martes, 29 de septiembre de 2015

Entre la continuidad y la incógnita

El martes 29 de septiembre de 2015 resultó una fecha histórica para la Asociación del Fútbol Argentino. Se trató del día en el cual se rompió con la estructura unidimensional de los tiempos de Julio Humberto Grondona. Después de más de 35 años, la entidad madre del fútbol argentino votará a su presidente entre dos opciones (En 1991 hubo una pantomima de elección en la que Don Julio le ganó por 40 votos a uno al ex árbitro Teodoro Nitti). Los postulantes son Luis Segura y Marcelo Tinelli. Alejandro Marón y Víctor Banco, los presidentes de Lanús y Racing, respectivamente, decidieron no participar; mientras que Armando Pérez, titular de Belgrano, no consiguió juntar los siete avales que son requisito para entrar en la contienda electoral.

De una lado, Segura se presenta como una clara pretensión de continuidad del modelo de Grondona; aunque, se sabe, los discípulos del ex mandamás adquirieron todos sus vicios pero ninguna de sus virtudes. Del otro, Tinelli se postula como una instancia renovadora, pese a que nunca dejó de profesar su admiración por Grondona. En esa oposición de primera línea, el empresario televisivo cuenta con la ventaja de ser (o al menos de mostrarse como) algo distinto del contubernio que reinó en Viamonte hasta la muerte del fundador de Arsenal de Sarandí.

El actual presidente de la AFA carece que elementos de gestión que lo destaquen, no los tuvo en su club, Argentinos Juniors, y tampoco en la casa matriz del fútbol nacional. En tanto, al hombre fuerte de San Lorenzo suele quedar atrapado, solo por él mismo, en su rol de fanático de su club que exhibe en su exitoso programa y en su cuenta de Twitter de casi siete millones de seguidores.

Al margen de las negociaciones y miserias que son de esperar para los próximos meses (la elección se realizaría en diciembre), es saludable que la conducción AFA se dirima en una real puja entre dos opciones.

La bola está en juego y próximamente los asambleístas (que deberían buscar mandato en sus clubes consultándoles a los socios a quién votar) elegirán a la persona que liderará los destinos de un fútbol que necesita imperiosamente sostener su jerarquía con una estructura a la altura.
(Foto: Twitter.com/afa)

Patricio Insua
patinsuagmail.com

martes, 22 de septiembre de 2015

Lejos de un colectivo de colegas

Cuando se cruzan con distintos colores, pareciera que los futbolistas solamente pueden verse como rivales. Como acérrimos rivales. Lejos de reconocer en el otro a un colega, vislumbran a un adversario. Se pegan, se alcahuetean, se engañan, se insultan, se hacen trampa en cuanto se les presenta la oportunidad. Los golpes dados cada vez con más saña son el aspecto saliente de un contexto desquiciado.

La fractura expuesta de tibia y peroné que sufrió Ezequiel Ham por el planchazo de Carlos Tévez en el partido entre Argentinos y Boca expuso todavía más un problema que ya era visible. La intensidad con la que se juega no puede justificar la violencia entre los jugadores; escudarse en que se pone fuerte para evitar ser dañado tampoco es defensa.

El discurso de los jugadores y de quienes lo fueron en otros tiempos postula como denominador común que no existe la mala intención y que “nadie va a romper a otro”. Eso no se condice con lo que se observa cada fin de semana. Quien pega un codazo o una patada furiosa no mide el grado de daño que puede causar, pero indudablemente busca lastimar.

En relación a lo sucedido en el estadio Diego Armando Maradona, la cadena de desatinos desnuda un problema estructural: Tévez golpeó de manera artera, Luis Álvarez no lo expulsó (ni siquiera cobró falta), Argentinos Juniors no hizo ninguna presentación en AFA y el Tribunal de Disciplina miró para otro lado para no actuar de oficio, como lo postula el artículo número cinco del reglamento de Transgresiones y Penas. Así, Ham quedó de lado.

Futbolistas ganados por la violencia en la disputa, árbitros que no están a la altura y la ausencia o benevolencia de sanciones configuran un escenario preocupante del cual el fútbol argentino debe salir rápidamente.
(Foto: Diariouno.com.ar)

Patricio Insua
patinsua@gmail.com