única tabla para definir todo. Con 14 ubicaciones que dirimieran algo, cada uno de los 20 equipos tendría su lucha hasta el final. Muchas veces lo más sencillo es también los más justo y efectivo.
(Foto: Argentinadeportiva.com)

Patricio Insua
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martes, 15 de mayo de 2012

Malos hábitos

Hay conductas, tan extendidas como reprochables, que hacen que los protagonistas no puedan más que avergonzarse. Y es porque las saben inadecuadas, pese a la habitualidad, que entonces las niegan; por pudor. Abundan en el fútbol argentino. Pero el tiempo, prolongado en algunas ocasiones y breve en otras, hace que muchas veces las circunstancias sean reconocidas.

En una nota concedida a radio La Red, Walter Erviti reveló que fue en octubre de 2010 cuando en una pausa de un entrenamiento Julio César Falcioni se le acercó y le adelantó: “Voy a dirigir a Boca y quiero que vengas conmigo”. La práctica era en Luis Guillón, cuando ambos estaban en Banfield.

Los dirigentes xeneizes se habían puesto en contacto con el entrenador cuando este se encontraba en el club sureño y ambas partes acordaron el vínculo para su llegada al club de la Ribera. Tan avanzado estaba todo que se pusieron a trabajar conjuntamente en los refuerzos y así el marplatense supo que su futuro no estaría en Peña y Arenales.

Pero todavía faltaba mucho para que finalizase el torneo que disputaban con el Taladro. No sería justo dudar del profesionalismo de Falcioni y Erviti y arriesgar que porque veían su horizonte próximo pintado de azul y oro no se abocarían plenamente al club que los empleaba. Pero lo cierto es que desde aquel octubre hasta el final del torneo Apertura, con el conductor táctico en el banco y el líder futbolístico en la cancha, Banfield ganó un partido de once y obtuvo siete puntos de 33 posibles.

El proceder de Boca, Falcioni y Erviti desató la novela de los primeros días de 2011. El jugador utilizó los peores métodos para irse de Banfield, con presiones, ausentándose de la pretemporada y con declaraciones públicas apuntándole a los mismos dirigentes que pocos meses antes le habían ofrecido un jugosísimo contrato que firmó con plena satisfacción. Todo era parte de una actuación premeditada, porque Erviti, como él mismo lo reconoció, sabía desde octubre que buscaría su salida, como fuera.

Más que un deporte y un espectáculo, el fútbol es una industria sin chimeneas y los intereses que los mueven no tienen escrúpulos. Los actores principales podrían adecentar el negocio; está en sus manos hacerlo.
(Fotos: Unorafaela.com y Ole.com.ar)

Patricio Insua
patinsua@gmail.com

martes, 8 de mayo de 2012

La valiente cruzada que Cantero emprendió en soledad

Javier Cantero libra una batalla contracultural en el infectado fútbol argentino. El presidente de Independiente está decidido a extirpar a la barrabrava enquistada en el club de Avellaneda, mientras que en las últimas décadas los dirigentes les dieron a los violentos vía libre, en el mejor de los casos; cuando no los financiaron y los usaron como guardia pretoriana contra los socios disconformes.

Desde que asumió la conducción de la institución, en diciembre del año pasado, tuvo que lidiar con un club arruinado económicamente, con una deuda tan grande como su gloriosa historia. Por esa circunstancia denunció ante la Justicia a su antecesor, Julio Comparada. La relación del empresario con la barra del Rojo era muy fluida y les habilitó varios negocios. Seguramente por esto se dedicaron siempre, y fundamentalmente en el período preelectoral, a apretar a los que  cada partido en el inconcluso estadio Libertadores de América reprobaban su gestión.

Esa misma gente es la que ahora acompaña la lucha de Cantero. En el partido ante Banfield, la barrabrava estuvo ausente –derecho de admisión mediante-, pero mantuvo vacío el centro de la tribuna, lugar usurpado hace años. Acordonaron ese sector con banderas y colocaron una fila de bombos, cada uno con una letra, para formar el lema “Somos nosotros”, que es el slogan de esta asociación ilícita. Además colgaron una serie de pasacalles en el alambrado para anunciar que con esta Comisión Directiva no habría más “fiesta”. Pero la gente del Rojo, los hinchas auténticos, los que disfrutan y sufren por puro y genuino sentimiento, vibraron y celebran con el triunfo del equipo del Cristian Díaz.

Una semana más tarde, antes del partido contra Arsenal la gente de Independiente había colmados sus localidades y cantaba a favor de su equipo y en contra de los barras. Hasta que un grupo de estos entró en la tribuna ubicada detrás del arco y obligó a despejar el sector central, que volvió a quedar vacío. Luego de la lluvia de piedras con las que desde afuera del estadio de Sarandí los violentos atacaron al público, la segunda línea de la barra ingresó y ocupó su lugar habitual sin encontrar eco en el público a sus cánticos. Durante años los hinchas legitimaron y encumbraron a los barras vitoreándolos; la gente del Rojo reparó ese error.

Pablo Álvarez, alias “Bebote”, es el líder de los violentos y fue el aglutinador de Hinchas Unidas Argentina, la cofradía de barras que viajó al Mundial con apoyo de gente cercana al Gobierno nacional. A través de su cuenta de Facebook se ha dedicado a amenazar al presidente del Independiente y adelantó que desatará una “guerra”.

Cantero se la jugó y puso el cuerpo solo, sin apoyo de dirigentes de otros clubes, de la AFA y de las autoridades competentes. En su iniciativa ninguno salió a respaldarlo públicamente con firmeza. Porque si los barras tienen la capacidad que han acumulado es gracias a sus vínculos con dirigentes, fuerzas de seguridad, políticos y hombres de la Justicia.

Su insistencia, el apoyo de muchos hinchas y la gran repercusión en los medios generaron entonces un fuerte movimiento. Así, ayer por la noche se reunió con el jefe de Gabinete de la Nación, Juan Manuel Abal Medina, y manifestó sentir “un fuerte respaldo del Gobierno”. También recibió el apoyo de la ministra de Seguridad, Nilda Garré. Además estuvo con Julio Humberto Grondona y aseguró haberlo visto “enojado como nunca” ante esta situación y habrá “un antes y después”.

Todas las anteriores promesas de liberar los clubes y los estadios de las barrabravas fueron incumplidas. Javier Cantero lleva adelante una cruzada sin concesiones; si quienes deben acompañarlo obran del mismo modo, el fútbol argentino logrará liberar definitivamente de uno de sus máximos flagelos.
(Foto: Telam.com.ar)

Patricio Insua
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martes, 1 de mayo de 2012

La ida de Guardiola cerró la era más brillante

El mejor equipo de la historia se quedó sin su mentor, y esa partida anuncia la clausura del ciclo más fascinante. Joshep Guardiola dejará la dirección técnica del Barcelona, conjunto que con él al frente brindó un concierto futbolístico tras otro, elevando la nota cada vez cuando parecía que no se podía jugar mejor que lo ya expuesto. Nunca antes se había logrado una continuidad semejante a tan alto nivel; han sido cuatro temporadas de un fútbol total.

La admiración unánime nació de la amplitud del entrenador catalán, que se abrió a todas las escuelas futbolísticas para realizar un proceso de decantación en el cual recolectó lo mejor de cada vertiente y lo combinó. El resultado fue siempre el de once jugadores enhebrados en un dispositivo táctico con hilos de oro y liberados a la impronta de la sorpresa.

Guardiola dispuso de un gran plantel, con varios cracks, pero se preocupó por mejorar a cada futbolista. El paradigma lo encarnó Lionel Messi, quien ya era el mejor jugador del mundo cuando se puso al frente del equipo, pero desde entonces creció en sus producciones futbolísticas y contó los goles de a decenas.

Como DT, nunca descansó en el gran talento de sus dirigidos y trabajó fuertemente la estructura colectiva sin dejar ningún cabo suelto. El resultado fue un equipo que desde una tremenda dinámica conjugó marca férrea, relevos con precisión de relojería suiza, desmarques y rotación de posiciones para sorprender sin perder orden, largas posesiones sin caer en la ociosidad del inocuo pase lateral, voraz vocación ofensiva, presión constante para la recuperación, solidaridad y confianza.

Pero jugar el mejor fútbol y ratificarlo con una andanada de títulos desgasta. Al menos eso le ocurrió a Guardiola, quien en la conferencia de prensa en la que anunció su partida se refirió a la necesidad de descansar. Para muchos, esa explicación evocó a la falta de energía que había argüido Marcelo Bielsa el 14 de septiembre de 2004 en su alejamiento de la selección argentina. Precisamente el técnico del Athletic de Bilbao, al enterarse de la determinación de su colega, que tantas veces lo elogió, sentenció: “Es una pérdida mayúscula. Le dio brillo a este deporte”. La final de la Copa del Rey entre vascos y catalanes, el 25 de mayo, será el último partido de Guardiola al frente del Barcelona.

Vale preguntarse si el alejamiento de Guardiola no viene a ratificar ese gana-pierde que impera, si esa lógica no llegó a condicionar incluso a quien logró el fútbol más bello y eficaz. Si bien algunos meses atrás había dado indicios de una posible ida, es una incógnita saber qué decisión hubiese tomado de haberse consagrado nuevamente en la competencia ibérica y el contexto europeo.

Barcelona era ya un gran campeón en el ciclo precedente, con Frank Rijkaard como técnico y Ronaldinho como estrella. Y seguramente seguirá con protagonismo central con Tito Vilanova, ayudante de campo de Pep y futuro primer entrenador del equipo culé. Guardiola recibió un gran equipo, lo llevó al cénit y lo entregó con la promesa de una continuidad de lo hecho. Pero ya nada volverá a ser igual.

Se trató de su primera experiencia como entrenador, aunque había tenido un paso por la filial del elenco catalán. Desde su primera temporada había sorprendido con un juego absoluto y la conquista de todos los certámenes que disputó: Liga, Copa del Rey, Supercopa de España, Champions League, Supercopa de Europa y Mundial de Clubes. Luego seguiría la prolífica cosecha de títulos; pero el legado para la institución blaugrana y para el fútbol todo es tan grande que excede esas vitrinas repletas de trofeos. Puso en cada cancha el mejor equipo que se haya visto. Pep decidió descansar; ojalá sea por poco tiempo, su presencia se hizo indispensable.
(Foto: Infonwes.com)

Patricio Insua
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martes, 3 de abril de 2012

Imposición por convicción y juego

“La posición en la que puedo rendir mejor no existe en el equipo. O me adapto o no juego”.
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Algunas semanas antes del inicio del Apertura 2011, Walter Erviti había reconocido en una entrevista radial la necesidad de un cambio de hábito para exponer una versión mejorada respecto de la que había presentado en su primer campeonato en Boca. Para permutar murmullos por aplausos se impuso una reedición de su juego que debía nacer del convencimiento mental; no eludió su responsabilidad ni culpó a terceros, sino que se desafió a sí mismo.

El esquema para el mediocampo de Julio César Falcioni, a partir de la presencia de Juan Román Riquelme, contemplaba un clásico número cinco, dos volantes externos y un enlace. Sin un doble pivot central, módulo en el cual el marplatense se había convertido en uno de los mejores jugadores del país en Banfield, precisamente bajo las órdenes del propio Falcioni, asumió el desafío de reconvertirse. Tuvo entonces que volver a sector izquierdo de la mitad de la cancha, como en sus primeros pasos en el fútbol profesional, en San Lorenzo.

Recostado sobre el sector externo, como lugarteniente en la conducción de Riquelme primero y Christian Chávez después, multiplicando el sacrificio y con más goles que en el promedio de su carera, se convirtió en una pieza importante del campeón del Apertura 2011. Y la hinchada de Boca se lo reconoció.

Erviti forjó su camino en el club de la Ribera desde una fuerte convicción. No le preocupó el mal proceder que tuvo en su desprolija salida de Banfield y utilizó como combustible el mal primer campeonato en su llegada a Brandsen 805. Relegó el protagonismo que había tenido en el mejor momento del club sureño, pero se afianzó como un elemento relevante en el colectivismo xeneize.

Fue campeón en todos los equipos en los que jugó: San Lorenzo, Monterrey (México), Banfield y Boca. Además, en cada una de esas instituciones cosechó el reconocimiento de los hinchas. A los 31 años, Erviti se mueve con madurez y aplomo, con habilidad e inteligencia; lejos de los egos y compenetrado en el rol que forjó para afianzar la estructura del Boca de Falcioni que lidera el Clausura y se ilusiona con la Copa Libertadores.
(Foto: Telam.com.ar)

Patricio Insua
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martes, 13 de marzo de 2012

Aupa Bielsa

Con gritos sordos, ejerce para que el  reconocimiento refiera al tránsito, a la coherencia de la búsqueda, a la consecuencia con una idea. Sabe que el éxito es un eterno incorformista y que la histórica victoria ante el Manchester United reclama un cierre favorable de la serie en San Mamés. Empresa de alto riesgo ante uno de los equipos más pesados del planeta, el subcampeón de Europa del Barcelona. Pero lo hecho en Old Trafford trasciende la circunstancia de avanzar o perecer en la Europa League.

Al fútbol inglés lo caracteriza su dinámica, presión y rápidas transiciones. Ante uno de sus máximos exponentes y en un escenario tan mítico como difícil cuando ahí juegan los dueños de casa, el Athletic de Marcelo Bielsa superó a su adversario en ritmo, avance sobre la línea de la pelota y ataques vertiginosos. Nada menos que ante los diablos rojos de Sir Alex Ferguson, los vascos manejaron la pelota y la recuperaron en tres cuartos de campo cuando no la tuvieron, sumaron mucha gente en ofensiva desdoblándose para multiplicarse en ataque y achicaron espacios en defensa con relevos bien ajustados. Construyeron un dominio abrumador. En el segundo tiempo superaron el 65 por ciento de tenencia de la pelota. Maniataron a un gigante en una prestación colectiva fascinante que permitió muy altos rendimientos individuales.

En su primer ataque, antes de los 60 segundos, el Athletic terminó la jugada con seis futbolistas en los últimos diez metros del campo de juego. Fue la carta de presentación, un adelanto, de lo que sería el resto del partido. Con el sello indeleble de su entrenador, el conjunto vestido de verde atacó con continuidad, hizo de alto tránsito los sectores externos de la cancha y fue prolífico en diagonales. La obsesión era el arco defendido por David De Gea, una de las figuras del encuentro.

Por más de una década el rosarino había limitado su trabajo a selecciones nacionales; primero en Argentina y luego en Chile, con un interregno entre ambas en el que se recluyó en sus pensamientos sin alejarse del fútbol. Hasta que volvió al trabajo en el día a día con los futbolistas. Bielsa encontró al Athletic y el Athletic encontró a Bielsa. Se puso así en marcha un proyecto contracultural, con un técnico con prédicas alejadas del gana-pierde y un club al margen de la voracidad de mercado. Uno dio con un sitio a su medida, el otro con un entrenador capaz de interpretar su esencia. La institución de Bilbao se nutre sólo con jugadores vascos y compone mayormente su plantilla con productos formados en su cantera. Hay un muy marcado sentido de pertenencia, lo que fortalece el compromiso. Además, la baja movilidad de futbolistas redunda en la posibilidad de la continuidad. Terreno fecundo para Bielsa. Aún no lleva una temporada en Euskadi y, como tantas otras veces, ya enamoró con su trabajo y sus formas.

Cuando finalice, su gestión deberá ser valorada no sólo por los títulos que pudiese obtener, sino fundamentalmente por la impronta futbolística que legue y por el desarrollo de los muy buenos talentos jóvenes de los que dispone. Por caso, en el norte de la península ibérica se señala que Javi Martínez podría recalar en el Barcelona a cambio de unos 40 millones de euros. La media de edad del equipo vasco se sitúa en los 23 años, pero el futuro es ahora.

Bielsa es un líder admirado por sus dirigidos. Los futbolistas del Athletic juegan para su entrenador en una  comunión es un tesoro. Como tantas otras veces, su equipo irradia esa energía, ese coraje, ese valor y ese amor por la tarea que en algún momento dejó de ser regla en el fútbol para convertirse en gema. Ahí van juntos un técnico y un equipo de excepción, ambos, que deslumbran por arrojo y convicción.
(Foto: Goal.com)

Patricio Insua
patinsua@gmail.com

martes, 21 de febrero de 2012

La mejor apuesta para mantenerse en Primera

Sabe que para no caerse de la máxima categoría del fútbol argentino está obligado a cosechar una alta cantidad de puntos. Una empresa así exige coraje. Y Tigre hace su apuesta; asume riesgos pero sin despilfarrar todo en un pleno. Si el conjunto de Victoria había representado un buen libreto en el Apertura (fue séptimo con 27 unidades), lo expuesto en los primeros pasos del Clausura representa un versión corregida y aumentada a partir de maximizar virtudes y esforzarse en maquillar defectos.

En el estreno ante Racing, Rodolfo Arruabarrena –el técnico más joven de Primera División, con 36 años- plantó en Avellaneda un equipo que delante del arquero dispuso de tres defensores, cuatro mediocampistas, dos volantes sueltos y un delantero. Con nombre propios, la lineación fue con Javier García; Norberto Paparatto, Mariano Echeverría, Lucas Orban; Martín Galmarini, Diego Castaño, Emmanuel Pio, Ramiro Leone; Román Martínez, Diego Morales; Carlos Luna. Con esa formación, el Matador puso en serios apuros a la Academia y estuvo muy cerca de llevarse los tres puntos a partir de la concentración en la marca y la disposición de un circuito fluido para el tránsito de la pelota. Le faltó la estocada final y por eso fue 0 a 0.

De esa carencia tomó nota Arruabarrena para el encuentro ante San Martín de San Juan, por la segunda fecha. En el estadio José Dellagiovanna, el entrenador mantuvo la línea de tres en el fondo y también la de cuatro en el medio, pero el doble pivot central ya no estuvo conformado por dos futbolistas de recuperación sino que retrasó a Román Martínez, dejó como único enlace a Morales y Leandro Díaz se sumó al ataque para hacer dupla con Luna. Así, no sólo robusteció su ofensiva sino que manejó el trámite del encuentro ante los cuyanos. Impuso un juego de acumulación de pases y buen despliegue para ocupar todo el campo y ganar 3 a 1.

Tigre se desdobla para sumar cuatro o cinco jugadores en cada ataque sin que lo abrige una manta corta al cuidarse de no dejar expuesto su arco. Funcionan bien los relevos para defender y los desprendimientos para atacar por sorpresa en los sectores adversarios que quedan desprotegidos. En cada recuperación de pelota las transiciones son rápidas y con la premisa de terminar la jugada. Tiene un gran juego aéreo en las pelotas detenidas y ejecutantes de buen manejo para apostar por una tenencia bien nutrida.

Arruabarrena coloca tres zagueros pero por delante en los costados no escamotea con dos laterales que economicen sus escaladas. Ubica dos carrileros (Galmarini y Leone) que se cubren toda la banda y ensanchan el ataque. El eje del equipo es el triángulo que componen Castaño, Martínez y Morales para aportar despliegue, pase preciso y explosión. Adelante, Luna es un monumento al esfuerzo y un delantero con desarrollado olfato goleador. Su caso es una muestra de cómo el sentido de pertenencia muchas veces se vuelve un elemento determinante; para el Chino, Victoria es su lugar en el mundo.

Tigre tiene limitaciones, por supuesto; probablemente lo suyo no le alcance para pelear por los primeros lugares. Pero su prestación en las dos primeras fechas del torneo es una muy mala noticia para el resto de los equipos que pugnan por la permanencia. En ese otro campeonato, Tigre se perfila como el principal candidato al éxito.
(Foto: Telam.com.ar)

Patricio Insua
patinsua@gmail.com

martes, 14 de febrero de 2012

Un apéndice del Apertura

La primera fecha del Clausura, pese al nuevo año y las novedades en cada uno de los equipo, pareció la vigésima del Apertura. Boca expuso los mismos argumentos que lo hicieron campeón con un campo de ventaja y afianzado en su idea colectiva, de juego dinámico, solidez al apretar líneas y un feroz cerrojo defensivo, derrotó a Olimpo, que extiende sus penurias para no caerse de la máxima categoría. El equipo de Julio César Falcioni ajusta su sintonía para ser en cada encuentro mejor que su adversario y eso lo hace el mejor del país. Además, volvió a disfrutar de la jerarquía de Juan Román Riquelme, gestor de los dos goles xeneizes con sendas intervenciones plenas de lucidez y calidad.

San Lorenzo ratificó su calvario y Lanús reafirmó que su rol nunca es de reparto y si su atención no se focaliza en la Copa Libertadores tiene todo para pelear por el título. En Guidi y Arias, el Granate se impuso 4-1, pero el partido quedó resuelto cuando apenas iban 10 minutos y Diego Braghieri abrió el marcador, porque, aplastado por el peso de la presión que le significa pugnar por la permanencia , el Ciclón se entregó. A la media hora perdía 3-0.

En La Plata, Estudiantes volvió a tener una actuación por debajo de lo que puede ofrecer de acuerdo al cotizado platel que ostenta y empató con Newell´s, el conjunto que más había igualado en el Clausura (lo hizo en 13 de sus 19 presentaciones). Pero lo más novedoso del nuevo año estuvo en el conjunto rosarino, comandado por Gerardo Martino, quien hace menos de dos años condujo a Paraguay a los cuartos de final de Sudáfrica 2010, donde quedó ajustadamente eliminado ante España, posteriormente campeón del mundo, y hace poco más de un semestre fue finalista de la Copa América. El Tata jerarquiza al fútbol argentino y logró establecer la partitura que se ejecutó en el Estadio Único. Fue apenas un primer paso, una muestra, pero para seguir con atención.

Racing continuó con su racha de partidos con pocos goles, a favor y en contra y fue un empate mudo con Tigre. El 0-0 es el resultado que más veces repitió en la temporada. Los de Victoria expusieron a la Academia, ahora dirigida por un prócer del club, Alfio Basile, y ratificaron como apuesta para mantener la categoría un juego que procura no desprotegerse pero apuesta fuerte al asumir riesgos.

Vélez y Godoy Cruz, dos equipos estructurados desde un proyecto institucional y deportivo sostenido en el tiempo (de más de 20 años en el caso de Vélez) pese al recambio de nombres, igualaron en Liniers, con pasajes de buen juego asociado.

Banfield, el equipo que más perdió y menos goles hizo en el Apertura, volvió a caer y no convertir. Fue 3-0 en Santa Fe, ante Atlético de Rafaela, que ratificó la gran temporada de los cuatro equipos ascendidos en esta temporada; ninguno de ellos se encuentra en zona roja de los promedios. San Martín de San Juan volvió a hacerse fuerte de local y le ganó a Independiente, que sigue en un andar sinuoso que Ramón Díaz no logra reencausar. Belgrano, pese a sus intentos, igualó con All Boys y Unión se trajo un punto del Diego Armando Maradona en su presentación ante Argentinos Juniors. Otra igualdad fue la que protagonizaron Colón y Arsenal, para cerrar una fecha que pereció una más del torneo anterior que la primera del que se inició.
(Foto: Telam.com.ar)

Patricio Insua
patinsua@gmail.com

martes, 7 de febrero de 2012

Apuntes para el cambio

Hace ya un tiempo considerable que el nivel del fútbol argentino bien pude graficarse con una curva descendente. El nivel de juego, materia prima del espectáculo deportivo, decayó marcadamente –con excepciones ocasionales, claro- y entonces la paridad se transformó en el elemento decisivo del fútbol nacional. Tal vez hizo un paréntesis en Apertura, con la ventaja conseguida por Boca para lograr el título; o quizás prevaleció entre todos los equipos que quedaron comprendidos entre el elenco de Julio Falcioni y Banfield, el último de la tabla.

Así las cosas, tal vez se a tiempo de mover el avispero, de buscar alternativas, pensar variantes. A continuación algunos apuntes en tal sentido, amplios, líneas bocetadas, circunscriptos a dos aspectos: la movilidad de los futbolistas y el formato de los campeonatos.

La histeria cortoplacista del fútbol argentino tiene uno de sus reflejos en un constante movimiento de jugadores. Limitar esto podría tener un correlato positivo económica y deportivamente para los clubes. Se trata de no permitir el traspaso de un futbolista de un equipo a otro sin que haya disputado 76 partidos (dos temporadas completas) en su club de origen o cumplido 21 años, lo que suceda primero. En el mismo sentido, las partidas al exterior deberían propiciarse solamente con 152 encuentros en nuestro fútbol (cuatro temporadas) o 23 años, también lo que se dé en primer término. Como no se puede obligar a nadie a permanecer en el país, si un futbolista decidiese emigrar a ligas de otras latitudes antes de los plazos establecidos, el camino a recorrer sería el de establecer un período (tal vez dos temporadas) en el cual esté impedido de regresar al fútbol argentino y tomar parte en la selección.

Condicionar la compra-venta de jugadores daría aire a las asfixiadas arcas de los clubes, ya que, además de evitar costosas adquisiciones, los salarios de los jugadores estarían en un plano factible y no en las astronómicas cifras a las que hoy se comprometen. Al dejar de existir ofertas para cambiar de equipo desaparecería también la exigencia de contratos que sólo generan deuda en las instituciones. Ante esta parcial inmovilidad, para que no haya abusos de uno ni otro lado, podrían establecerse salarios mínimos y máximos. Además dejarían de proliferar los misteriosos grupos inversores y los intermediarios que hacen pingües negocios a costa de los clubes, no pocas veces entregados en bandeja por los propios dirigentes.

En lo deportivo, mantener planteles no haría más que cumplir con el ruego de todos los entrenadores cada fin de temporada. El conocimiento de de los futbolistas sostenido en el tiempo es un elemento indispensable para la generación de equipos con una identidad definida.

Se agrega también un aspecto intangible, ligado a lo emocional, y es el que tiene que ver con una identificación más fuerte de los protagonistas con los colores que lucen y el orgullo de los hinchas de recitar formaciones de corrido sin preguntar qué fue de tal jugador o dónde fue a parar aquel otro.

En lo que hace a los torneos, lo que se impone es establecer unanimidad en las competiciones: todos deben disputarse con el mismo formato. Los promedios son injustos con los que ascienden de categoría y en Primera División hacen que los equipos que disputan certámenes internacionales ninguneen su competencia madre, que es el torneo nacional. Su eliminación debe ser con prudente antelación para evitar que algún club saque ventaja o se generen suspicacias. A partir de entonces, los ascensos y descensos serían tres en cada categoría, suprimiéndose las promociones.

Los campeonatos deberían seguir el calendario anual y no la temporada europea, disputándose a dos ruedas todos contra todos en condición de local y visitante. En el caso de la máxima categoría, además del campeón, los tres equipos que lo sigan en el escalafón ingresarían en forma directa a la Copa Libertadores, el quinto disputaría el repechaje y del sexto al undécimo correspondería la Sudamericana. Si el equipo que pugna por ingresar a la zona de grupos del principal certamen continental no lo lograse su cometido, ingresaría entonces a la Sudamericana en lugar de quien estaba en la undécima posición, relegándolo. En lo que hace a las categorías inferiores, el primero de la tabla se haría acreedor de un ascenso, pudiendo establecerse para los dos restantes un certamen reducido de eliminación directa.

Patricio Insua
Patinsua@gmail.com

martes, 24 de enero de 2012

Implicancias del primer superclásico de verano

La antesala del enfrentamiento entre Boca y River en Chaco, después de más de nueve meses sin superclásicos y con el descenso del Millonario en medio, le dio caracter de reparto al aspecto deportivo para poner el foco en la seguridad y las motivaciones políticas del cruce más emblemático de la historia del fútbol argentino.

En el restringido plano de la pelota, el duelo en Resistencia pondrá frente a frente a los dos equipos más convocantes en condiciones por demás disímiles, encontrándolo a Boca como campeón de la máxima categoría y a River en el segundo puesto de la B Nacional. En divisionales diferentes, el único ámbito posible para el choque de los dos tanques del fútbol argentino fue en los tradicionales torneos de verano (también podrían verse este semestre en la Copa Argentina). Pese a tratarse de un amistoso estival, el cálculo del costo de una eventual derrota en el momento futbolístico más traumático en su centenaria historia hizo que desde Núñez se intentase dejar de lado el duelo.

En sitios en los cuales la intolerancia es continua y creciente como son los estadios de fútbol, con el protagonismo de los barras, delincuentes con palancas listas para accionar en todos los ámbitos de modo tal de poder moverse a discreción, la seguridad se transformó en un eje central. El operativo policial se planificó con 2500 efectivos y una ciudad sitiada para mantener en extremos opuestos a los matones disfrazados con unos y otros colores. Siempre presentes y protagonistas, las barra bravas parecen un actor no negociable.

El clásico que cada fin de enero se disputaba en Mar del Plata se mudó a Chaco por pura demagogia política de su gobernador, Jorge Capitanich, quien fue denunciado por la ONG “Fútbol en Paz en Argentina”, que lo acusó de pactar con los barras. Una de las provincias con más pobres y marginados del país entendió que era prioritario organizar un partido para el que debió fletar vuelos, arreglar un estadio, repavimentar calles y movilizar a distintos sectores de las fuerzas de seguridad. El fútbol forma parte de bagaje cultural argentino y es dable que un estado –provincial en este caso- ofrezca este espectáculo a sus habitantes, pero el costo parece demasiado para una porción del territorio nacional con tantas necesidades latentes y olvidadas.
(Foto: Perfil.com)

Patricio Insua
patinsua@gmail.com

martes, 10 de enero de 2012

Lionel Messi

Cada adjetivo que se coloque junto al nombre del mejor jugador del mundo resulta breve y redundante, porque en cada nueva temporada ha logrado superar lo hecho en la anterior. Año tras año, Lionel Messi incrementa su extraordinaria dimensión de futbolista de excepción. Así, empequeñece y agota elogios. Para mensurarlo se cae entonces en las eternas discusiones que implican establecer comparaciones con los grandes de otros tiempos. Pero ahí está, sentado en la mesa de Di Stéfano, Pelé, Cruyff y Maradona.

La FIFA, en sus fiestas de exhuberancia marketinera, lo reconoció por tercera vez consecutiva como el mejor del planeta entregándole el Balón de Oro. Los premios son apenas una excusa para dimensionarlo en alguna medida; llegan como consecuencia ineludible de un talento que encandila y renueva el asombro.

Con esa forma de hablar que hace parecer que nunca se fue de Rosario, compartió el galardón con Xavi, compañero de equipo y terna (el tercero en cuestión era Cristiano Ronaldo), y agradeció a sus compañeros del Barcelona y la selección. No fue la única mención al conjunto nacional en su fugaz paso por Zurich. Reconoció que Argentina no está en la elite y se ubica por detrás de varios seleccionados, pero que su desafío es ser campeón del mundo vestido de celeste y blanco.

La selección, salvo excepciones, vio hasta el momento al hermano menor de Lionel y no al verdadero Messi. No le cabe culpa, como sí a una estructura que no ha sabido aprovecharlo. Sin embargo sabe que se debe actuaciones en Argentina como las que cotidianamente produce en Barcelona. Seguramente pretende que el punto de partida sea el último partido de 2011 de la selección, cuando fue el elemento determinante, por juego, conducción y carácter, para que el conjunto de Alejandro Sabella se imponga 2-1 ante Colombia, en Barranquilla, por las Eliminatorias.

Messi marca una época con una actuación superlativa tras otra, con registros goleadores que parecen de tiempos remotos. Tímido, retraído y hasta parco ante la prensa, se expresa con un sinfín de recursos estilísticos en los campos de juego. La diferencia que estableció con los grandes jugadores de los últimos 20 años radica en los varios años de continuidad en un destaque colosal. Ubicado en un sitial de máximo privilegio, no se conforma y va por más. A la conquista de la historia.
(Foto: Lavozlibre.com - GTres)

Patricio Insua
patinsua@gmail.com