lunes, 31 de mayo de 2010

Encerrada en su propia intimidad, Argentina espera

Instalado en el predio de la Universidad de Pretoria, el seleccionado argentino se prepara para el debut ante Nigeria y todavía no hay pistas que evidencien si Diego Maradona dispondrá un 4-4-2 como dibujo táctico inicial o si finalmente optará por colocar tres delanteros. La decisión del cuerpo técnico de no hacer aún declaraciones y la imposibilidad de la prensa de ver las prácticas echan por tierra cualquier especulación, por lo que habrá que esperar indicios ciertos dados por el entrenador.

La cantidad de enviados especiales de los medios argentinos no persuadió a Maradona. Puertas cerradas y alambrados tapados, la selección se concentra en su propia intimidad, busca fortalecerse en esa convivencia acuartelada y realiza prácticas, según algunos trascendidos, que son de baja intensidad y recién se harían más exigentes en los próximos días.

El último partido por Eliminatorias, ante Uruguay, en Montevideo, y el posterior amistoso frente a Alemania habían puesto punto final a la búsqueda del entrenador por encontrar el equipo mundialista. El proceso iniciado a fines de 2008 y que había visto pasar una inusitada cantidad de jugadores había arrojado su conclusión. El conjunto nacional jugaría en Sudáfrica con un esquema táctico de cuatro defensores centrales, dos mediocampistas laterales de largo recorrido, un eje central con uno de sus componentes más cerca de la última línea y dos atacantes. El dibujo elegido tenía ya, también, nombres definidos: Romero; Otamendi, Demichelis, Samuel y Heinze; Di María, Mascherano, Verón y Jonás Gutiérrez, Higuaín y Messi.

Sin embargo, lo que parecía clausurado encontró una grieta abierta por el propio Diego. “Dejar a Carlitos (Tévez) afuera es bravo. No es descabellado tirar un poquito atrás a Lio (Messi) y poner dos puntas. Llevo a Clemente (Rodríguez) que me puede jugar en los dos lugares por afuera. No se crean tanto lo de los cuatro centrales”, había dicho antes de viajar. La temporada de Tévez en Inglaterra (marcó 22 goles en la Premier League) fue fabulosa y, además de su clase mundial, el jugador del Manchester City tiene un espíritu de lucha formidable y una competitividad insaciable.

La lista de 23 futbolistas que están Sudáfrica parecería descompensa si se tiene en cuenta que hay siete defensores para cuatro posiciones y seis delanteros para sólo dos lugares. Pero también de ese plantel puede desprenderse que la alternativa táctica de Maradona es un 3-4-3, lo que sí equilibraría la lista, aunque sigue pereciendo que sobra un delantero en detrimento de un mediocampista.

Sólo seis jugadores estuvieron en Alemania 2006: Burdisso, Heinze, Mascherano, Maxi Rodríguez, Messi y Tévez. A ellos se agregan, también con experiencia mundialista, Verón (1998 y 2002) y Samuel (2002). Ocho futbolistas tienen menos de diez partidos en la selección, entre ellos los tres arqueros: Romero (6), Andujar (4) y Pozo (4). El resto son Di María (8), Otamendi (6), Bolatti (5), Higuaín (5) Garcé (4) y Pastore (2). El más veterano es Martín Palermo con 36 años, el más experimentado Verón con 69 partidos en el equipo nacional y el más joven es también el de menor rodaje, Pastore, de 20 años.

El segundo ciclo de Alfio Basile solamente había dejado dos cosas positivas: Jonás Gutiérrez y el tándem Mascherano-Gago en el centro del campo. Con poca competencia el de Real Madrid, hubiese sido fabulosa la combinación del capitán con Esteban Cambiasso, de tremenda temporada en el Inter multicampeón. Por otra parte, la inclusión de Ariel Garcé no tiene explicaciones desde lo futbolístico, ni siquiera refugiándose en lo subjetivo de los gustos. Si Maradona lo piensa como central no tiene sentido con otros cinco en la lista y si el lugar es el lateral derecho la comparación con Javier Zanetti no resiste análisis. La presencia de Pozo, un arquero hecho y de flojo rendimiento en el último torneo, en lugar de una joven apuesta para vivir la experiencia de un Mundial también es objetable.

Pero a tan poco del debut de nada vale insistir en lo que cada uno hubiese creído mejor. Argentina tiene un técnico que de fútbol, por el sólo hecho de haberlo jugado como nadie, lo conoce como pocos. Tiene una idea, un plan, y asegura también contar con las alternativas tácticas e individuales necesarias para afrontar el desafío de conseguir que Argentina vuelva a tener un protagonismo relevante en la cita más importante.
(Foto: Canchallena.com)

Patricio Insua
patinsua@gmail.com

lunes, 24 de mayo de 2010

Inter, campeón de Europa por convicción

Con una idea de hierro ejecutada sin concesiones por un grupo de futbolistas que, desde ese convencimiento, jugaron para su técnico, José Mourinho, Inter volvió a ser campeón de Europa después de 45 años. Un esquema basado en una defensa granítica y un ataque agazapado y voraz fueron los argumentos centrales del conjunto milanés para quedarse con el trofeo más deseado. En la final ante Bayern Munich, el equipo de ese arrogante y excelente entrenador que es el portugués ratificó que es quien mejor sabe jugar sin necesidad de tener la pelota. Se la cedió a su rival, con presión lo obligó a caer en su embudo defensivo y esperó, impertérrito, para punzarlo con sus puntuales estiletazos.

Y así fue la jornada soñada para Diego Milito, autor de los dos fabulosos goles de la noche madrileña. Amague para engañar al arquero en el primero y avance con la pelota al pie, doble enganche ante Van Buyten y definición al segundo palo en la conquista para liquidar el pleito. La temporada debut del hombre surgido en Racing en el club de los Moratti no pudo ser mejor: 30 goles en 52 partidos. Cinco de esos gritos tuvieron una importancia superlativa para que el Inter sea el primer equipo italiano en quedarse en una misma temporada con el torneo local, la Copa de Liga y la Champions League, ya que monopolizó los tantos decisivos al anotar el 1 a 0 ante Siena para la conquista del quinto Scudetto consecutivo, el 1 a 0 en la final de la Copa de Italia ante Roma y los dos gritos en el Santiago Bernabeu.

La conquista de Europa fue por demás especial para el jugador símbolo de la institución, Javier Zanetti, quien otra vez, como en Alemania 2006, raramente mirará el Mundial por televisión. El su partido 700 con la camiseta del Inter (está a 58 de Giuseppe Bergomi, récord neroazzurro) y el 80° en el máximo certamen europeo, se convirtió en el primer argentino en levantar como capitán la Orejona. Pupi disputó todos los minutos de la edición 2009/2010 de la Champions, privilegio que compartió con su compañero Julio César, el mejor arquero del mundo.

Si Milito fue héroe y figura, Esteban Cambiasso se erigió, una vez más, en el termómetro del equipo y tuvo una gran actuación ante Bayern Munich. Fue la válvula para abrir y cerrar la represas de su equipo. Tácticamente impecable y fino técnicamente, Cuchu fue destacado en más de una ocasión por Mourinho como el hombre que mejor lo interpreta dentro de la cancha. Acaso su ausencia en Sudáfrica sea aún más sensible que la de Zanetti.

La fundamental presencia argentina es un póker completado por Walter Samuel, a quien el regreso al fútbol italiano en 2005 -luego de un difícil paso por el Real Madrid- volvió a convertirlo en el Il Muro. Fue un bastión de la enorme defensa milanesa y así, recomendación de Mourinho a Maradona mediante, será uno de los centrales titulares de la selección en la Copa del Mundo.

Etiquetado por muchos con un conjunto enrolado en el histórico catenaccio italiano, ese estigma llegó tras el partido de vuelta por las semifinales ante Barcelona, en Catalunya. Esa llave ante el fabuloso campeón defensor había sido pensada por Maurinho como un único encuentro; entonces, tras conseguir -por buscarla- una importante ventaja de 3 a 1 en el partido de ida, en la revancha sólo se preocupó por defender esa diferencia y no atacó. Tomó el riesgo de jugar todo el partido refugiado en su campo y consiguió lo que se había propuesto, lograr la clasificación a la final. Pero antes del cruce ante los de Josep Guardiola, en octavos de final Inter le había ganado los dos partidos al Chelsea, campeón de Inglaterra, y lo repitió en cuartos ante el CSKA Moscú. Esos cruces y el ímpetu protagónico que tuvo fronteras adentro desestiman la pretendida descalificación. Ningún equipo logra tres títulos en un año sin ser agresivo en ataque.

Mourinho consiguió que la comunión entre estratega y jugadores que es requisito indispensable para el éxito, sea un valor supremo. El abrazo que le dio Zanetti en pleno campo de juego del Real Madrid y la dedicatoria de Milito al míster evidenciaron el tenor de ese vínculo en el cual radicó en buena parte la fortaleza de un equipo impenetrable a los pareceres ajenos y blindado en su idea.

Un año atrás, Barcelona se quedó con el título europeo a partir de una receta bien distinta a la que ahora utilizó el Inter. Porque es evidente que los caminos elegidos por ambos equipos para llegar al mismo destino no fueron los mismos. Esas dos conquistas con libretos disímiles son un rico alimento para el debate futbolístico si este tiene altura, reflexión, intercambio de posiciones y revisión de conceptos en lugar de agravios y descalificaciones. Todos los estilos ganan, todos los esquemas sirven, pero se requiere convencimiento para llevarlos a cabo y el consecuente trabajo para perfeccionarlos. Inter tuvo ambas cosas y por eso volvió a ser campeón de Europa.
(Foto: Canchallena.com.ar)

Patricio Insua
Patinsua@gmail.com

lunes, 17 de mayo de 2010

El grito de un barrio: Argentinos campeón

El festejo es genuino, sin ningún paso ensayado previamente. Saúl Laverni pita el final en Parque Patricios y los jugadores saltan como chicos. Néstor Ortigoza se toma la cabeza. Su otra mitad, Juan Mercier, se arrodilla y mira al cielo. El juvenil Luis Ojeda, dueño del arco en el partido decisivo, grita su felicidad de cara a los más de 10.000 hinchas que tuvo a sus espaldas en el segundo tiempo y ahora deliran de felicidad. Claudio Borghi y su cuerpo técnico son un solo abrazo en el banco de suplentes y varios futbolistas una montaña humana en el centro del campo de juego.

Argentinos se consagró como el mejor del país después de 25 años y aunque el propio Borghi se había encargado de marcar las diferencias entre aquel campeón y este, hay puntos de conexión. Uno inevitable es el de Néstor Ortigoza como exponente clásico de la mejor fábrica de mediocampistas centrales del fútbol argentino y dueño de los tiempos del equipo. Se trató, también, de un conjunto forjado desde la inteligencia de su entrenador y la zapienza de los ejecutantes. El fútbol es músculo y cerebro. Más fácil ejercitar el sacrificio físico que el conocimiento del juego, el Bicho hizo honor a la predica de su escudo (mens sana in corpore sano) al revertir la ecuación que domina al fútbol actual.

Sale Mercier del vestuario, con un gorro de lana, colorado, por supuesto, obsequio de un hincha. Un rato antes hizo el gol más importante de su carrera, que mucho supo del Ascenso. Destaca la importancia suprema que tuvieron las victorias ante Central e Independiente. “El Bichi nos dio un mensaje que nos permitía jugar muy tranquilos. El título es un premio justo para estos jugadores, para un equipo que vino muy de abajo. Callados y tranquilos ahora festejamos un campeonato con el equipo como figura, por la entrega, el hambre y la humildad”.

En el fragor de los festejos, ningún jugador dejó de referirse a la importancia de Borghi, un hombre ya trascendental en la historia del club por su presencia en todos los títulos conseguidos. Brilló como uno de los mejores talentos de aquel equipo que se quedó con el Metropolitano de 1984 y en el Nacional y la Copa Libertadores de 1985. El estadio Diego Armando Maradona no corre peligro de ser rebautizado, pero no podría extrañar que en un futuro cercano alguna de las tribunas lleve su nombre.

Autor del segundo gol ante Huracán, Facundo Coria enfrenta cámaras, micrófonos y grabadores y destaca que “el equipo jugó muy bien a lo largo de todo el torneo y el título es un premio al esfuerzo”. Como todos sus compañeros, elogia al entrenador: “Él armó este equipo y potenció a todos estos jugadores. Nos marcó una línea de juego desde el primer día y nos dio confianza. Porque una de las claves para lograr el campeonato fue la tranquilidad que siempre tuvo el equipo”. El enlace sentencia que el campeonato es producto “del buen juego, la perseverancia y la búsqueda siempre del arco rival”.

Con cinco derrotas fue el equipo que menos perdió en la temporada y con 67 goles a favor el que más marcó. Esos números reflejan una campaña extraordinaria, un año futbolístico en el que Argentinos supo muy bien cómo defenderse y enarboló un ataque siempre difícil de contener para sus rivales, que tuvo el merecido premio de la consagración en el Clausura 2010.

José Luis Calderón es un ex futbolista. Deja el vestuario visitante consciente de que esa fue su última tarde adentro de una cancha. Lleva la sonrisa del broche perfecto. “Siento que se termina una etapa importante en mi vida, a la cual le dediqué muchísimo tiempo. Bajo la persiana del jugador y espero la etapa que va a empezar, que es la de del técnico. El Bichi se acordó de un jugador retirado y por eso le estoy muy agradecido. Cuando llegué a Temuco, a la pretemporada, les dije a los muchachos que venía para ser campeón y me miraron como si estuviera loco. Pero cuando el equipo empezó a jugar se dieron cuenta que el equipo estaba para más”.

Argentinos no llegó a la cima con la brillantez como patrón. Tampoco por su solidez. Encontró, desde la prédica de su entrenador -un hombre que enriquece el medio- una estación intermedia a partir de una estructura sin rigidez a la vez que responsable de cada uno de los aspectos del juego. Así arriesgó sin miedo y forjó una identidad propia y bien definida.

El capitán del equipo, Matías Caruzzo, otro de los formados en el club, no duda de los méritos de la consagración y, con la copa entre las manos, destaca el esfuerzo colectivo como valor supremo. “Somos merecedores de esto. Lo esperábamos. Estoy contento por el equipo, por el cuerpo técnico y por la gente. Hay que disfrutar este momento. Luchamos, sufrimos y nos sacrificamos, y con humildad y hambre logramos ser campeones. El partido contra Independiente va a quedar grabado”.

La Paternal desde el sentimiento, Villa General Mitre para los puristas de la geografía porteña, es hoy el epicentro de un escenario barrial de sonrisas amplias. Y lo será durante el próximo tiempo, porque los festejos que se habían iniciado el domingo por la mañana como buen augurio para la posterior consagración vespertina se prologarán largamente. Argentinos recuperó su gloria y es el nuevo campeón del fútbol argentino.
(Foto: Canchallena.com.ar)

Patricio Insua
patinsua@gmail.com

miércoles, 12 de mayo de 2010

Con sus razones, Maradona eligió a los 30 premundialistas

Argentina no disputó su primer partido en Sudáfrica 2010. Ni siquiera se encuentra en la concentración de Pretoria entrenándose a la espera del debut. Pero la selección ya comenzó a jugar el Mundial con la lista de 30 jugadores determinada por Diego Maradona y de la cual saldrán los 23 que buscarán la gloria del triunfo.

Los futbolistas citados fueron Sergio Romero, Mariano Andujar y Diego Pozo como arqueros. Entre los defensores aparecen Nicolás Otamendi, Martín Demichelis, Walter Samuel, Gabriel Heinze, Ariel Gacé, Clemente Rodríguez, Fabricio Coloccini, Nicolás Burdisso y Juan Manuel Insaurralde. Los mediocampistas son Jonás Gutiérrez, Javier Mascherano, Juan Sebastián Verón, Ángel Di María, Mario Bolatti, Javier Pastore, Juan Mercier, Maximiliano Rodríguez, José Sosa, Sebastián Blanco y Jesús Dátolo. La nómina premundialista se completa con Lionel Messi, Gonzalo Higuaín, Carlos Tévez, Diego Milito, Martín Palermo, Sergio Agüero y Ezequiel Lavezzi entre los delanteros.

Sólo siete jugadores disputaron la última Copa del Mundo: Heinze, Burdisso, Coloccini, Mascherano, Maxi Rodríguez, Messi y Tévez. Verón y Samuel también tienen experiencia mundialista, pero no estuvieron en Alemania 2006. El equipo que más futbolistas aportó es Estudiantes (Clemente Rodríguez, Sosa y Verón). Con escaso margen de error, puede arriesgarse que los siete que no estarán en la lista definitiva serán Garcé, Insaurralede, Coloccini, Blanco, Mercier, Maxi Rodríguez y Lavezzi.

Hubo ausencias de peso. Javier Zanetti es el mejor lateral, tanto por derecha como por izquierda; son llamativas las presencias de Clemente Rodríguez y sobre todo de Garcé en detrimento de la del multifuncional capitán del el Inter. Que no hayan aparecido los nombres de Esteban Cambiasso, Gabriel Milito y Fernando Gago no sorprende, porque se preveía que Diego los excluiría, pero no dejan de ser bajas pesadas. Tal vez pensó que con ellos era todo o nada; es decir, a Pretoria o ni entre los 30. No es lo mismo bajar a Garcé que a Zanetti. Si sabía que Pupi no estaba en sus planes para la Copa del Mundo está bien haberle evitado el manoseo de colocarlo entre los 30. De todos modos el riego pasa por los imprevistos, ya que de haber lesiones no podrá recurrir a estos jugadores de probada jerarquía. Tal vez solamente las listas de España 82 y Estados Unidos 94 no produjeron reclamos; antes y después siempre hubo presencias sorpresivas y ausencias llamativas y esta vez no fue una nueva excepción.

En lo que respecta al tercer arquero, sabido es que tiene escasísimas posibilidades de jugar,. Así lo más provechoso hubiese sido optar por un joven de buen presente y prometedor porvenir para que viva de adentro un Mundial, tal como ocurrió con Oscar Ustari cuatro años atrás. Así, la presencia de un arquero hecho como Pozo no aporta nada, como sí podría serlo, con vistas a futuro, la inclusión de Adrián Gabbarini o el mismo Ustari.

El equipo ideal de Maradona es con Romero; Otamendi, Demichelis, Samuel y Heinze; Jonás Gutiérrez, Mascherano, Verón y Di María; Higuaín y Messi. De este modo, lo que entraría en el terreno de la discusión son los suplentes, cuya importancia, de todas maneras, no debe ser desestimada en una competencia furiosa que implicará, para sus principales protagonistas, siete partidos en 30 días. El hueco más preocupante pasa por las alternativas a Mascherano y Verón.

Nadie más que el propio Maradona desea quedarse con la gloria máxima en Sudáfrica. Armó la que cree es la mejor lista posible. “Es cuestión de gustos”, había dicho algunos días atrás cuando le preguntaron por Cambiasso. Y es cierto. La nómina está hecha desde su subjetividad y a partir de la consideración que hizo sobre el aporte que cada uno de esos jugadores le puede dar. Siempre un técnico tiene sus motivos, aunque por muchos no sean entendidos o compartidos.
(Foto: Topnews.in)

Patricio Insua
patinsua@gmail.com

lunes, 3 de mayo de 2010

Una buena defensa despierta muchos ataques

El Inter llegó a la final de la Champions League sin patear un solo tiro al arco en el encuentro que lo clasificó a esa instancia definitoria y, entonces, se generó un virulento debate sobre su juego. Aunque en realidad no se trató de una discusión, de una contienda de ideas, posiciones y pareceres, ya que las descalificaciones le ganaron ampliamente a los argumentos.

El ideal del fútbol es ser punzante en ataque y sólido en defensa. Desplegarse en campo adversario y compactarse en el propio. El engreído portugués José Mourinho pensó la llave semifinal ante el Barcelona como un único partido, cuya primera mitad se jugaba en Milán y la segunda en la Ciudad Condal. Supo en el cotejo de ida que tenía que atacar para establecer una diferencia favorable y entendió que lo que necesitaba en el vuelta para estar el 22 de mayo en el Santiago Bernabeu era defender la ventaja conseguida una semana antes.

Pensar un partido en virtud de un ataque constante implica correr riesgos. Defenderse cerca del propio arco, como lo hizo Inter en Catalunya, también. En los 90 minutos disputados en el Camp Nou, el conjunto dirigido por Josep Guardiola procuró atacar continuamente pero no logró imponer condiciones, mientras que el elenco milanés sólo aspiró a defender su arco y lo consiguió, pese al gol de Piqué a poco del final. Y lo hizo sin caminar jamás por la cornisa del reglamento, como aseguraron varios medios de la prensa española: no hizo tiempo, ni recurrió al juego brusco y por eso Barcelona no logró siquiera entrar con tiros libres. Fue el que jugó mejor a lo largo de los 180 minutos; primero al manejar la pelota (tuvo una posesión de casi el 70 por ciento en el Gusseppe Meazza) y hacer el daño que quedó reflejado en el 3 a 1 y segundo al abroquelarse casi sin fisuras para mantener esa ventaja. Siempre logró hacer su juego, ejecutar el plan que había pergeñado.

Si un equipo ataca bien y se defiende mal y otro ataca mal pero se defiende bien, se estará frente a dos conjuntos con una faceta del juego satisfactoria y otra deficitaria. Sin embargo, las mayores críticas recaerán sobre el que tenga limitaciones ofensivas. Mientras que un ataque virtuoso siempre es destacado favorablemente, defenderse con férrea solidez recoge marcadamente menos reconocimientos.

Quedarse con el último paso del largo camino que recorrió el Inter para llegar a la final de la Champions es hacer un recorte parcial para distorsionar y desmerecer los méritos de un equipo que con pragmatismo optó por aplicar distintas estrategias de acuerdo a las circunstancias. Si está en los umbrales del penta campeonato en Italia y accedió a la definición del torneo de clubes más importante del mundo es porque fueron muchos más los partidos que salió decididamente a ganar que los que se preocupó exclusivamente por no perder.

No existe un único modo ni un gusto uniforme. El concepto de antifútbol es una malicia que debe ser desterrada. Debe aceptarse el derecho de ver defectos donde otro vislumbra virtudes y viceversa. Lo que no tiene razón de ser es la descalificación, que desmorona cualquier posibilidad de debate y hace que las discusiones sobre los estilos futbolísticos no salgan de las chicanas para avanzar hacia intercambios superadores.
(Foto: Elmundo.es)

Patricio Insua
mailto:papatinsua@gmail.com