lunes, 22 de marzo de 2010

Del mejor estadio de Sudamérica a uno de los peores de Argentina

Desde que se inauguró hace poco menos de cinco meses, el 28 de octubre de 2009, en el enfrentamiento ante Colón, se sabía que el estadio Libertadores de América no estaba en condiciones de albergar partidos de Primera División. La lluvia del domingo no hizo más que poner todavía más en evidencia los insalvables problemas que aquejan a la inconclusa casa del Independiente y el peligro que implica para sus muchos concurrentes.

Los playones para llegar hasta los accesos estaban inundados de un agua grisácea, propia de una obra por los restos de cemento y materiales. Los pasillos de las plateas que separan las butacas del campo de juego tenían varios centímetros de agua, dando lugar a lagunas que eran verdaderas trampas para quienes habían pagado el alto precio que cuesta una platea. Las goteras, que en algunos sitios eran cataratas, como en las escaleras de las denominadas Garganta del Diablo (donde el acceso también estaba inundado y era imposible no mojarse los pies antes de llegar a las escaleras), se multiplicaban por todo el estadio, incluso en el hall central.

Desde dos horas antes del inicio del encuentro, varios trabajadores de mantenimiento del club trasportaban maderas de un lado a otro para improvisar puentes que menguasen en parte la mojadura para los espectadores y trabajadores de prensa que se acercaron a ver el encuentro en el que Independiente derrotó a Rosario Central 2 a 0, ratificándose en la cima de la tabla de posiciones y como el principal candidato al título.

Las anegaciones en las calles para llegar al estadio –reclamo que le cabe exclusivamente a Municipalidad de Avellaneda- y las propias deficiencias de un estadio a todas vistas inconcluso y cuyos problemas se multiplicaron en una tarde plomiza hicieron de la jornada dominical una aventura indeseable para los gentes que se acercaron a ver el encuentro.

El contrapunto con la problemática estructura edilicia del estadio es el campo de juego. El césped estaba estupendo y aguantó perfectamente la fuerte lluvia. Sobre ese verde manto los dirigidos por Américo Rubén Gallego enhebraron su quinto triunfo consecutivo sin recibir goles y parecen encaminarse sin mayores inconvenientes al festejo final el 16 de mayo.

La cancha no debería estar habilitada y ahí reside la cuestión esencial: es hasta lógico que Independiente pretenda jugar ahí, aunque sepa de las incomodidades para sus socios y simpatizantes; pero lo que resulta inadmisible es que las autoridades correspondientes se lo permitan. Sin dudas, presiones y favores han entrado en escena.

Los hinchas del Rojo se engañan a sí mismos al inflarse el pecho por el Libertadores de América, cuando sigue siendo un ambicioso proyecto (que presentaba un estadio completamente techado) y no una realidad. Saben que no está en condiciones, porque lo padecen, y hasta estéticamente deben sufrir que esté muy lejos de lo que esperaban; como en lo que hace a la fachada principal del estadio, a espaldas de las plateas y palcos vip: una oscura cara gris de la que asoman caños y cuelgan cables sin siquiera un escudo del club o el nombre del estadio. Los hierros que asoman de las vigas y los baños químicos completan el cuadro en gama de grises. En lugar de ese falso orgullo deberían reclamarle a los dirigentes que informen sobre los pasos a seguir y las dificultades que seguramente existen para conocer cuándo podrán disfrutar del escenario que se les prometió.

El presidente de la institución, Julio Comprada, había inaugurado el estadio mucho antes de que pudiese comenzar a utilizarse con una fiesta de finalidad puramente electoralista, poco antes de enfrentarse en los comicios con Noray Nakis, el grondonista presidente de Deportivo Armenio al que derrotó con fuerte respaldo de los socios. Correspondería a Comparada retribuir esa confianza hablando con la verdad y reconociendo las dificultades económicas que puedan existir para completar el trabajo en lugar de continuar refiriéndose al estadio como el más moderno de Sudamérica cuando la realidad es que, en las actuales condiciones, es uno de los peores de Primera División.
(Foto: Futbolmania12.worldpress.com)

Patricio Insua
patinsua@gmail.com

4 comentarios:

Darilo dijo...

Es la pura realidad lo que marcás y te agrego un par de cuestiones más:
- No hay agua en los baños
- Algunos baños están clausurados
- En los accesos del estadio y escaleras a las tribunas también hay anegaciones y no existen desagües
En cuanto a las exigencias de los socios, la agrupación política Independiente Místico ha presentado notas solicitando explicaciones de los avances de obra y varios detalles como los que se mencionan en esta nota, sin respuesta por parte de la CD, cuyo presidente sigue sosteniendo que es el estadio inteligente y su verso de que es una obra monstruosa para los tiempos de crisis que corren. Lo cual es inexplicable teniendo en cuenta que el CAI vendió jugadores por más de u$s 50.000.000 en los últimos 5 años.

Matías Rodríguez dijo...

tenes razon, es una pena que se hayan apurado a inaugurar algo que no estaba terminado,m si ya les costaba de por si construir lo que falta, ahora que tambien hacen de locales ahi es el doble de dificil, me parece que se apresuraron y tiraron por la borda todo el tiempo empleado y gran aprte delesfuerzo, continuo leyendote, un saludo

Círculo Sports Radio dijo...

no lo pude conocer todavía, pero, dicen que todavia le falta demasiado para ser un estadio propiamente dicho y que parece más una obra en construcción que otra cosa.
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saludos

Patricio Insua dijo...

Darilo y Matías, muchas gracias por sus aportes y por leer el blog.
Un abrazo