martes, 25 de octubre de 2011

Los fantasmas del Ciclón

San Lorenzo ve como algunos de los fantasmas que lo persiguen comienzan a corporizarse, y esa acechanza despierta nerviosismo, temor y enojo. El nerviosismo estrangula a un equipo que entró en un laberinto en el que no logra orientarse, ni mucho menos vislumbra la salida. El temor traducido en enojo lo encarnaron los hinchas, que cuando aún no estaba consumada la derrota ante Arsenal zarandearon con sus cánticos a dirigentes, jugadores y, por primera vez, al entrenador.

Tras la caída en el Viaducto y luego de que las puertas del vestuario visitante permanecieran cerras por casi una hora, Omar Asad dialogó con los periodistas: "Estoy tranquilo para seguir; por ahora no me voy. Me siento bien y con fuerzas. Pienso terminar mi contrato. Hay un grupo de jugadores con mucho compromiso. Veo cómo se matan en la semana y cómo entrenan, con ganas de revertir la situación en la que estamos. Sino no lo viera ese compromiso sería el primero en dar un paso al costado. La gente tiene derecho a expresar su disconformismo, yo estoy para trabajar. Nadie viene a robar ni a mentir. Pongo en cancha lo mejor que tenemos y no nos están saliendo las cosas como pretendemos".

El Turco sabe que su posición es tan incómoda como la del club. La postura de mostrase firme en sus convicciones y su puesto suele aparecer cuando un entrenador se sabe acorralado. El Ciclón perdió la mitad de los 12 partidos que disputó en el torneo Apertura y apenas logra asomar la cabeza de la temidísima zona de Promoción. El próximo fin de semana se medirá ante All Boys, rival directo -aunque todavía falta más de media temporada- en la pugna por mantener la categoría. Ante los de Floresta, el Nuevo Gasómetro será una olla a presión.

San Lorenzo sabe dónde está y lo que se juega. El fresco descenso histórico de River marca un precedente que lo eriza y contrae. Los dirigentes andan en círculos, el entrenador no encuentra el camino, los jugadores no dan respuestas y la gente revienta a voz en cuello. El Ciclón amenaza con convertirse en tsunami.
(Foto: Canchallena.com.ar)

Patricio Insua
patinsua@gmail.com

martes, 4 de octubre de 2011

Por sus méritos y el contexto, Boca desfila al título

Julio César Falcioni logró armar su mejor Boca en el momento indicando, cuando Vélez, Estudiantes y Lanús perdieron su forma. Así, por la autoridad futbolística mostrada superado el meridiano del Apertura y la anemia de los rivales de fuste, el Xeneize se aleja en lo alto de la tabla de posiciones. Hizo lo suyo con una notable mejora respecto de la primera mitad de año y los demás, hasta acá, le allanaron el camino.

Los datos estadísticos y la exposición de su juego se evidencia el resurgir. Apenas recibió dos goles en diez fechas, lleva 20 partidos invicto y volvió a ocupar en solitario la punta de un campeonato después de más de 100 fechas y casi tres años. En los últimos cuatro torneos el protagonismo había quedado referido al peso de su camiseta y no a la pelea en los primeros lugares. La conformación de un conjunto sólido, rocoso, ordenado y colectivo y con una luminosa versión de Juan Román Riquelme, la cual parecía extinta, se generó desde el trabajo del técnico, con trabajo de campo y convencimiento del plantel.

Uno de los mayores méritos del entrenador ha sido despertar al Nº 10. En los últimos dos años el ídolo había mostrado su jerarquía en cuentagotas, pero ahora revitalizó su juego para marcar claras diferencias en el amesetado fútbol argentino. Desde su estelar actuación en la conquista de la Copa América 2007, la cual lo tuvo como factótum, que no aparecía en la dimensión que hoy muestra. Seguramente desde concepciones del juego distintas, Falcioni convenció a Riquelme y Riquelme convenció a Falcioni.

El DT campeón con Banfield (título que le valió la consideración de la dirigencia boquense) consiguió también que los futbolistas que llegaron al club desde que se hizo cargo del plantel alcanzasen un destacado rendimiento. Diego Rivero, Leandro Somoza, Rolando Schiavi, el lesionado Darío Cvitanich, Agustín Orión y Walter Erviti, su jugador, hicieron hasta acá un aporte de alta cotización.

Boca marcha con cinco puntos de ventaja sobre Atlético de Rafaela, uno de los equipos ascendidos en esta temporada y quien conoce perfectamente que su realidad no pasa por pelear el campeonato sino por consolidar en la primera mitad de la temporada su permanencia en Primera División. Un punto por detrás de los santafesinos aparece Racing, también todavía invicto y con la valla bien resguardada (apena recibió tres tantos), pero el equipo dirigido por Diego Simeone todavía no logró consolidarse en su idea y estructura.

En un semestre electoral, la intención de Carlos Bianchi de volver a dirigir será la promesa proselitista de cada uno de los candidatos a encabezar la nueva Comisión Directiva. Mientras el futuro de Falcioni parece no conjugarse en la institución de la Ribera, el DT afianza un equipo que avanza decidido hacia su 24º título en el fútbol argentino.
(Foto: Telam.com.ar)

Patricio Insua
patinsua@gmail.com