martes, 31 de diciembre de 2013

Depositario de una ilusión que lo impulsa

Todas las miradas del futbol argentino están puestas en él, pendientes del torrente de ideas de su cabeza y la infinita capacidad de resolución de sus piernas. Sabe que es el portador de una ilusión colectiva y la vive sin complejos; incluso puede advertirse que es el combustible de la motivación para recibir el año mundialista.

Lionel Messi es la bandera y el mayor argumento de la Selección para Brasil 2014. Atrás quedó la lesión en el bíceps femoral que lo obligó a perderse los últimos partidos del Ezeiza y Rosario, por lo que se prepara para reincorporarse al Barcelona. Después de dos Mundiales alejados de sus expectativas, la tercera edición para su carrera parece encontrarlo en el momento justo, futbolística y emocionalmente.

Argentina disputó su última semifinal en 1990, por lo que en Brasil cumplirá 24 años sin lograr posicionarse entre los cuatro primeros de la Copa del Mundo. En los cinco Mundiales que siguieron al de Italia, hubo varias selecciones de menor relieve que llegaron a disputar siete partidos, como Suecia, Bulgaria, Croacia, Corea, Turquía y Portugal. La Selección, con mejor material y mayor relevancia, no lo consiguió. Ese es el desafío, casi la obligación que se impone el fútbol nacional.

Premios y consideración al margen, Messi recibe el año como el mejor jugador del planeta, condición que ostenta con unanimidad desde hace un lustro. Situado ya entre los grandes futbolistas de todos los tiempos, a mediados de año irá por el logro más deseado. El fútbol argentino reposa en Messi, y Messi lo lleva con gusto en sus botines.
(Foto: Telam.com.ar)

Patricio Insua
patinsua@gmail.com

martes, 26 de noviembre de 2013

Cuando no hay imposibles

Con un desatino tras otro, el fútbol argentino se agrede a sí mismo. Una organización tan pobre habilita cualquier procedimiento. Cuando no hay imposibles, entonces lo inverosímil se hace real, porque los reglamentos son letra muerta. Las normas no son ya taxativas, sino que tienen una flexibilidad que se ha vuelto insoportable al deformarlas por completo.

El partido que debían disputar Colón y Atlético de Rafaela por la 16° fecha del torneo Inicial no se jugó a partir de una medida de fuerza de los futbolistas sabaleros, algunos con un año de atraso en sus haberes. Presentes en el estadio Brigadier General Estanislao López, los jugadores de la Crema se retiraron luego de firmar la planilla del encuentro. El plantel de Colón nunca salió de la concentración.

Sin embargo, al momento, casi diez días después de lo sucedido, la AFA todavía no se expidió al respecto, pese a que el artículo 109 del Reglamento de Transgresiones y Penas de la propia entidad es muy claro al respecto al señalar que el equipo que no se presente pierde el encuentro y se le descotarán además tres puntos. En el mayor profesionalismo o en el menor campeonato de barrio, se sabe, no presentarse implica perder el partido.

Los jugadores de Colón obraron legítimamente en su condición de trabajadores, pero no podían desconocer las implicancias que su determinación conllevaba. Pero no fueron ingenuos, saben en qué ámbito se mueven. Sebastián Prediger, capitán del equipo, contó en una nota radial que Sergio Marchi, titular de Futbolistas Argentinos Agremiados, le dijo que no se presenten, que mantengan su protesta, ya que de ninguna manera perderían los puntos dado que el encuentro se reprogramaría. Los futbolistas y el máximo dirigente de su gremio conocían la sanción que implica no presentarse a un partido, pero también saben que en el fútbol argentino todo es posible y no hay regla que no pueda ser vulnerada.

Pese a que al otro día del suceso debió dársele por ganado el partido a Rafaela, la AFA no lo hizo y de esta manera desvirtuó uno de los encuentros más importantes de la fecha posterior. San Lorenzo se presentaba en la Perla del Oeste como líder, con 30 puntos, pero los dirigidos por Jorge Luis Burruchaga salieron a la cancha con 24 unidades en la tabla de posiciones y no con 27, como correspondía.

Atlético de Rafaela y Colón debían jugar por la 16º fecha, pero ya se jugó la 17º y se programó con días, horarios y árbritros la 18º sin que la AFA dicte su sentencia. Tanta dilación de algo que debió resolverse inmediatamente al no haber lugar para interpretaciones, no hace más que pensar que la posibilidad de que ese partido se juegue es concreta. Si sucede, el fútbol argentino se habrá infligido una nueva herida.
(Foto: Telam.com.ar)

Patricio Insua
patinsua@gmail.com

martes, 12 de noviembre de 2013

El amateurismo profesionalizado

“En Boca pasa una situación difícil. Yo siempre pregunto por todos los chicos y a quien le preguntás te dice que todos son cracks. Los chicos de 14 o 15 años ya viven como los de Primera, porque se les paga muy bien desde chicos. Si te tratan así cuando tenés 14 años, te sacan la ilusión de llegar a Primera".

La frase la pronunció Juan Román Riquelme en una conferencia de prensa, con una claridad y contundencia conceptual que no asombra. Casi siempre sus exposiciones públicas dejan algo sustancioso. El capitán de xeneize apuntó a un aspecto central: el amor por la tarea, la valoración del esfuerzo y la importancia de los procesos.

En la etapa de formación juvenil, los adolescentes deben saber –y asumir- las tempranas responsabilidades y conductas que exige el fútbol para llegar a ser un profesional, pero sin perder de vista el aspecto lúdico del juego y la aceptación de que el recorrido no necesariamente desembocará en la meta deseada.

El período amateur es indispensable en la formación de un futbolista, reducir esa etapa es nocivo para la persona y para el deportista. Además, muchas veces los chicos cargan con frustraciones familiares, o con responsabilidades de un adulto: ser el sostén económico del hogar, o llegar a serlo prontamente. La combinación es tan peligrosa como extendida.

Riquelme advirtió sobre una situación que pasa invertida y de las cual los clubes y el fútbol argentino en general deberían tomar nota.
(Foto: Ole.com.ar)

Patricio Insua
patinsua@gmail.com

martes, 15 de octubre de 2013

Un lunar

En un trabajo bien desarrollado y con buenos resultados, seguramente sea injusto hacer foco, aunque más no sea por un momento, en una circunstancia a contramano de un proceso conducido con seriedad y sapiencia. Es que en la última fecha de las Eliminatorias, Alejandro Sabella, entrenador del seleccionado nacional, obró de una manera poco conveniente.

Con el equipo ya clasificado en el primer lugar y como cabeza de serie para el sorteo que a fin de año arrojará la conformación de los grupos para Brasil 2014, Argentina fue a Montevideo para enfrentar a Uruguay con un equipo alternativo. Vestido de azul, el conjunto nacional salió al campo de juego del estadio Centenario sin ninguno de sus cuatro jugadores insignia, los que cimentan el andamiaje del conjunto y sostiene las aspiraciones albicelestes.

Si ningún equipo es el mismo sin Lionel Messi, cualquiera se desfigura por completo si además del rosarino también faltan Gonzalo Higuaín, Sergio Agüero y Ángel Di María. El mejor jugador del mundo y el goleador del Napoli estuvieron ausentes por lesiones, pero el Kun y el zurdo del Real Madrid fueron desafectados por el entrenador después de la victoria frente a Perú en el Monumental. Los mejores tienen que estar siempre. Más a 8 meses del Mundial y con pocos partidos hasta llegar a Brasil. No es tiempo de licencias.

Del otro lado del Río de La Plata, Argentina plantó un equipo sin nueve de los once titulares que se sabe hoy componen el ideal de Sabella. Si el objetivo era probar jugadores, el contexto para hacerlo era con la mayor cantidad posible de titulares, para ver cómo se acomodan al equipo.

Además, la decisión alimentó suspicacias en cuanto a la definición. Pese a que las posibilidades de que Uruguay se clasificase directamente al Mundial eran remotas (deberá disputar el repechaje con Jordania), la posibilidad existía y el recuerdo del último partido de la clasificación rumbo a Corea-Japón 2002 estaba fresco pese a haber sucedido hace una década.

Son muchos los aspectos que Sabella mejoró en la selección, bajo su guía Argentina recobró presencia y fortaleza. Sin embargo, frente a Uruguay dio un paso en falso.
(Foto: Telam)

Patricio Insua
patinsua@gmail.com

miércoles, 11 de septiembre de 2013

Un equipo con sus piezas desarrolladas en el exterior


En el triunfo ante Paraguay en Asunción, Argentina dispuso un equipo con la mayoría de sus jugadores hechos al profesionalismo en el exterior. Excepto Lionel Messi, que llegó al Barcelona con 12 años, el resto de los futbolistas que dispuso Alejandro Sabella en la 16º fecha de las Eliminatorias Sudamericanas se formó en las divisiones inferiores de los clubes nacionales, pero el paso por la Primera División fue fugaz.

Además de Messi, Hugo Campagnaro tampoco conoció la máxima categoría del fútbol argentino; sí lo hizo en el ascenso, en Deportivo Morón, para luego continuar su carrera en Italia, donde actualmente se desempeña en el Inter, previos pasos por Piacenza, Sampdoria y Napoli. En tanto, Sergio Romero apenas disputó cuatro fechas del torneo Clausura 2007 en Racing antes de ser transferido al fútbol holandés a los 20 años. Por su parte, Fabricio Coloccini se fue al Milan luego de un único partido en Boca; posteriormente el zaguero regresó al país para completar 19 partidos en San Lorenzo y volver a Europa.

Entre 2005 y 2008, José Basanta disputó 23 cotejos en Estudiantes de La Plata (en el torneo 2006/2007 de la Primera B Nacional integró el plantel del Olimpo que ascendió) y cruzó las fronteras con destino azteca. Ever Banega, quien ingresó a los 31 minutos del choque ante los guaraníes, totalizó 28 presencias en Boca y Ángel Di María es otro de los que no llegó a completar una temporada en Primera División; fueron 35 encuentros en Rosario Central para luego desembarcar en Portugal.

Sergio Agüero se había puesto 54 veces la camiseta de Interdependiente antes de sumarse al Atlético de Madrid por una cifra multimillonaria. En tanto, fueron 66 los partidos que sumaba Lucas Biglia entre Argentinos e Independiente al momento de continuar su trayectoria en Bélgica, desde donde llegó a la Serie A italiana para actualmente ser parte de la Lazio. La misma cantidad de encuentros protagonizó Pablo Zabaleta en San Lorenzo desde su debut en 2003 hasta la venta al Espanyol de Barcelona en 2005, año en el que fue capitán del seleccionado Sub 20 que se consagró campeón del mundo en Holanda y del que también formaban parte Messi, Agüero, Biglia, Banega y Fernando Gago. Precisamente el volante central de Boca es el único de los once futbolistas que iniciaron el partido en Paraguay que se desempeña en el medio local, en el cual suma 90 presencias. Uno menos contabiliza Maximiliano Rodríguez, de regreso en Newell´s, quien entró para marcar el quito tanto de la goleada clasificatoria a Brasil 2014.

El jugador con más partidos en la máxima categoría del futbol argentino en el equipo que selló la clasificación a Brasil 2014 fue Rodrigo Palacio, quien en cinco temporadas jugó 167 partidos, primero en Banfield y luego en Boca, desde donde se fue a Italia. El jugador de Inter fue sustituido por Ezequiel Lavezzi, que en Primera División fue parte de San Lorenzo en 84 partidos.

Tal vez la distancia que muchas veces se percibe entre el hincha y el seleccionado tenga en esta circunstancia al menos una parte de su explicación. La mayoría de los futbolistas del seleccionado nacional han dejado un recuerdo difuso en el público.

Messi lleva disputados 83 partidos en la selección, en los cuales convirtió 37 goles. Con su genio y su edad habilitan una proyección bien podría ubicarlo por delante de Gabriel Batistuta (56) como máximo anotador y de Javier Zanetti (145) como el jugador con más presencias en el seleccionado mayor. Así, probablemente sea el crack rosarino, alguien que nunca jugó en Argentina, quien ostente los mayores números con la albiceste.
(Foto: Telam.com.ar)

Patricio Insua
patinsua@gmail.com

martes, 27 de agosto de 2013

Messi, orgullo y vergüenza para Argentina


El fútbol argentino infla el pecho, cuenta en Lionel Messi con el mejor futbolista del planeta y uno de los mejores de todos los tiempos. Pero ese mismo medio y también esta geografía como país deberían sonrojarse al recordar la niñez del rosarino, volviéndole la espalda, casi expulsándolo.

La máxima figura del seleccionado, su emblema, su capitán, jamás jugó en Primera División. En la antesala de su ingreso a las inferiores de Newell´s desde el fútbol infantil rojinegro, se hizo evidente la necesidad de un tratamiento que normalice su crecimiento. El club no quiso pagar el tratamiento y tampoco aparecieron otros dispuestos a costearlo. Las instituciones públicas también estuvieron ausentes y entonces, en el año 2000, la familia Messi decidió alejarse de su patria para instalarse al otro lado del océano Atlético.

Aunque con la impronta de su ciudad natal, la Pulga se formó como futbolista en Barcelona, que lo recibió a los 12 años. Desde se ha convertido ya en el sexto máximo anotador de la Liga Profesional de Fútbol, con 220 goles. Está a siete de Alfredo Di Stéfano y a 31 del vasco Telmo Zarraonandia, Zarra, pichichi histórico de la máxima categoría ibérica. Si todo se da de manera normal, al final de la temporada ese lugar será suyo.

Pero Messi no juega de rojo, se viste de celeste y blanco. Lo más lógico hubiese sido que formase parte del seleccionado español, pero no se despegó de los colores argentinos. Pese a que más de uno pretende colgarse la medalla de haber apurado un amistoso juvenil para que forme parte de la selección nacional, lo concreto es que fu la materialización del firme deseo del propio protagonista.

Messi es la bandera del fútbol argentino, un contexto y un entorno que le dio la espalda. El sentido de pertenencia se antepuso a todo y ahí va el genio con la mítica número diez en la espalada. Messi es motivo de orgullo y vergüenza para Argentina.
(Fotos Telam.com.ar)

Patricio Insua 
patinsua@gmail.com

martes, 30 de julio de 2013

Un paréntesis contracultural y una exigencia común


El fútbol argentino es un permanente aquí y ahora. En el mejor de los casos, la mirada llega a ser cortoplacista. "Cinco fechas más". "Hasta el final del torneo". No hay proyectos porque todo ciclo queda interrumpido con un puñado de resultados desfavorables. El formato de la competencia, con breves torneos de 19 fechas; la voracidad de los medios, con el imperativo del show y el impacto, y la impaciencia del hombre común, potenciada en su rol de hincha, impulsan la lógica del puro presente.

Sin embargo, Carlos Bianchi logró imponerse a ese mandato. El reconocimiento de la parcialidad zeneize ante el mejor técnico en la historia de la institución permitió la saludable burbuja. El primer semestre del año fue muy malo, pero su cargo no se puso en duda. El Virrey logró un paréntesis contracultural, un oasis en el fútbol argentino: paciencia.

La confianza en el entrenador de cara al torneo Inicial también se sostiene con fuertes contrataciones. El conjunto de la Ribera sumó a Daniel Díaz; zaguero al que había buscado en anteriores libros de pases; Fernando Gago, titular en la selección de Alejandro Sabella, y Emmanuel Gigliotti, goleador de la pasada temporada con la camiseta de Colón.

Es que en lo que respecta a adquisición de futbolistas, Bianchi y Boca no han sido excepción. Los técnicos de Primera División pretenden titulares, suplentes y posibles alternativas con recorrido en la categoría. Los DTs piden y los dirigentes hacen hasta lo indebido para complacerlos. Boca tiene sobreabundancia de jugadores para afrontar 19 partidos en algo más de cuatro meses.

Así, el fútbol de base se presenta como una obligación para los clubes. Las divisiones inferiores pierden sentido si ni siquiera logran promover al primer equipo un arquero suplente, que en el mejor de los casos podría ver acción en un par de encuentros durante toda la temporada.

Varias veces los juveniles han dado soluciones a sus equipos; sin embargo, se los utiliza como última alternativa, como sucedió el campeonato pasado con Argentinos Juniors. El Bicho evitó el descenso con varios chicos a los que antes no había dado lugar.

Los clubes deberían obligarse estatutariamente a que, como mínimo, la mitad de su plantel profesional esté conformada por futbolistas surgidos de su cantera. De esa manera, ganarían económicamente, potenciarían un gran valor como el sentido de pertenencia y formarían equipos, estructuras colectivas, con menor dificultad. 
(Foto: Telam.com.ar) 

Patricio Insua
patinsua@gmail.com

martes, 23 de julio de 2013

A la cima por mérito propio


Gerardo Martino y Lionel Messi surgieron como futbolistas de Newell´s. Son, además, hinchas del club. Para ambos, Rosario es su lugar en el mundo. La conexión es directa y la empatía se advierte a la distancia. La Pulga es el mejor jugador del mundo y no es impropio que la dirigencia de Barcelona le haya consultado su parecer ante la necesidad de contratar a un nuevo entrenador tras la forzada salida de Tito Vilanova. El visto bueno tampoco puede sorprender.

Sin embargo, explicar la llegada del Tata al banco culé a partir de su vínculo con Messi es un análisis superficial. Conlleva la injusticia de soslayar su capacidad. También implica relativizar el proceso de toma de decisiones en la institución que ostenta al mejor equipo de la historia y es bandera de una comunidad. La opinión de Messi ha de tener su peso específico en Barcelona, sin dudas; pero sin llegar a ser un dictado.

Martino llega al mejor equipo del mundo por mérito propio. Al frente de la selección paraguaya construyó un equipo de fuerte estructura colectiva que potenció individualidades; fue un elenco que sin complejos le peleó de igual a igual a los colosos sudamericanos. Posteriormente lideró una revolución en Newell´s para llevarlo de la última posición en la tabla de los promedios a ser campeón argentino y semifinalista de la Copa Libertadores. Los libretos de ambos procesos fueron distintos.

Pueden tenderse hilos conductores entre Barcelona y el Newell´s de Martino. La rotación permanente para quitarle referencias al rival sin perder el orden, dos laterales de permanente proyección con un mediocampista central cerca de los zagueros y un ataque frondoso son factores comunes. Además, con varios jugadores formados en sus divisiones inferiores, en el conjunto rojinegro se apoyó en un marcado sentido de pertenencia, algo que también es un valor agregado del Barça.

Entre los desafío de Martino uno de los principales será configurar la sociedad entre Messi y Neymar, tema central de la prensa catalana en las pasadas semanas. En tanto, deberá adaptarse al fútbol europeo, al movimiento de uno de los clubes más grandes del planeta, a la idiosincrasia catalana y lidiar con las críticas que pueda sufrir a partir de la interna política de la institución. Todo eso, sosteniendo la vara en lo más alto.

Martino es casi una incógnita para la grada barcelonista. Y es lógico; los partidos de Newell´s no son un programa a seguir en la Ciudad Condal. La referencia fija se remite a lo mucho que costó la victoria española ante Paraguay en los cuartos de final del Mundial de Sudáfrica. Su paso como futbolista por la Liga fue fugaz, apenas una temporada en el Tenerife a comienzos de los 90.

Otra referencia reitera por la presa española fue su similitud con Marcelo Bielsa. Es posible reconocer líneas similares entre sus equipos, pero lo cierto es que las similitudes se posan más en el modo de hablar y el lenguaje corporal que en el patrón de juego. Martino reconoce en Bielsa a uno de los técnicos que más lo influyó, a la par de José Yudica y Jorge Solari. En comparación con el Loco ha mostrado mayor pragmatismo al acomodarse de distintas formas de a cuerdo a las circunstancias a lo largo de su carrera. El desconocimiento genera las dudas que desde su probada capacidad procurará disipar.

Su llegada puede aportarle al Barcelona un nuevo aire que parece necesario, pero en continuidad con la línea que comenzó a trazar Josep Guardiola, y precisión para contrataciones puntuales. El desafío será enorme. Lo asume por mérito propio.
(Foto: Talam.com.ar)

Patricio Insua
patinsua@gmail.com

martes, 9 de julio de 2013

El argentino que capitaneó al Inter durante la Segunda Guerra Mundial

Atilio Demaría y Luis Monti fueron los primeros futbolistas argentinos en disputar dos Mundiales consecutivos. Estuvieron presentes en las primeras ediciones y en ambas se subieron al podio: en Uruguay 1930 fueron subcampeones con Argentina y en Italia 1934 alzaron la copa Jules Rimet con el seleccionado local. En aquella Azzurra campeona del mundo hubo dos argentinos más: Enrique Guaita y Raimundo Orsi.

En la primera Copa del Mundo de la historia, Atilio José Demaría fue parte del equipo que derrotó 6-3 a México en Montevideo, mientras que en la siguiente edición, Vittorio Pozzo lo incluyó entre los once que en Florencia se impusieron a España 1-0 por los cuartos de final. Esas fueron sus presencias mundialistas.

Había nacido en Buenos Aires el 19 de marzo de 1909 y durante el amateurismo jugó en Estudiantil Porteño. Pero a finales de 1930 Gimnasia y Esgrima La Plata, campeón de Primera División en 1929, lo contrató para una gira mundial de casi cuatro meses, que se inició en Brasil el 12 de diciembre en un empate 1-1 con Vasco Da Gama y luego continuó por España (donde el Lobo derrotó a Real Madrid y Barcelona) Francia, Alemania, Checoslovaquia, Austria, Italia, otra vez España, Portugal y nuevamente Brasil, donde concluyó el 23 de abril de 1931 con la caída en San Pablo ante Palestra 2-1. Demaría anotó 11 goles y a su vuelta al país solamente disputó un partido con el conjunto platense en el torneo de Primera División, frente a San Lorenzo.

Regresó rápidamente a Europa pero para sumarse al Internazionale de Milán donde jugó hasta 1936 y fue, junto Giuseppe Meazza, Luigi Allemandi y Armando Castellazzi, uno de los cuatro miembros del equipo que integraron el primer seleccionado italiano campeón del mundo.

El avance del fascismo lo trajo de nuevo a Buenos Aires para jugar en Independiente. Debutó en el Rojo el 16 de agosto de 1936, por la primera fecha del campeonato de ese año y lo hizo marcando el único gol de su equipo en la derrota 2-1 ante San Lorenzo. Sin embargo serían apenas tres partidos en el elenco de Avellaneda y nuevamente se pondría la camiseta de Estudiantil Porteño para disputar la liga amateur.

Volvió al Inter en 1938 y en 1940 se produjo el cambio de vereda de Giuseppe Meazza, quien pasó al Milan. El hombre que hoy es estadio había sido su compañero en el período anterior en el club nerazzurri y en el mundial de 1934. Fue entonces que se transformó en el capitán del equipo en tiempos de la Segunda Guerra Mundial, y lo fue hasta 1943, cuando el Calcio se suspendió por el cruento belicismo que destruía hambreaba a Europa.

En el Inter disputó 295 partidos (el segundo argentino con más presencias en el club, detrás de Javier Zanetti) y convirtió 86 goles; además, con seis tantos es quinto máximo anotador del club en la historia del Derby della Madonina. Le marcó dos veces al Milan en un mítico triunfo 5-4 el 6 de noviembre de 1932 y agregó otra conquista en el segundo encuentro de la temporada, victoria por 3-1. Repitió festejos en las victorias 2-1 de la temporada 1933/34, 2-0 de la 34/35 y 3-1 de la 39/40. Después del Inter su carrera continuó en escuadras italianas de menor relieve: Novara, Legnano y Cosenza.

La vida de Atilio Demaría se apagó en la misma tierra que lo vio nacer y formarse como futbolista. Fue en Haedo, a los 81 años, pocos meses después de Italia 90, la Copa del Mundo que en semifinales vio enfrentarse a sus dos selecciones. 

Patricio Insua 
patinsua@gmail.com

martes, 2 de julio de 2013

La peor temporada de la historia


El choque entre Vélez y Newell´s, en Mendoza, marcó el cierre de una temporada aciaga. Pésimo formato de competencia, incongruentes reprogramaciones de partidos, violencia, muerte de un hincha, tribunas vacías y dirigentes continuamente por debajo de la altura de las circunstancias hicieron de la 2012/13 un pantano.

Vélez ya era campeón, había ganado el torneo Inicial; Newell´s también había festejado su título, al consagrase en el Final. Sin embargo, volvieron a enfrentarse para definir otra estrella. Algo más de 90 minutos otorgaron un campeonato de Primera División. En las décadas del 30, 40 y 50 era necesario afrontar más de 30 fechas para coronarse, pero esta vez apenas alcanzó con un encuentro.

Un título, 1.200.000 pesos y clasificación a las Copas Libertadores (Newell´s ya estaba clasificado antes de jugarla), Sudamericana y Recopa Argentina (campeón de la temporada versus ganador de la Copa Argentina) fue lo que se puso en juego en apenas un cotejo. Demasiado más cerca del sinsentido que del merecimiento deportivo.

El reglamento de la temporada establecía dos ganadores (Inicial y Final) y un campeón (el que surgiese del enfrentamiento entre ambos). Sin embargo, con la competencia en curso se modificó lo establecido para darle rango de título oficial también a la adjudicación de cada uno de los dos torneos.

En el segundo certamen de la temporada, Newell´s se supo campeón en un hotel antes de un partido por Copa Argentina como consecuencia de la suspensión de Estudiantes-Lanús al cabo del primer tiempo por el asesinato de Javier Jerez a manos de un policía bonaerense. El conjunto rosarino no pudo festejar frente a Atlético de Rafaela ya que la reanudación en La Plata, ocurrió después de la fecha 18 cuando correspondía a 17. De todos modos, el festejo hubiese sido en solitario en la cancha de la Crema, ya que la muerte en el Estadio Único determinó la prohibición de concurrencia para el público visitante.

Las recientes agresiones de barras de Independiente a Javier Cantero en la una frustrada asamblea expusieron la violencia reinante y fueron el intento de terminar con una Comisión Directiva votada por los socios, movimiento orquestado por los mismo que llevaron a la institución de Avellaneda a la ruina en la que se encuentra. Los violentos sucesos expusieron que además de los barras bravas como tales, hay socios, dirigentes y periodistas con conductas de barras.

Algunos de ellos son, inclusive, peores que los tradicionales delincuentes de paraavalanchas. El fútbol argentino cerró un año futbolístico que que lo obliga a repensarse en múltiples aspectos. Sus males, lejos de menguar, se hacen cada vez más profusos. Es hora de que el fútbol argentino deje de ser para los vivos.
(Foto: Telam.com)

Patricio Insua
patinsua@gmail.com

martes, 25 de junio de 2013

La coronación de la obra


Las notorias campañas de los buenos equipos no siempre se coronan con un título; entonces llega el reconocimiento pero queda el vacío de la consagración. Es cuando el juego destacado concluye con la vuelta olímpica que el cierre resulta ideal. Así ocurrió para Newell´s, inobjetable campeón de torneo Final a partir de la transformación llevada adelante por Gerardo Martino.

El conjunto rosarino inició la temporada en la última posición de la tabla de los promedios, junto con Independiente. Uno fue el que más puntos sumó en el año futbolístico y el otro descendió. Los de Avellaneda no lograron sortear el campo minado que había dejado Julio Comparada, mientras que los rojinegros pudieron subir del profundo hoyo en el que lo había dejado Eduardo López. Los desarreglos dirigenciales tienen su correlato en lo deportivo, pero la capacidad de Martino actuó como dique para evitar ese tránsito.

El trabajo del entrenador encontró apoyatura en un valor esencial: el sentido de pertenencia. “Esto mucho más allá de lo profesional. Salir campeón con Newell´s es invalorable”, sentenció el Tata. Altamente jerarquizado tras su paso por la selección paraguaya, regresó a su club de origen llamado más por la pasión que por el prestigio y el dinero. Similar fue el paso que dieron Maximiliano Rodríguez y Gabriel Heinze, jugadores mundialistas y de jerarquía internacional que pegaron la vuelta. Ignacio Scocco, el mejor del semestre, también respondió al sentir leproso.

Se consagró un equipo con sabiduría para desordenarse con orden. Rotaciones y desdobles para alterar posiciones sin perder su fortaleza colectiva le quietaron continuamente referencia a los rivales. En dos laterales (Cáceres y Casco) que no se habían destacado con anterioridad, Martino generó futbolistas de largo recorrido para asociarse con los tres hombres de punta, mientras que el mediocampo, desde la inteligencia de Lucas Bernardi, equilibró las facetas del juego.

Los irremediables desarreglos del fútbol argentino hicieron que Newell´s debiese festejar en un hotel y antes de un partido por la Copa Argentina. Podría haber sido ante parte de su gente frente a Atlético de Rafaela, posibilidad que quedó trunca por la postergación en el entretiempo de Estudiantes-Lanús por el asesinato de Janiel Jerez, la consecuente prohibición de asistencia de público visitante a los estadios y la reanudación del partido en La Plata, correspondiente a la 17º fecha, después de completada la 18º. La algarabía rojinegra se aplazó para la última fecha, en la previa de la derrota frente a Argentinos Juniors.

Newell´s se consagró yendo por todo. Peleó con la misma energía el torneo Final, en el cual se consagró, y la Copa Libertadores, en la cual competirá próximamente en las semifinales. La gestión de Martino merecía un título.
(Foto: Telam.com.ar)

Patricio Insua
patinsua@gmail.com 

martes, 18 de junio de 2013

Lo que te hicieron, Independiente

Julio Comparada condensó y agravó los malos manejos que llevaban casi dos décadas en Independiente; y también agregó nuevos e inéditos capítulos. Hizo porque lo dejaron hacer. Es el principal culpable del histórico descenso del club de Avellaneda, que en la próxima temporada jugará en la Primera B Nacional. El Rojo comenzó a transitar, hace varios años, un camino que no podía conducirlo a otro final que a la pérdida de categoría. Será momentos ahora de la reconstrucción, la deportiva y, sobre todo y mucho más compleja, la institucional.

Con distinto grado de culpabilidad y responsabilidad, dirigentes, técnicos y jugadores propiciaron una caída de un impacto tan significativo como el de River hace dos años. Los hinchas y los medios también jugaron su parte, con la impaciencia de los primeros foganeada por un periodismo deportivo tan malo como extendido. De todos modos, sus hinchas brindaron una demostración de grandeza encomiable, de pasión sin desbordes, en el momento final, el de la derrota con San Lorenzo.

Al otro día del descenso y después de un largo silencio, Comparada brindó una penosa nota, por sus dichos y la condescendencia del entrevistador. Entre mentiras, omisiones y silencios, el acaudalado empresario y pésimo dirigente, esbozó que su peor error fue haber propiciado el arribo al mando del club de Javier Cantero, quien lo denunció penalmente por sus manejos en la institución. El expresidente, Hugo Moyano y Baldomero Álvarez de Olivera reclaman la salida del actual titular. Se trata de tres críticos que mejoran la imagen de cualquier dirigente.

Desde 1996 hasta la caída fueron más los malos campeonatos que los buenos para el Rojo. La gloria pasada no desapareció, pero comenzó a quedar demasiado lejos y el encumbramiento internacional apenas si encontró en ese tiempo el consuelo de la Copa Sudamericana de 2010. Independiente descendió después de haber sumado 128 puntos en 113 partidos; es decir que en los seis torneos que componen el coeficiente tuvo una media inferior a los 22 puntos por cada 19 fechas.

Bochini, Erico, Bertoni, Sastre, Burruchaga, Santoro, De La Mata, Bernao, Marangoni, Sá, las siete Libertadores, la final intercontinental ante la Juventus y la consagración en Córdoba frente a Talleres constituyen el ADN de Independiente. Esa grandeza no se verá altera. La herida en carne viva, abierta desde el propio interior, perecerá para ser cicatriz de un muy mal recuerdo, el peor de todos.
(Foto: Telam.com.ar)

Patricio Insua
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martes, 28 de mayo de 2013

Una cuestión de decisiones, no de tecnología


El clásico santafesino se jugará sin alma, al decir de Enrique Santos Discépolo en su célebre personaje “El Ñato”, de la película “El hincha” (1951). Es que los violentos antecedentes del fútbol argentino hicieron que Unión y Colón se enfrenten el domingo por la mañana y sin público. Por temor a nuevos incidentes, el Tatengue, ya descendido, recibirá al Sabalero en un estadio desnudo. Es una nueva derrota cultural. Un partido de alto interés para la capital provincial solamente encontrará como testigos a los trabajadores de prensa, más algunos dirigentes y privilegiados allegados. Esto sucede a cuatro fechas para el final del torneo, pese a que para el próximo certamen se anuncia un sistema que propiciará un fútbol en paz.

AFA Plus es el sistema biométrico de ingreso a los estadios que se implementará desde el torneo Inicial 2013 y por el cual todos los espectadores de partidos de Primera División estarán registrados en una base de datos. Previa lectura de las huellas dactilares en dispositivos digitales, el ingreso será por puertas giratorias con barrotes horizontales. Pero el moderno sistema podrá tener la misma pobre utilidad con que han resultado los molinetes y las cámaras de seguridad, también anunciados en su momento como soluciones definitivas.

Para que los estadios dejen de ser un lugar inhóspito para los que quieren vivir el fútbol como una entretenida pasión, como un sector de pertenencia cultural, es necesario que dirigentes, políticos, policías y jueces les corten completamente el grifo a los barras. No alcanza con que la cruzada la emprenda solamente un estamento, porque los barras encontrarán un salvoconducto en otro. Las barras encontraron su impunidad en esos poderes.  Los hinchas, que durante mucho tiempo los celebraron también deben hacer lo suyo, al igual que los futbolistas, que les han entregado sus mejores festejos y financiamiento.

La violencia es la consecuencia de la disputa por el botín. Las barras bravas manejan enormes cantidades de dinero, esquilman a los clubes. Los colores son la pantalla de un negocio tan oscuro como rentable. Si quienes ocupan puestos relevantes no toman decisiones acorde a sus responsabilidades, no habrá tecnología que alcance y aunque los estadios sean fortalezas amuralladas los indeseables seguirán ahí.
Foto: (Telam.com.ar)

Patricio Insua
patinsua@gmail.com

martes, 21 de mayo de 2013

Independiente quiere ser la excepción a la regla


En la pasada temporada, Banfield y Olimpo cambiaron de entrenador en el campeonato del segundo semestre pero de todos modos fueron los dos equipos que perdieron la categoría. En el Taladro se había ido Jorge Da Silva para que llegase Eduardo Acevedo y en el conjunto bahiense Walter Perazzo reemplazó a Héctor Rivoira. En el presente torneo, San Martín de San Juan y Argentinos Juniors también optaron por dejar de lado al técnico con el que habían iniciado el certamen para buscar un nuevo conductor. Fue Rubén Darío Forestello por Gabriel Perrone en el elenco cuyano y Ricardo Caruso Lombardi por Gabriel Schurrer (previo interinato de Fabián De Sarasqueta) en el Bichito. Sin embargo, el descenso parece la inevitable desembocadura del río en el que navegan. Más atrás en el tiempo sobran otros ejemplos.

Independiente desafió a los antecedentes para hacer su última apuesta. Tras el empate con Unión en el estadio Libertadores de América, Javier Catero, presidente del club, se deshizo de Américo Rubén Gallego para el arribo de Miguel Ángel Brindisi. Al menos hasta ahora y aunque todavía no sea suficiente, el movimiento causó un efecto revitalizador. El Rojo cosechó desde entonces 10 puntos de 15 posibles y comienza a ver un haz luz al final del largo túnel que recorre hace 33 fechas.

El movimiento incluyó un capítulo crucial. Brindisi fue una opción secundaria para Independiente y cuando llegó el ofrecimiento lo desestimó. Un llamado de Julio Humberto Grondona, presidente de la AFA, persuadió la aceptación. Esa circunstancia y las desubicadas declaraciones de Guillermo Marconi, titular del SADRA, arriesgando que Independiente, club del que se reconoció hincha, mantendría la categoría, cubrirán con un oscuro y pesado manto el tramo final de la campaña roja aunque sea legítimo.

Lo concreto es que una vez en el cargo, Brindisi dispuso para su primer partido ocho cambios respecto del equipo heredado y reinsertó a varios futbolistas experimentados que habían perdido su lugar. Las variantes no alteraron el derrotero, Atlético de Rafaela le ganó sin atenuantes y la preocupación parecía dejarle ya lugar a la resignación. Entonces, otra vez volvió a cambiar más de medio equipo y consiguió una importante victoria ante Argentinos -rival directo en esta definición-, otra ante Tigre, empató con Lanús y se quedó con los tres puntos frente a los sanjuaninos.

Brindisi descomprimió al plantel y le entregó la paz que le faltaba. Con Gallego Independiente era un cúmulo de nervios constantemente al borde del colapso. Mentes atadas y piernas paralizadas. La situación cambió y los jugadores encontraron un punto de apoyo en la tranquilidad del nuevo entrenador. El equipo mejoró su juego y las individualidades crecieron. Ambos aspectos se retroalimentan en un círculo virtuoso; el fútbol es un deporte de conjunto con piezas particulares. Por supuesto que le quedan varios aspectos por fortalecer y que los elogios todavía le quedan lejos.

Con Gallego, Independiente tal vez se hubiese ido al descenso; nunca lo sabremos. Con Brindisi acaso logre salvarse, habrá que esperar cinco fechas para conocer develar la incógnita.
Foto: (Telam.com.ar)
Patricio Insua
patinsua@gmail.com

martes, 14 de mayo de 2013

El paso de Martino habrá dejado huella


Cuando termine la temporada, el fútbol argentino se habrá dado un lujo de un año y medio, la enriquecedora presencia de Gerardo Martino. El Tata reorganizó a Newell´s para rescatarlo de la lucha por la permanencia en Primera y elevarlo a la disputa por el torneo y la Libertadores. Consiga o no títulos, ya logró algo muchas veces más difícil que las vueltas olímpicas: una alta y amplia consideración por su equipo.

Regresó a la institución rosarina por un llamado del corazón. Después de dirigir con suceso a Paraguay desestimó ofertas muy importantes en virtud del club que lo formó y lo idolatró como jugador y bautizó con su nombre una de las tribunas del estadio. No le importó que las condiciones estuviesen lejos de ser las ideales; no midió el riesgo personal, o, si lo hizo, no le preocupó asumir el riesgo. Mucho había tenido que esperar para volver, ya que estuvo vedado en los ignominiosos tiempos de Eduardo López.

Se abocó entonces a transformar al conjunto rojinegro. Forjó una estructura colectiva con una defensa sólida, un mediocampo de buenos administradores de pelota y una delantera con tres hombres. Armó un conjunto que sabe ocupar los espacios para quedar bien guarecido ante los avances rivales y establecer ataques frondosos.

Con la prédica del ejemplo logró el regreso desde Europa de dos mundialistas, Maximiliano Rodríguez y Gabriel Heinze. También pegó al vuelta el goleador y mejor jugador del torneo Final, Ignacio Scocco. También se apoyó en los productos del club, como Hernán Villalba, y tomó decisiones relevantes, la principal en el arco, donde optó por Nahuel Guzmán en lugar del consagrado Sebastián Peratta.

Recientemente, Martino le apuntó al fútbol argentino en su línea de flotación, en su aspecto más endeble, el organizativo. “El fútbol argentino es histérico, tramposo y ventajero”, espetó hace unos días para reiterar los conceptos que ya había dado hace un año. “No me gusta que los partidos se jueguen cuando quiere un determinado grupo de gente o elegir el árbitro por conveniencia. Me gustan las cosas ordenadas y claras”, arremetió al asegurar que su tiempo en nuestro medio terminará con esta temporada.

En el plano futbolístico, analizó que “es muy difícil encontrar juego asociado, la pelota vuela mucho” y que se juega “más a la segunda pelota que a elaborar”. Los partidos protagonizados por Newell´s son habitualmente los que tiene el tiempo neto de juego más alto.

Fuera de tiempo y distancia, Agustín Marchesín dijo que no debía quejarse porque “el fútbol argentino le da de comer”. Afortunadamente para él, Martino resolvió la situación alimenticia propia y de los suyos hace muchos años. El fútbol argentino necesita mucho más a Martino de lo que Martino necesita al fútbol argentino. El arquero de Lanús habló en relación a la mala conducta del DT durante los partidos, una recurrente falla del Tata.

Sus días en el fútbol argentino están contados, lo anunció a comienzos de año sin que eso significase disminuyese la tensión y el compromiso de sus jugadores. Newell´s es uno de esos equipos en el que los futbolistas juegan para su entrenador, algo que se logra solamente cuando se admira al conductor. El equipo de Martino no se guarda nada y pelea el torneo y la Copa Libertadores; tal vez se quede sin nada, pero habrá sido intentándolo todo.
(Foto: Telam.com.ar)

Patricio Insua
patinsua@gmail.com

martes, 30 de abril de 2013

La mueca del destino no forzará el retiro


Es el futbolistas que más veces defendió la camiseta de la selección nacional, fueron 145 las ocasiones en las que se vistió de celeste y blanco. Disputó dos Mundiales, Francia 98 y Corea-Japón 2002, y por méritos propios y características de los jugadores que eligieron en su lugar debió estar en Alemania y Sudáfrica. Con 603 partidos es el segundo jugador con más presencias en la historia de la Serie A, siendo el único extranjero en ese top 20. Logró la astronómica marca en el Inter, donde jugó más de 800 encuentros, fue multicampeón y se trasformó en una institución dentro de otra. Superó los 1100 cotejos oficiales, casi todos de titular, y el 12 de septiembre se cumplirán 20 años de su debut en Primera División.

A los 17 minutos del encuentro contra el Palermo, Javier Adelmar Zanetti sufrió la rotura del tendón de Aquiles de su pierna izquierda. Un tajo de gravedad sin antecedentes. Construyó una carrera extraordinaria por un físico privilegiado y un cuidado absoluto en un profesionalismo sin concesiones. Si su presencia fue sarmientina durante dos décadas es porque las lesiones no tuvieron lugar en un cuerpo templado, impetuoso y trabajado sin retaceos. Con 39 años era hasta el momento el jugador con más actividad en la temporada 2012/2013 de la liga italiana, había disputado 4.117 minutos en 48 de los 52 partidos jugados por el Inter.

A su edad no cabría pensar en otra cosa que el retiro forzado, pero se trata de Zanetti, el hombre que se burla de los tiempos biológicos. Habrá que esperar, pero Il Capitano reaparecerá a los 40 con la casaca número cuatro del elenco neroazzurro y el brazalete de capitán. “Voy a superarlo. Mi objetivo es volver con más fuerza que antes. Creo que tuve que cambiar los neumáticos después de tantos kilómetros.”, aseguró apenas conocida la gravedad del asunto. No mira el largo y laureado recorrido, sino que pone el foco en el futuro.

Zanetti pertenece a un selectísimo grupo. Es, seguramente, el argentino más influyente en la historia de un grande de Europa después de Alfredo Di Stéfano en el Real Madrid. Ahora le hace frente a una circunstancia desconocido, pero a la que no le teme; lo alimenta ese fuego que arde con la misma fuerza desde hace más de 20 años.
(Foto: Inter.it)

Patricio Insua
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martes, 9 de abril de 2013

El mayor dolor del Rojo y el gran culpable


No hay análisis sobre la situación de Independiente que en sus primeras líneas pueda prescindir de dos palabras, que son un nombre propio: Julio Comparada. Es imposible abordar el presente del Rojo sin partir de su pasado reciente. El expresidente entregó un club mucho más dañado que el que había recibido: incrementó la deuda económica, disminuyó el capital futbolístico, dejó un estadio peor que el anterior y financió con plata del Rojo a la barrabrava, su guardia pretoriana. Comparada obró a sus anchas porque quienes debieron controlarlo no cumplieron su función fiscalizadora.

Independiente tiene un estadio que le prometieron sería motivo de orgullo y hoy es una metáfora de su derrumbe. Comparada prometió el mejor escenario futbolístico de Latinoamérica, pero, en su estado actual, el Libertadores de América es uno de los peores de Primera División. Una obra eternamente inacabada. El predio de Villa Domínico, en el cual se entrena el plantel profesional, es otra muestra de las penurias rojas; un espacio de trabajo propio de un equipo del ascenso y no de una de las instituciones más grades de la historia del fútbol argentino, como lo es el Club Atlético Independiente.

La máxima responsabilidad de Javier Cantero habrá sido la de no haber podido enderezar el timón del Titanic. Es un mérito que se haya aferrado al mismo aún viendo el enorme iceberg que amenazaba concretamente con partirlo al medio. Vincular su cruzada contra las barras con el desenlace deportivo que se aproxima inexorable es de una canallesca perversidad.

Cantero cometió sus errores, Américo Rubén Gallego no fue a la zaga con los suyos en la conformación del equipo y los futbolistas no dieron la talla, pero nadie es tan responsable del mayor dolor deportivo que sufrirá Independiente en su historia como Julio Comparada.
(Foto: Lacalderadeldiablo.net)

Patricio Insua
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martes, 2 de abril de 2013

Fútbol y Malvinas: Cronologías paralelas de aquellos días de 1982


Pocos minutos después de la medianoche que paría al viernes 2 de abril de 1982, la avanzada militar argentina desembarcaba en las Islas Malvinas. Por la tarde, muy lejos del archipiélago, en Salta, donde varias familias sufrían por el destino de sus hijos en aquel terruño, Central Norte le ganaba con gol de Jorge Hairala a Mariano Moreno de Junín en la cancha de Gimnasia y Tiro por la novena fecha del torneo Nacional. Había empezado el último delirio de la dictadura que gobernaba desde el derrocamiento de Isabel Martínez de Perón y la pelota no se detendría ante el suceso que dominaba la atención colectiva.

Durante el fin de semana se recuperaban las Islas Georgias del Sur, la ONU exigía el retiro de las tropas y el torturador Mario Benjamín Menéndez era nombrado gobernador de los territorios de ultramar. Entre varios partidos, Newell´s goleaba 8-0 a Independiente Rivadavia de Mendoza, Huracán y Boca empataban 3-3 en Parque Patricios, Talleres de Córdoba y Estudiantes igualaban 2-2 y en la Primera B San Lorenzo, suceso de la categoría, terminaba sin goles ante Lanús en la cancha de River.

Antes de que la pelota volviese a rodar en el continente, se multiplicaron los movimientos de tropas en las islas. El sábado 10, enfervorizado por una colmada Plaza de Mayo y seguramente por varios vasos espirituosos, Leopoldo Fortunato Galtieri, presidente de la república cercenada, inflaba el pecho: “Si quieren venir que vengan, les presentaremos batalla”. La real flota británica ya navegaba en camino. En tanto, San Lorenzo empataba 3-3 con los Andes en Lomas de Zamora y al día siguiente River derrotaba a Gimnasia de Jujuy y Central Norte hacía historia al vencer a Boca.

Ubaldo Fillol; Jorge Olguín, Luis Galván, Daniel Passarella, Alberto Tarantini; Osvaldo Ardiles, Américo Gallego, Diego Maradona; Ramón Díaz, Alberto Mario Kempes y Jorge Valdano fue el equipo de César Luis Menotti para el empate 1-1 con la Unión Soviética del 14 de abril de 1982, en el Monumental. El gol albiceleste lo marcó el Pelado Díaz, que luego sería reemplazado por Santiago Santamarina. Antes, Galtieri había pedido por cadena nacional la conformación de un frente americano contra Inglaterra, donde la Cámara de los Comunes formalizaba su respaldo a Margaret Tatcher, premier británica.

Mientras fracasaban los últimos intentos diplomáticos, por la duodécima fecha River empataba con Newell´s, Rosario Central con Boca y Ferro le ganaba a Argentinos Juniors.

Galtieri viajó a Malvinas para inspeccionar las tropas y los equipos se entrenaban a la espera de una nueva fecha. La Junta Militar emitió un comunicado en el aseguraba que respondería “a toda agresión británica, en virtud del derecho de autodefensa establecido en el artículo 51 de la carta de las Naciones Unidas”. Menotti trabajaba sobre el plantel mundialista y Carlos Timoteo Griugol no dejaba detalle suelto en Ferro, que transitaba al título.

El domingo 25 tuvieron lugar los clásicos interzonales. Ese día el teniente de navío Alfredo Astiz, infiltrado entre las Madres de Plaza de Mayo en la represión ilegal, se rendía en las Georgias sin oponer resistencia. Por la tarde, Boca y River empataban sin goles, Independiente le ganaba a Racing y Central derrotaba a Newell´s.

El último día de abril, el mando militar informó que las aeronaves y buques británicos serían considerados hostiles y con dos goles de Jorge Alzamendi y uno de Jorge Luis Burruchaga, Independiente le ganaba a San Lorenzo de Mar del Plata.

El 2 de mayo de 1982 los torpedos de submarino nuclear Conqueror hacían blanco en el Crucero General Belgrano, situado fuera del área de exclusión determinada por los propios ingleses. Se jugaron nueve partidos por el certamen de Primera División. Fueron 323 los argentinos muertos el día que River le ganó 3-2 a Quilmes y Boca empató 1-1 con Estudiantes.

El día 4 los misiles Exocet de los aviones navales argentinos Super Etendard hundieron al destructor Sheffield, el 5 Argentina le ganó 2-1 a Bulgaria en el estadio de Vélez con goles de Ramón Díaz y Passarella y el 6 Naciones Unidas propuso el retiro de las islas de los ejércitos.

La última fecha de las zonas se disputó el domingo 16. La aviación británica atacó dos barcos mercantes argentinos. Independiente Rivadavia le ganaba en Mendoza 4-2 a River, Ferro 4-0 a Independiente en la Doble Visera y la ONU anunciaba el fracaso de los intentos de paz.

La muerte y los horrores de la guerra tuvieron su punto máximo en 21 de mayo, día del desembarco británico en Malvinas. El combate mayor se dio en la bahía del Puerto San Carlos y la aviación argentina causó enormes daños en la flota inglesa. Dos días después, por los cuartos de final de ida del Nacional, se enfrentaban los cordobeses Talleres y Racing, Unión y Quilmes, Estudiantes y San Martin de Tucumán y Ferro e Independiente Rivadavia de Mendoza.

Se sucedieron en el isleño enclave austral certeros bombarderos argentinos sobre los buques enemigos, que de todas formas avanzaba firme en el territorio en disputa. Junio se inició con la búsqueda de la paz en ámbitos internacionales, pero el Reino Unido sabía próxima su victoria y se apartó de las negociaciones. El 11 el Papa Juan Pablo II llegó a Argentina mientras las tropas intentaban resistir en los enfrentamientos en Puerto Argentino, Monte London, Harriet y Dos Hermanas.

El 13 de junio Ferro y Quilmes se clasificaron finalistas del torneo Nacional y Argentina debutó en el Mundial de España con una derrota ante Bélgica. Las tropas argentinas se replegaban en su último intento de resistencia y al día siguiente se produciría la capitulación. La guerra había terminado y el torneo seguía su marcha. La derrota significó a la vez una herida que más 30 años después aún no ha sanado y la certeza del ocaso del gobierno militar y las vejaciones con las que había lacerado al país durante siete años. La pelota, como pasa siempre, no había dejado de rodar.
 (Foto: As.com)

Patricio Insua
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martes, 26 de marzo de 2013

Un camino con destino seguro: Brasil 2014

La ocasión de gol que Lionel Messi no pudo concretar a seis minutos del final del partido  evidencia y sintetiza la particularidad que implica jugar en La Paz. En cualquier otro ámbito el rosarino hubiese elegido, de un universo que para él no tiene secretos, la definición más conveniente y certera. No encontró la opción que mejor se ajustaba y la ejecución fue defectuosa.

"Dudé un poquito y el arquero se me vino encima”, reconoció el mejor del mundo sobre la jugada en cuestión. En un artículo publicado en la previa del encuentro, Juan Pablo Sorín, el excapitán del seleccionado argentino, aseguró que los 3.650 metros de altura del estado Hernando Siles no sólo se sienten en las piernas, sino también en la toma de decisiones.

Argentina consiguió ante Bolivia un punto testimonial. Sumó en un sitio históricamente adverso y en el cual en su última visita había sufrido una de las peores derrotas de todos los tiempos. El empate no lo deja ni más cerca ni más lejos del Mundial, porque Argentina se sabe en Brasil 2014. Las matemáticas no afirman lo que el fútbol ya conoce.

Alejandro Sabella mostró, una vez más, su capacidad como estratega en esta nueva tanda de compromisos por Eliminatorias. Contemplando las especiales condiciones de La Paz y atento a la próxima escala, hizo ocho cambios respecto del equipo que había derrotado a Venezuela en el Monumental. Mantuvo a Sergio Romero, dueño del arco; Javier Mascherano, jugador sin par en su función, y Messi, el genio total. Sobre Gonzalo Higuín pesaba una suspensión y Ángel Di María (el mejor ante Bolivia, junto con Mascherano) volvió tras cumplir la suya. También elaboró otro esquema, pero sin relegar el alto poder de fuego que es la característica distintiva de su seleccionado.

Un viejo mandamiento del fútbol reza que lo equipos se arman desde atrás hacia adelante. Cierto es que las aspiraciones consagratorias quedan hipotecadas con una defensa endeble, pero el fútbol desconoce verdades absolutas. Sabella arma su equipo en torno al mejor jugador del mundo. Piensa, en cada circunstancia, quiénes son los mejores socios y cuál es el camino ideal para capitalizar de la mejor manera el genio de un futbolista colosal.

La Selección todavía debe afianzar aspectos colectivos, pero es un equipo reconocible, que marcha con un plan, que persigue una idea. Tiene un conductor idóneo afuera y un líder formidable adentro. Las propias virtudes, las del rival de turno, el trabajo y los imponderables harán lo suyo. Argentina crece en su juego y su ambición mundialista.
(Foto: Telam.com.ar)

Patricio Insua

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martes, 19 de febrero de 2013

Dos equipos colosales al costo de sacrificar la Liga

Barcelona es el mejor equipo del mundo; más que eso, seguramente sea el más perfecto de la historia del fútbol. Real Madrid integra, también, el selecto póker de los mejores conjuntos de la actualidad. En la pasada gala de la FIFA, en la cual Lionel Messi recibió su cuarto Balón de Oro consecutivo, la alineación ideal la integraron diez jugadores de estos dos clubes, completándose el equipo con el colombiano Radamel Falcao García, del Atlético de Madrid.

En buena medida, el superdesarrollo de culés y merengues se dio a costa de ralear la Liga Profesional de Fútbol, la competencia doméstica española, cuya competitividad quedó herida de muerte. En los últimos 12 años, solamente Valencia logró filtrase dos veces (2001-2002 y 2003-2004) entre los títulos pintados de blanco o blaugrana. La rareza de esta temporada es que el elenco dirigido por José Mourinho marcha tercero, siendo el Atleti de Diego Simeone como cuña entre los dos colosos.

Barcelona y Real Madrid se configuraron como potencias planetarias desde distintas vertientes. Los catalanes lo hicieron, principalmente, a partir de un proyecto de identidad integral con base en la Masía, en tanto que los madrileños apostaron a fuertes movimientos en los mercados de pases. Ambos recorridos fueron posibles por una la concentración económica en su beneficio.

Según un reciente informe del diario vasco Deia, Real Madrid y Barcelona reciben casi la mitad de la torta televisiva, con el 25,2 y el 24,1 por ciento, respectivamente, mientras que quien sigue en la lista es el Valencia con el 6, 5. En Inglaterra, el mayor ingreso por los derechos de televisación lo tiene el Manchester United, pero con el 13, 1 por ciento del total.

Las firmas patrocinantes también corrieron detrás de ellos y el resto de los equipos, incluidos históricos animadores de la primera división española, quedaron relegados económica y deportivamente. Los factores que hicieron que dos crecieran a costa del empequeñecimiento del resto y el marketing globalizado generaron hinchas del Barcelona y el real Madrid en distintas regiones del plurinacional Reino de España; algo impesado en un pasado reciente.

El monopolio que constituyen Barcelona y Real Madrid le sirvió a España para consagrarse campeón del mundo por primera vez en su historia, en Sudáfrica 2010. Sin embargo, en el feroz crecimiento de sus dos tanques, la liga española parece encaminada a implosionar por la desigualdad económica, la competitividad atrofiada y la crisis económica ibérica de la cual el fútbol aún no parece haberse dado por enterado.
 (Foto: Eurosybalones.blogspot.com)

Patricio Insua
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martes, 15 de enero de 2013

Rumbo perdido

El seleccionado argentino Sub-20 llegó al Sudamericano clasificatorio al Mundial de Turquía con un plantel de ostentosa ofensiva. Así era desde los nombres, pero no se ha reflejado en la cancha y la acumulación de talentos nunca logró plasmarse en un equipo. Y, sabido es, en el fútbol el caos impide el destaque. El equipo careció hasta acá de estructura colectiva, lo que generó una pesadísima hipoteca de cara al objetivo trazado.

Las derrotas con Chile en el debut y con Paraguay posteriormente marcaron el destino de los dirigidos por Marcelo Trobbiani. El empate con Bolivia ratificó el derrotero albiceleste, aunque todavía abriga una remota esperanza de acceder a la ronda final (necesita que Paraguay no le gane a Bolivia y vencer a Colombia por dos goles o más).

Tratándose de jugadores en formación (lo son también quienes ya debutaron en Primera y acumulan algunos partidos en la máxima categoría) la crítica debería contemplar los errores propios de la juventud. Ocurre que también se multiplicaron falencias en aspectos básicos, como la coordinación, la rotación, los relevos y los desmarques.

Los mejores logran su versión más destacada juntándose, no en la insistencia individual. Argentina estuvo mal en todas las fases del juego y la responsabilidad es de la conducción.

Antes Sergio Bastista, después Walter Perazzo y ahora Trobbiani. El seleccionado para menores de 20 años fue colocado en manos de entrenadores que no llenaban el formulario. La seguidilla de frustraciones excede quedarse en el camino de un Mundial o un Juego Olímpico, remite más bien a la pérdida de rumbo y la ausencia de una idea.

El recuerdo del trabajo de Néstor Pekerman y Hugo Tocalli expone todavía más las carencias. Se trató de un ciclo excepcional a partir de un cuerpo técnico que hizo todo lo que se podía hacer con juveniles: formaba, consolidaba a los precoces, gestaba futbolistas para la selección mayor y ganaba títulos.

Hay clubes que hace muchos años trabajan muy bien en divisiones inferiores; la AFA debería convocarlos para hacerse cargo de los seleccionados menores. Pero también hay un problema estructural y creciente en el fútbol argentino: cada vez más se busca a viejas glorias de las instituciones para dirigir las divisiones juveniles y éstos también hacen inferiores; pretender llegar a dirigir en Primera. Escasean los formadores. El fútbol argentino de base necesita una introspección que diagnostique problemas y encare un camino para superarlos.
(Fotos: Telam.com.ar)

Patricio Insua
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martes, 1 de enero de 2013

Messi empieza a competir contra él mismo

En 2012 Lionel Messi se dedicó a pulverizar registros y sus 91 goles lo convirtieron en el máximo anotador en la historia del Barcelona y el futbolista en marcar más tantos en un año. Sin que hiciese falta, se ratificó como el mejor jugador del planeta, hecho inobjetable; superó esa instancia para instalarse en un plano superior: llegar a ser considerado el mejor de todos los tiempos.

Enero seguramente arranque de la mejor manera para el rosarino, con su cuarto Balón de Oro, hecho que no registra antecedentes. Como luedo de las temporadas 2009, 2010 y 2011, la Pulga se prepara para volver a hacerse con el premio con el que la FIFA y la revista France Football reconocen al mejor del año con los votos de técnicos y capitanes de los seleccionados y un grupo de periodistas de distintos países.

Con la maestría de conjugar desde la más bella estética precisión, velocidad, definición y astucia, Messi levanta un rascacielos que resulta inmejorable pero sigue alzándose. Con una competitividad tremenda, empuja su techo cada vez más arriba. Cuando parece que ya nada puede ser mejor, corporiza una genialidad, y otra, y otra más. Es la sublimación del fútbol.

Indescifrable desde un talento inagotable, con cataratas de goles para quebrar cifras que parecían para siempre, hace que resulte ridículo considerar que jugadores de la talla de Iniesta, Xavi y Cristiano Ronaldo son mejores que él.

Es el mejor de todos en el mejor equipo de la historia, el Barcelona que se originó en la Masía, moldeó a la perfección Josep Guardiola y hoy continúa Tito Vilanova. Además, elevó de un modo absolutamente determinante el nivel de la Selección después de que durante un buen tiempo el equipo argentino, desacompasado, limitase sus posibilidades.

Arranca un nuevo año y así se inicia la competencia de Messi contra el único capaz darle alcance: él mismo en su versión 2013.
(Foto: Telam.com.ar)

Patricio Insua
patinsua@gmail.com