martes, 13 de marzo de 2012

Aupa Bielsa

Con gritos sordos, ejerce para que el  reconocimiento refiera al tránsito, a la coherencia de la búsqueda, a la consecuencia con una idea. Sabe que el éxito es un eterno incorformista y que la histórica victoria ante el Manchester United reclama un cierre favorable de la serie en San Mamés. Empresa de alto riesgo ante uno de los equipos más pesados del planeta, el subcampeón de Europa del Barcelona. Pero lo hecho en Old Trafford trasciende la circunstancia de avanzar o perecer en la Europa League.

Al fútbol inglés lo caracteriza su dinámica, presión y rápidas transiciones. Ante uno de sus máximos exponentes y en un escenario tan mítico como difícil cuando ahí juegan los dueños de casa, el Athletic de Marcelo Bielsa superó a su adversario en ritmo, avance sobre la línea de la pelota y ataques vertiginosos. Nada menos que ante los diablos rojos de Sir Alex Ferguson, los vascos manejaron la pelota y la recuperaron en tres cuartos de campo cuando no la tuvieron, sumaron mucha gente en ofensiva desdoblándose para multiplicarse en ataque y achicaron espacios en defensa con relevos bien ajustados. Construyeron un dominio abrumador. En el segundo tiempo superaron el 65 por ciento de tenencia de la pelota. Maniataron a un gigante en una prestación colectiva fascinante que permitió muy altos rendimientos individuales.

En su primer ataque, antes de los 60 segundos, el Athletic terminó la jugada con seis futbolistas en los últimos diez metros del campo de juego. Fue la carta de presentación, un adelanto, de lo que sería el resto del partido. Con el sello indeleble de su entrenador, el conjunto vestido de verde atacó con continuidad, hizo de alto tránsito los sectores externos de la cancha y fue prolífico en diagonales. La obsesión era el arco defendido por David De Gea, una de las figuras del encuentro.

Por más de una década el rosarino había limitado su trabajo a selecciones nacionales; primero en Argentina y luego en Chile, con un interregno entre ambas en el que se recluyó en sus pensamientos sin alejarse del fútbol. Hasta que volvió al trabajo en el día a día con los futbolistas. Bielsa encontró al Athletic y el Athletic encontró a Bielsa. Se puso así en marcha un proyecto contracultural, con un técnico con prédicas alejadas del gana-pierde y un club al margen de la voracidad de mercado. Uno dio con un sitio a su medida, el otro con un entrenador capaz de interpretar su esencia. La institución de Bilbao se nutre sólo con jugadores vascos y compone mayormente su plantilla con productos formados en su cantera. Hay un muy marcado sentido de pertenencia, lo que fortalece el compromiso. Además, la baja movilidad de futbolistas redunda en la posibilidad de la continuidad. Terreno fecundo para Bielsa. Aún no lleva una temporada en Euskadi y, como tantas otras veces, ya enamoró con su trabajo y sus formas.

Cuando finalice, su gestión deberá ser valorada no sólo por los títulos que pudiese obtener, sino fundamentalmente por la impronta futbolística que legue y por el desarrollo de los muy buenos talentos jóvenes de los que dispone. Por caso, en el norte de la península ibérica se señala que Javi Martínez podría recalar en el Barcelona a cambio de unos 40 millones de euros. La media de edad del equipo vasco se sitúa en los 23 años, pero el futuro es ahora.

Bielsa es un líder admirado por sus dirigidos. Los futbolistas del Athletic juegan para su entrenador en una  comunión es un tesoro. Como tantas otras veces, su equipo irradia esa energía, ese coraje, ese valor y ese amor por la tarea que en algún momento dejó de ser regla en el fútbol para convertirse en gema. Ahí van juntos un técnico y un equipo de excepción, ambos, que deslumbran por arrojo y convicción.
(Foto: Goal.com)

Patricio Insua
patinsua@gmail.com