martes, 27 de septiembre de 2016

Rómulo, Remo y Totti, los padres de Roma

Es uno de los mitos fundadores de Roma, ciudad que lo venera; aun con la resistencia lacial. A diferencia de sus hermanos Rómulo y Remo, a él no lo amamantó Luperca en el Monte Palatino, su alimento fue provisto siempre por una pelota. Los festejos de sus primeros goles estuvieron capturados con cámaras fotográficas analógicas que obturaban la imagen en un rollo de celuloide. Pero ya entre los últimos, él mismo se encargó del retrato con un smartphone y segundos después la instantánea ya circulaba por todo el planeta. Francesco Totti es parte del fútbol de ayer, de hoy y de siempre. Acaso encarna mejor que nadie el arquetipo del futbolista, el estereotipo del jugador.

Más de la mitad de su vida transcurrió como futbolista profesional del único club de su carrera, la Roma. Debutó a los 16 años y se convirtió en una institución dentro de otra. Dos días antes de cumplir 40 años convirtió su gol 250 en Serie A, más de dos décadas después de su primer grito en la primera división italiana. En la historia de los máximos anotadores del Calcio solo marcha detrás de Silvio Piola, goleador sepia que marcó 274 tantos en la primera mitad del siglo pasado.

De las 24 temporadas con los colores de su corazón, la más gloriosa fue la 2000-2001, cuando la Roma consiguió el que hasta acá es su último Scudetto. El goleador de aquel torneo fue Gabriel Omar Batistuta y también era parte del plantel otro ídolo romano, Abel Balbo. En su vínculo con los argentinos (también fue compañero de Roberto Trotta, Walter Samuel, Guillermo Burdisso, Gabriel Heinze, Fernando Gago y Erik Lamela, entre otros), ninguno fue tan conflictivo como el que tuvo con Carlos Bianchi cuando el entrenador lo dirigió a mediados de los 90. "No lo soportaba. Quiso que me cedieran a la Sampdoria y si me hubiera ido no habría vuelto a este club, que es mi casa y mi vida. Ese señor no me permitía vivir el sueño que yo quería", declaró varios años después sobre el exitoso técnico.

Campeón del mundo con Italia en el Mundial de 2006 y de Europa en 2000, el último partido con la selección de su país fue hace 10 años. Vestido con la casaca azzurra alcanzó los máximos logros mientras paseaba su talento. Pero en su piel siempre estuvieron pintados los colores de la Roma, con ese número 10 de en la espalada que llevó como nadie alguien Diego Maradona, de quien es fiel devoto. Porque los ídolos también tienen sus ídolos.

Cuando debutó en el estadio Rigamonti ante el Brescia, Lionel Messi empezaba primer grado en Rosario. "Hola Francesco, sólo quería desearte un muy feliz cumpleaños. Espero que tengas un día maravilloso. Siempre te he admirado y más incluso desde el día en que te conocí. ¡Un abrazo fuerte!", fue el saludo del mejor del mundo en un video.

Con patente de leyenda desde hace, Francesco Totti sigue paseando su talento por las canchas italianas. Dosificado, conserva un juego tan estético como eficaz, el mismo que comenzó a despuntar a los 16 años y todavía mantiene a los 40. El jugador eterno de la ciudad eterna.