martes, 30 de noviembre de 2010

Disfrutar no sólo del Barcelona

Joshep Guardiola ha forjado un equipo que, definitivamente, quedará en la historia. Este Barcelona nacido desde las entrañas de la Masía combiana eficacia y virtuosismo a la perfección. Es un conjunto de una identidad colectiva fabulosa, con enorme despliegue, continua rotación, presión permanente, voraz vocación ofensiva y una tremenda circulación de pelota sin caer en la ociosidad de la tenencia inocua. A partir de la capacidad técnica individual de cada uno de sus componentes, el Barça socializa la pelota: no es patrimonio exclusivo de ninguno de sus futbolistas, es propiedad de todos por igual. Por cierto que en Xavi, Iniesta y Messi -el mejor del mundo- tiene el eje de ese preciso engranaje. Los tres aparecen continuamente en distintos sectores del campo para quitarle las referencias al adversario y se combinan con precisión y velocidad de modo tal de perforar los cerrojos que pretenden detenerlos.

En el derby ante Real Madrid, el conjunto culé tuvo un desempeño perfecto y brindó una exhibición que será recordada por mucho tiempo. El choque se presentaba como un duelo de estilos, el que vendrían a encarnar Guardiola y José Mourinho. La pretensión de confrontar el talento contra el músculo. Era el partido ideal para los fundamentalistas. Fue un aleccionador 5-0 de los catalanes, con un fútbol integral para reducir a su rival -uno de los más grandes del mundo- a un mero partener de ocasión. Entonces, el merecido elogio al excelso juego blaugrana se trasladó luego, en muchos casos, a denostar al técnico merengue. Lo mismo, en sentido contrario, había ocurrido en el primer semestre del año cuando el Inter que conducía portugués eliminó al Barcelona en una de las semifinales de la Champions League. La irracionalidad de uno y otro lado.

Son los exégetas los que en su fanatismo desvirtúan las reales características de un equipo. Así, del Barcelona omitirán la presión, el verticalismo, la sólida estructura colectiva y su férrea defensa. Del otro lado, relegarán en el discurso el cuidado de la pelota, la libertad otorgada a los jugadores más hábiles y las concesiones en defensa.

Mourinho es uno de los mejores entrenadores del mundo pese al tremendo revés que le dio el Barcelona (nunca había perdido por más de tres goles de diferencia), así como los de la Ciudad Condal estaban ya instalados en la antología futbolística pese al modo en que lo eliminó el Inter.

Disfrutar del Barcelona no tiene porqué excluir el elogio a otras propuestas destacables. El fútbol es complejo, tiene muchas aristas. Un gusto determinado no debe ser inhibidor de otro. No se trata de enfrentar a Guardiola y Mourinho -o lo que representan, si se prefiere no ponerlo en nombres propios- sino de superponer, de resaltar lo mejor de cada estilo.
(Foto: News.cn)

Patricio Insua
patinsua@gmail.com

martes, 9 de noviembre de 2010

Cuando el negocio le gana al fútbol

A manos de un grupo de empresarios alimentados por su insaciable codicia, el fútbol chileno dilapidó el mejor proceso de su historia. Con Marcelo Bielsa a la cabeza, la Roja tuvo un enorme crecimiento futbolístico; dejó de lado su rol de reparto y se hizo protagonista. Creció, fundamentalmente, en la consideración del fútbol sudamericano. En la Eliminatoria rumbo al Mundial 2010 quedó en la segunda colocación, detrás de Brasil y delante de selecciones con pesados pergaminos y mucho mayor potencial presente, como Argentina y Uruguay. Más tarde, en Sudáfrica, tuvo una destacable actuación al perder sólo ante el campeón, España, y el mejor de siempre, Brasil.

El rosarino y con él el gran proyecto de crecimiento del fútbol chileno fueron, en buena medida, víctimas de un golpe de mercado. Los intereses de los clubes más poderosos, sociedades anónimas con su lógica comercial, optaron por defender sus intereses al precio de frenar el mejor proceso futbolístico que hayan conocido.

Cuando faltaban apenas un par de semanas para la renovación de autoridades en la Asociación Nacional de Fútbol Profesional (ANFP), ente rector del fútbol trasandino, el panorama sólo exponía la continuidad de Harold Mayne-Nicholls. Sin embargo, por lo bajo se urdía un plan que emergió repentinamente con la postulación del Jorge Segovia, dueño de Unión Española, apoyado por la gran mayoría de los clubes de Primera División, con capacidad de voto doble.

Conocida públicamente la competencia, Bielsa llamó sorpresivamente a una conferencia de prensa en la cual anunció que bajo ningún concepto trabajaría con Segovia, dado lo que representa. Pese a esto, a lo que implicaba perder al mejor seleccionador posible, los dirigentes de los clubes fueron tras el empresario español.

Mayne-Nicholls llevaba adelante un proyecto que implicaba un desarrollo integral del fútbol, con la selección como principal bien, por delante de los clubes y sus accionistas. Este hombre, periodista de profesión, había determinado un reparto equitativo de los derechos televisivos, por lo cual varios clubes habían demandado a la ANFP.

El entrenador que dejó su huella en Newell`s, Atlas y América, ambos de México, Vélez, Espanyol, de Barcelona, y la selección argentina había destacado públicamente en más de una ocasión a la ex presidenta Michelle Bachelet. Todo lo contrario ocurrió con su sucesor, Sebastián Piñera, de la pinochetista derecha chilena, a quien le ofreció un frío saludo cuando el equipo nacional fue recibido en el Palacio de la Moneda tras su participación mundialista. Ese hecho, amplificado por la prensa hasta el hartazgo, hizo que creciese esa piedra en el zapato para Piñera, hombre muy vinculado a los negocios del fútbol. Porque Bielsa siempre fue un enemigo ideológico para Piñera.

Pese a ser hincha de la Universidad Católica, el presidente de Chile es el principal accionista de Blanco y Negro, la empresa que gerencia al Colo Colo. Aunque había prometido en su campaña electoral que liquidaría sus acciones si era elegido al frente del Ejecutivo del país, aún las conserva. Piñera fue uno de los que estuvo en contra de acortar la brecha entre los clubes más poderosos y los otros a partir de los ingresos de televisación, ya que El Cacique fue uno de los clubes que demandó a la asociación.

Un grupo de empresarios, con la voracidad que los caracteriza, dio la espalda a los hinchas chilenos y al mejor proceso que haya tenido su fútbol jamás. No le importó eso ni cargarse a un técnico de culto, un absoluto lujo para un fútbol tan menor en el contexto mundial. Chile cayó derrotado en su partido más importante.
(Foto: kancha.cl)
Patricio Insua

martes, 2 de noviembre de 2010

Una decisión sin sustento

Es difícil dar con el hilo conductor que llevó a que Sergio Batista sea el técnico de la Selección. Desconcierta ver en un lugar de absoluto privilegio a un entrenador que en nada se destaca de la media y está lejos de los mejores. Diego Maradona tenía brevísimos antecedentes como DT, pero su designación se sostuvo en el gigantesco pasado como futbolista vestido de celeste y blanco. Por caso, Franz Beckenbauer, en Alemania; Marco Van Basten, en Holanda, y Dunga, en Brasil, habían debutado como técnicos en selecciones. En el caso del ex gran volante central surgido de Argentinos Juniors, no se encuentran ni en su talla como futbolista internacional ni en su pasado como conductor argumentos para la designación. Es muy fácil enumerar a varios técnicos con muchos más méritos que Batista para semejante lugar.

Luis Segura, presidente de Argentinos Juniors; Juan Carlos Crespi, vice de Boca; Germán Lerche, presidente de Colón; Diego Turnes, vice de River; Julio Ricardo Grondona, presidente de Arsenal, y Mario Contreras, presidente de Godoy Cruz, fueron los dirigentes que se prestaron a la parodia de un supuesto cónclave para determinar al elegido y proponerlo a sus pares de Comité Ejecutivo. De la reunión, realizada en el predio de la AFA en Ezeiza, también participaron Carlos Bilardo y Humberto Grondona, director y subdirector de Selecciones Nacionales, respectivamente. El mecanismo real fue el verticalismo que impera desde hace décadas en la sede de la calle Viamonte: la decisión fue, como siempre, de Julio Humberto Grondona.

No hubo entrevistas con distintos postulantes y, por lo tanto, mucho menos se realizó la tarea de cotejar distintos proyectos para ver cuál era el más sustentable y adecuado. Nunca se siguió ese proceso en la AFA, pero en este caso la exposición es aún mayor porque se nombró a alguien sin los pergaminos necesarios.

“Nos reunimos con la Comisión y hubo unanimidad: Batista debía ser en entrenador. Tiene experiencia, fue jugador nacional y ha dirigido”, fue el básico sostén de Bilardo; quien, a su vez, reconoció que jamás habló con otro técnico. Es penoso ver su rol actual con todo lo que le dio a la Selección en sus años de entrenador. Previamente, Grondona había sostenido que “(Batista) es lo que se merece por su trayectoria en el fútbol argentino”, en lo que fue también un argumento amplísimo en el universo que puede abarcar.

A favor de Batista vale decir que en los últimos 20 años han pasado por la Selección técnicos de las más diversas características y solamente fueron destacados los períodos entre-Mundiales de Alfio Basile (1990-1994) y Marcelo Bielsa (1998-2002). Ojalá logre llevar adelante un trabajo con el que aproveche al máximo el gran potencial latente, porque su éxito será el de la Selección. El primer desafío será volver a conseguir un título después de 18 años, cuando el año próximo se dispute aquí la Copa América. Aunque Batista dejó muchos espacios en blanco a la hora de llenar el formulario para ser el conductor nacional, la responsabilidad recayó sobre sus espaldas.
(Foto: Telam)

Patricio Insua
patinsua@gmail.com