lunes, 27 de julio de 2009

El jaque eterno

Las enclenques finanzas de la mayoría de los clubes argentinos, por las malas administraciones propias y el nefasto rol de la AFA, podrían derivar en la postergación del inicio de la temporada 2009/2010. El reclamo de los jugadores en Futbolistas Argentinos Agremiados obligó a los clubes a saldar las deudas en 48 horas o, de lo contrario, otorgar la libertad de acción. Sergio Marchi, secretario general del gremio, denunció que sólo Vélez, Estudiantes y Lanús, tres clubes modelo, están con sus cuentas en absoluto orden. Instalado el revuelo, Julio Grondona, presidente de la AFA, advirtió a los titulares de las instituciones que quienes tengan deudas no podrán sumar refuerzos, deberán jugar con juveniles y perderán puntos si reclaman en la Justicia la habilitación de nuevos futbolistas contratados.

El Jefe miró la situación desde afuera, desentendiéndose, sin asumirse como el principal culpable de esta realidad. Vender los derechos de televisación a bajo precio, dar dinero a los clubes para, endeudándolos, garantizarse su lugar en el trono de Viamonte 1366, no establecer ningún control sobre las administraciones de las instituciones y sus balances dibujados, permitir que los clubes arranquen los torneos con grandes deudas, avalar los contratos en dólares y no establecer topes salariales son sólo algunos de sus desaciertos. Es paradigmático el caso de Newell´s, con el tendal que dejó Eduardo López, guiño mediante suyo. Pero ahora teatraliza un golpe sobre la mesa pidiendo orden, porque necesita que el Apertura arranque en la fecha establecida. En un país donde pueden cerrar hospitales y escuelas, el fútbol jamás debe parar, y ahí no está sólo el interés de AFA, sino el de poderosas corporaciones mediáticas y políticas.

En lugar de revisar todos sus malos manejos, Grondona aprovechó la situación para reclamarle al Estado el permiso del Prode Bancado. Aseguró que las apuestas on-line son el ingreso que acabará con todos los problemas. Entrar en el laberinto de ese mercado sería la peor noticia, porque de ahí a la mafia de las apuestas con partidos arreglados hay un suspiro. En un fútbol tan sospechable en muchos aspectos, el Prode Bancado vendría a oscurecer todo aún más.

El Pope le asigna al juego la importancia vital que otrora marcó tendrían, entre otros, la publicidad estática, la televisación y los codificados. El problema medular del fútbol no es cuánto dinero administran, sino cómo hacerlo. Si los billetes se apilan y la ineficiencia no se revierte el problema será el mismo, con cifras todavía más abultadas. Los dirigentes de los clubes son, mayormente, hombres con gran prosperidad en sus negocios privados, pero llamativamente en el manejo de las cuentas de los clubes tienen una contrapuesta desprolijidad.

Grondona avisó que el fútbol se iniciará en los plazos previstos para que no paguen justos por pecadores. Sin embargo, está a la vista que jamás buscó la justicia y la igualdad deportiva, lo que se pone en evidencia con el perverso sistema del Promedio; que por ejemplo le permitirá a Boca mantenerse en Primera así pierda sus 38 partidos, mientras que los recientemente ascendidos Atlético de Tucumán y Chacarita estarán obligados a sumar al menos 44 puntos para mantenerse en la máxima categoría.

No es la primera vez que Futbolistas Argentinos Agremiados hace un reclamo como el presente. Tampoco es inédita la postura de la AFA de llamar al orden a los clubes y buscar mayores ingresos por diversas vías. Hace 10 años una cumbre en el predio de Ezeiza prometía una reestructuración del fútbol desde un férreo control de la AFA a los clubes con sanciones que llegasen hasta la pérdida de la categoría y la exigencia de un incremento en los ingresos por la televisación de los partidos. Nada de aquello se ejecutó. Así, es previsible que la escena vuelva a repetirse. En tanto no se apunte a los problemas estructurales del fútbol, a las personas y los organismos responsables de controlar las finanzas de los clubes y la transparencia de los voluminosos negocios de un producto de consumo masivo, la situación actual no podrá más que repetirse y empeorar.
(Foto: Diariouno.com)

Patricio Insua
patinsua@gmail.com

lunes, 20 de julio de 2009

En un mercado vendedor, más que nunca es la hora de los técnicos

En la antesala de una nueva temporada, el mercado de pases del fútbol argentino se desarrolla con escasas contrataciones pero varias ventas al exterior. La doble necesidad de los clubes de contar con dinero que de liquidez a sus resquebrajadas finanzas y la necesidad de reducir las  erogaciones de altos sueldos dolarizados (cuando se especula con una suba de la divisa por sobre los cuatro pesos) propicia la ida de los mejores y también la de los que no lo son tanto

Estudiantes, Vélez y Lanús son ejemplos de responsabilidad y buen manejo administrativo, sin embargo, el Pincha debió vender a Mariano Andujar y no pudo retener a Gastón Fernández (estaba a préstamo), el Fortín anunció que deberá desprenderse de al menos una pieza de su equipo titular y el Granate cedió a préstamo a Diego Valeri al Porto, de Portugal, en dos millones de dólares por dos años (el conjunto portugués estará obligado a hacer uso de la opción de US$ 6.700.000 sólo si en ese lapso juega al menos 60 partidos).

Boca vendió a Rodrigo Palacio en 5 millones de euros, prácticamente el mismo precio que el Palermo, de Italia, pagó por Nicolás Bertolo, de cuyo pase era propietario en partes iguales con Banfield (la entidad del sur del Gran Buenos Aires también retenía una parte menor del pase de Palacio). El millón de dólares que percibía anualmente el oriundo de Bahía Blanca y la proximidad a quedar en libertad de acción hicieron lo suyo para su venta a precio de oferta. Otro que no seguirá por su alto contrato pese al pedido de Alfio Basile, DT xeneixe, es Hugo Ibarra. En el caso del club de la Ribera pesa, además, el contrato europeo de Juan Román Riquelme  y el injustificable costo-beneficio del vínculo con Carlos Bianchi en su rol de mánager.

La AFA debería legislar sobre los contratos en dólares, prohibiéndolos. Sin embargo, las políticas de la calle Viamonte 1366 siempre están lejos de apuntar al beneficio de los clubes. No hacer nada por impedir el descalabro de sus cuentas garantiza tenerlos comiendo de su mano y que la estructura viciada de la conducción dirigencial mantenga su status quo. Por eso no se controlan la finanzas de las instituciones, se les permite iniciar los torneos con los números en rojo y realizar contrataciones que se saben no podrán pagar.

En este panorama, con apenas un puñado de jugadores que realmente marcan diferencias, el trabajo de los técnicos será el elemento decisivo. La lucha por los primeros lugares la darán una firme estructura táctica colectiva y una prestación física del más alto rendimiento. Es, más que nunca, la hora de los técnicos, ya que la importancia que siempre han tenido se ve incrementada hoy por la paridad de los planteles de los equipos de Primera División.

Para salvar las formas suele escucharse que todos los entrenadores laburan. La frase, aunque cierta, es incompleta, porque no todos lo hacen con la misma dedicación ni el mismo empeño. Están los que se detienen en cada detalle y los que trabajan a reglamento. Estarán arriba los equipos cuyos técnicos armen sus equipos desde atrás, que tengan distintos esquemas, mecanicen movimientos, prevean situaciones desfavorables; en síntesis, aquellos que logren maximizar sus virtudes y neutralizar las de los rivales.

Las malas administraciones de los clubes son ya un problema estructural del fútbol argentino, avalada por la perfidia del ente que tendría que controlarlos y castigarlos. La resultante es un fútbol disminuido, con planteles volátiles y escasez de talentos, por lo que la buena mano y la dedicación de los entrenadores será, en gran medida, la diferencia entre el éxito y la frustración.
(Foto: Espndeportes.espn.go.com)

Patricio Insuapatinsua@gmail.com

jueves, 16 de julio de 2009

Estudiantes de América

Con una gran actuación en el Mineirao, Estudiantes se coronó campeón de la Copa Libertadores de América por cuarta vez en su historia al vencer 2 a 1 a Cruzeiro. Luego de 39 años, volvió a alzar el trofeo que ya lo había distinguido como monarca del continente en 1968, 1969 y 1970. La mística originada en aquella gloria registrada en blanco y negro tuvo su parte en este magnífico equipo que sabedor de su capacidad ansiaba hacer historia y reeditar aquellos festejos.

Tras el empate sin goles en La Plata en el partido de ida, el Pincha le cedió al elenco brasileño el favoritismo para el encuentro decisivo. Pero desde el comienzo del partido el conjunto platense expuso su decisión de ir a buscar la victoria sin especular, sin meterse atrás, con presión sobre el rival, manejo productivo de la pelota y la firme decisión de imponer condiciones. Planificó el partido a la perfección y tuvo siempre muy en claro lo que debía hacer, sus premisas y su objetivo. Jugó una final como debe hacerse. Tuvo mucho juego y jerarquía. Demostró, además de muchas virtudes tácticas y técnicas, tranquilidad y coraje para dar vuelta el resultado después encontrarse en desventaja a poco del inicio del segundo tiempo. Porque nunca se sintió menos que su rival, se plantó con firme personalidad y jamás se dejó impresionar por un marco con decenas de miles de torcedores que reducían a un puñado a los casi 5.000 fervorosos pinchas presentes. Estudiantes superó a Cruzeiro en su propio terreno con la prestancia de los grandes equipos.

Sin sangrías en su plantel en las últimas temporadas, el León consolidó una definida identidad colectiva desde el compromiso de sus muy buenos jugadores. Pero en esa estructura grupal, la figura de Juan Sebastián Verón constituye un aporte trascendental. Hizo un partido soberbio, perfecto. No es justo ni preciso reducir el valor y los méritos de Estudiantes a su presencia, pero el valor del ex Boca, Sampdoria, Parma, Lazio, Manchester, Chelsea e Inter es superlativo. La incidencia de la Bruja es futbolística, anímica y organizativa; su influencia en el club –para bien de la institución- es total.

Al promediar el semestre, se hizo necesario un cambio de conducción. Con Leonardo Astrada como técnico, el equipo deambulaba por los últimos lugares de la tabla de posiciones del Clausura y su clasificación a los octavos de final de la Copa estaba seriamente comprometida. Llegó entonces Alejandro Sabella, con pasado como jugador del club pero nula experiencia como técnico, y logró la mejor versión del equipo para guiarlo a un nuevo título internacional después de más de tres décadas. A fines de 2008 había estado cerca de conseguirlo, al ser finalista de la Copa Sudamericana, convirtiéndose, posteriormente, en el primer equipo en llegar a la final de los dos certámenes internacionales de la temporada. En la contratación de Sabella fue clave, una vez más, el aval de Verón, que lo conocía de su paso por la Selección, cuando era ayudante de campo de Daniel Pasarrella.

Estudiantes ganó la Copa de punta a punta. Dio el primer paso a fines de enero, cuando en la fase preliminar superó a Sporting Cristal, de Perú, luego de perder 2 a 1 en Lima y ganar 1 a 0 en la vuelta (avanzó por el gol de visitante). Posteriormente compartió el Grupo 5 con Deportivo Quito (Ecuador), Universitario de Sucre (Bolivia), y Cruzeiro (Brasil), con quien perdió 3 a 0 en Belo Horizonte y ganó 4 a 0 en La Plata. En octavos de final eliminó a Libertad (Paraguay), tras un 3 a 0 de local y un empate en cero en Asunción; en cuartos a Defensor Sporting (Uruguay), con triunfos 1 a 0 en Montevideo y en La Plata, y a Nacional (Uruguay) en el paso previo a la final, con victorias 1 a 0 de local y 2 a 1 en el estadio Centenario.

El presente de Estudiantes no es más que la consecuencia de un claro proyecto futbolístico, de una lógica dirigencial que se mantuvo sin importar los nombres. Ese proceso mostró sus primeros resultados cinco años atrás, cuando Estudiantes comenzó a meterse en la pelea por el título en los torneos Apertura y Clausura. El salto de calidad se produjo con el regreso de Verón, a mediados de 2006. Desde su llegada, Estudiantes forjó sus logros con una enorme efectividad como local en el estadio Provincial Ciudad de La Plata, al cual se había resistido por no querer abandonar su cancha de 1 y 57. En los últimos tres años perdió allí sólo tres partidos y fue campeón del Apertura 2006 y de esta Libertadores, en la cual no recibió ningún gol como local. Además, consiguió otro hito que quedará siempre en el recuerdo de los hinchas: la histórica goleada 7 a 0 frente e Gimnasia, su rival de toda la vida.

Consolidado como el mejor equipo argentino incluso antes de llegar a la final ante Cruzeiro, Estudiantes extendió su dominio a nivel continental para erigirse también como el número uno de América. Campeón por méritos propios, el Pincha agregó con este presente glorioso un motivo más de orgullo para su gente y nuevo lauro a su enorme historia.
(Foto: Lanacion.com.ar)

Patricio Insua
patinsua@gmail.com

lunes, 13 de julio de 2009

Hazaña de Gimnasia para quedarse en Primera

Revertir una serie que se inició con un 3 a 0 en contra siempre implica una epopeya futbolística. Si además se logra agónicamente, con nueve jugadores y para evitar el descenso, la alegría que hace de catarsis a la angustia contenida tiene la desmesura propia de la concreción de una hazaña. Así transcurrió la soleada tarde de domingo del pueblo de Gimnasia y Esgrima de la Plata, que a los 27 minutos del segundo tiempo empataba sin goles ante Atlético Rafaela –es decir que estaba tres goles abajo en el resultado global- y terminó ganándolo 3 a 0, con un hombre menos que su rival y gracias a los goles de Diego Alonso (había convertido sólo dos en toda la temporada) y el doblete de cabeza de Franco Niel, que supera por 2 centímetros el metro sesenta de estatura, a los 44 y 47 minutos. Se trató de un milagro deportivo y fue un premio a la lucha y la entrega del conjunto platense, por eso se celebró tanto como un campeonato.

Pero la hazaña tripera no fue solamente la que se concretó en la cancha ante la Crema, con más coraje que fútbol. Se trató, además, de una cruzada que le permitió eludir la sinrazón de un sistema de ascensos y descensos descabellado y, seguramente lo más importante, sobreponerse al caótico reciente pasado dirigencial que tuvo su máxima expresión de descaro y daño al club en la Comisión Directiva que encabezó el impresentable Juan José Muñoz.

El nefasto Promedio hizo que Gimnasia deba disputar la Promoción cuando había sumado 55 puntos en la temporada, gracias al gran trabajo de Leonardo Madelón y el esfuerzo de sus jugadores. Pero el año pasado le jugó a favor, ya que lo mantuvo a salvo pese a que había sido uno de los dos peores equipos de la temporada. Porque el coeficiente que surge de la división de puntos y partidos de las últimas tres temporadas es, además de injusto, anacrónico, lo cual quedó en evidencia con el Lobo: mantuvo la categoría con relativa tranquilidad al quedar anteúltimo y se tambaleó en el borde del abismo cuando fue noveno.

Luego de haber arañado el primer título de Primera División de su historia cinco veces en los últimos 14 años (fue subcampeón en los torneos Clausura 1995, Clausura 1996, Apertura 1998, Clausura 2002 y Apertura 2005), Gimnasia estuvo a un suspiro de descender, algo que no le sucede desde 1979 y con 25 años ininterrumpidos en Primera. Llegó a esta situación por los malos manejos de quienes tuvieron la responsabilidad de conducir el club. Los socios deberán aprender del error que significó haber puesto hombres oscuros al frente de la institución y que, con el efecto retardado que muchas veces tienen las malas administraciones, a punto estuvo de costar la tristeza de un descenso.
(Foto: Lanacion.com.ar)

Patricio Insua
patinsua@gmail.com

miércoles, 8 de julio de 2009

Y ahora, la Promoción

Vélez ya salió campeón, Gimnasia y Esgrima de Jujuy y San Martín de Tucumán descendieron y se sabe que Atlético de Tucumán y Chacarita ocuparán sus lugares. También quedó determinado que Lanús, Vélez, San Lorenzo y Tigre clasificaron para disputar la Copa Sudamérica, que tendrá a Boca y River invitados por última vez. Pero la temporada 2008/2009 no está finalizada. No al menos para Rosario Central, Gimnasia y Esgrima de La Plata, Belgrano de Córdoba y Atlético de Rafaela. En partidos de ida y vuelta, se enfrentarán rosarinos contra cordobeses y platenses contra santafesinos en la búsqueda unos de manter la categoría y otros de llegar al círculo privilegiado de fútbol argentino.

Esta tarde será el turno del primer partido entre el Canalla y el Pirata, en Barrio Albertidi (la serie se definirá el domingo en el Gigante de Arroyito), mientras que mañana el Lobo visitará a la Crema (también se definirá el fin de semana, en el Bosque).

Rosario Central juega por Primera vez la Promoción y lo hará ante el equipo más experimentado en esta instancia. Belgrano la protagonizó cuatro veces, dos para manter la categoría y dos para ascender, y en tres de ellas logró el objetivo. La disputó para quedarse en Primera en la temporada 1999/2000 (cuando se instauró la Promoción) y la siguiente y en ambas se impuso ante Quilmes. En la 2005/2006 le arrebató su lugar en Primera a Olimpo, pero en la pasada temporada no pudo hacer lo mismo ante Racing.

Por su parte, Gimnasia y Esgrima de La Plata también hará su estreno en estas reválidas y enfrente tendrá un rival que no las desconoce. Finalizado el Clausura 2006, Argentinos Juniors debió ratificar su lugar en Primera y lo hizo ante Atlético de Rafaela, que ahora buscará cambiar la historia frente al conjunto de Leonardo Madelón.

La Promoción implica una injusticia, ya que pone cara a cara a un equipo que hizo mayormente las cosas mal –el de Primera- con otro que acumuló más méritos que defectos –el de la B Nacional- y sin embargo le da una doble ventaja deportiva al primero. Una es relativa, y tiene que ver con el hecho de definir de local, mientras que la otra quiebra absolutamente las equivalencias, al establecer que ante igualdad de puntos y goles en el resultado global cada cual se mantiene en su categoría. Está, además, la natural diferencia que existe entre dos equipos de distintas divisionales.

Si pese a todo el conjunto de la categoría inferior logra subir, la próxima temporada deberá lidiar con el Promedio, un invento nefasto, reaseguro de los poderosos, que es especialmente perjudial para los equipos recién ascendidos. Así, con los vigentes sistemas de Promedios y Promociones, las pasos de categoría en el fútbol argentino muchas veces desvirtúan los merecimientos.
(Foto: Clarin.com.ar)

Patricio Insua
patinsua@gmail.com

martes, 7 de julio de 2009

El desatino de Cappa

Desde el momento en que finalizó el partido ante Vélez y los de Liniers se consagraron campeones del torneo Clausura, Ángel Cappa, técnico de Huracán, buscó instalar que el conjunto de Parque Patricios fue despojado del título a instancias del árbitro Gabriel Brazenas, que, dicho sea, siempre fue un mal réferi. “Estoy dolido e indignado, porque aunque sus errores fueron involuntarios Brazenas le regaló la final a Vélez en bandeja y privó a la gente de Huracán de la alegría de un campeonato", sentenció el entrenador.

“Vélez fue un digno campeón, hizo un torneo excelente, pero no merecía que le regalen el título. Nos sacaron la billetera del bolsillo”, manifestó Cappa en una evidente contradicción. “Ganó el partido el árbitro. Nos anuló un gol mal a nosotros y le convalidó uno ilícito al rival. Nada menos”, completó.

Hizo especial hincapié en esa jugada protagonizada por Eduardo Domínguez en la que no se cobró gol, a la cual calificó como “la más importante” del encuentro, ya que entendió que “un partido donde Vélez tiene que ganar y pierde 1-0, es otro partido”. Cierto es que el defensor quemero estaba habilitado, pero Cappa no mencionó que esa posición lícita se dio porque lo estaba agarrando a Víctor Zapata para que no salga, ni tampoco se refirió a la inexistente falta cobrada contra Federico Nieto para dar lugar al tiro libre en que se originó la jugada.

También se quejó porque Brazenas no sancionó falta contra Gastón Monzón de Joaquín Larrivey en la jugada del gol de Vélez. Pero otra vez Cappa se tapó un ojo, ya que nada dijo de una instancia anterior en la cual Carlos Arano le metió un tremendo planchazo a Fabián Cubero que mereció sancionarse con tarjeta roja y penal para los de Ricardo Gareca. Como todos los protagonistas del fútbol argentino, Cappa no se queja de la injusticia, sino de que ésta no estuvo en su favor. No le preocupan los errores arbitrales, que aseveró los creía de buena fé, le preocupa que éstos le sean adversos y no favorables.

Bramó con justa razón por la desaparición de las pelotas tras el gol de Maximiliano Moralez, pero aquí otra vez su lectura fue parcial, ya que entre esa mezquina actitud y la del arquero Monzón haciendo tiempo sistemáticamente no parece haber una gran diferencia. Sin embargo, se permite una visión aleccionadora y apocalíptica para los más débiles: “Si esto queda impune, el fútbol argentino no tiene remedio y mandará siempre el más fuerte".

En su descargo mediático en cadena, puso siempre como ejemplo al fútbol español, donde cada fin de semana se ven las peores estafas contra los clubes chicos en el Bernabeu y el Camp Nou. No se le escuchó, ni se le leyó en sus columnas de la prensa española, quejarse de las habituales obscenidades arbitrales en favor del Real Madrid, club caro a sus afectos y verdadero poderoso mundial, nave insignia del establishment futbolista a nivel global.

Ponderó a Lanús por la consecuencia de un trabajo de años y lo mismo hizo con Vélez. Seguramente para no ser señalado destacó también a Estudiantes, el mejor equipo argentino de la actualidad, pero destacó como un mérito que lo consiguió al correrse de su línea histórica. Ahí mostró la hilacha, ya que con eso no quiso más que deslegitimar los méritos de aquel Pincha multicampeón de Osvaldo Zubeldía y desempolvar una discusión ya a esta altura anacrónica.

Vélez fue el justo campeón y Huracán un dignísimo contendiente, que estuvo a 7 minutos de quedarse con la gloria y pese a que no jugó como venía haciéndolo en el partido definitorio tuvo buenas situaciones de gol para volcarlo a su favor. Esto, sin dudas, causa un gran dolor, pero no habilita la descalificación del adversario, máxime cuando se trata de un entrenador y de alguien formado intelectualmente, analítico y reflexivo.

Cappa le hizo mucho bien a Huracán con esta campaña, que probablemente sea el punto de partida de una etapa floreciente para el Globo. Es un hombre muy inteligente y por eso busca instalar el supuesto ultraje para no hablar de la paliza táctica que le propinó Vélez y a partir de pretensiones de trascendencia, de que se recuerde mitológicamente en el imaginario colectivo a "aquel Huracán de Cappa que era una maravilla del fútbol y fue robado en la final". Contrariamente, con su patraña dialéctica desdibuja los reales méritos de un equipo que sí será recordado, pero en su justa medida, como un conjunto que con un presupuesto mínimo hizo un gran campeonato y logró la admiración de propios y ajenos, gracias al buen trabajo de sus jugadores y, también, por supuesto, de su entrenador.
(Foto: Minutouno.com - NA)

Patricio Insua
patinsua@gmail.com

lunes, 6 de julio de 2009

Vélez fue el merecido campeón

Una previa de 15 días a partir de la crónica desorganización del fútbol argentino, un partido suspendido durante 20 minutos por la caída de granizo y con polémicas por los desatinos de un arbitraje que muy lejos estuvo de estar a la altura del acontecimiento desdibujaron el encuentro que Vélez le ganó 1 a 0 a Huracán para ser campeón del torneo Clausura y festejar en la más absoluta desprolijidad el séptimo título local de su historia.

En ese enfrentamiento directo que operó de final, el conjunto dirigido por Ricardo Gareca, un laburante de perfil bajo, fue quien más hizo para ganar el partido. Enfrentó a un adversario que no pudo exponer los argumentos que lo habían llevado a la cima de la tabla de posiciones a falta de una fecha. Sin la pelota, arrebatada y manejada con solvencia por el dueño de casa, el Globo sufrió ante un rival aplomado y que tuvo una lectura precisa para hacer el juego que más lo beneficiaba. Tácticamente Vélez superó a Huracán; planificó mejor el partico bisagra. Fue el mejor del semestre y lo ratificó con autoridad en la última fecha. Fue, desde el comienzo del campeonato, un equipo trabajado, sólido y contundente, con variantes, mentalidad ganadora, inteligencia, seguro en todos los aspectos del juego y con una fuerte estructuralmente de conjunto.

El Fortín tuvo en Germán Montoya a un arquero que fue garantía; una excelsa dupla central conformada por Sebastián Domínguez y Nicolás Otamendi (la más fabulosa aparición de este Clausura), en una defensa que se completó con la experiencia de Fabián Cubero y las constantes subidas de Emiliano Papa; un mediocampo en el que sobresalieron Franco Razzotti, Víctor Zapata y Maximiliano Moralez (lesionado en gran parte del campeonato), y un atacante como el uruguayo Hernán Rodrigo López, que fue de menor a mayor y finalizó como el goleador del equipo con 11 gritos. Jonathan Cristaldo, Juan Manuel Martínez, Roberto Nanni y Leandro Velázquez fueron las valiosas alternativas que permitieron torcer el rumbo en varios encuentros.

El triunfo ante Colón, en Santa Fé, después de estar abajo 2 a 0 y el empate ante Racing tras ir en desventaja por el mismo marcador fueron una muestra del carácter del equipo, de la precisión de su técnico para introducir variantes ganadoras y del buen desempeño colectivo de sus futbolistas, aún en esas situaciones adversas. En las dos últimas fechas debió enfrentar a los equipos que le peleaban el campeonato, Lanús y Huracán, y en ambos encuentros tuvo personalidad, autoridad y juego de campeón. Sólo perdió un partido, ante Gimnasia y Esgrima de La Plata en la 14º fecha, y fue el equipo que menos goles recibió: apenas 13.

Pese a la justicia del logro velezano, vale resaltar al milagroso Huracán, que estuvo a sólo 7 minutos de ser el protagonista de vuelta olímpica y tuvo motivos suficientes para sentirse como el más perjudicado por el impresentable arbitraje de Gabriel Brazenas. Pese a que el Globo no pudo hacer pie en el cotejo definitorio, disputó un gran campeonato. Con un presupuesto de los más modestos del fútbol argentino, Ángel Cappa armó al equipo sensación del torneo, basándose en la acumulación de toques y un poder ofensivo vistoso y efectivo (fue el más goleador del Clausura con 35 tantos). Parió al elenco revelación con jugadores que ya se creía que habían dado todo lo que podían, como Carlos Arano y Eduardo Domínguez, y otros juveniles que no eran tenidos en cuenta, como Matías Defederico y Javier Pastore. Estos dos y Mario Bolatti, excelso volante central, fueron tres de los mejores jugadores del torneo. Pero otra vez, como hace 15 años, a Huracán le tocó llegar a la última fecha como líder y enfrentándose a su escolta en condición de visitante con la doble alternativa de ganar o empatar para quedarse con el título. Como aquella vez ante Independiente, ese último peldaño fue nuevamente el tropezón para la caída.

Los dos equipos fueron estigmatizados durante el torneo. Vélez señalado como un conjunto de exclusivo perfil defensivo y Huracán apuntado como un liviano equipo de vistoso juego ofensivo. Pero claramente los dos fueron más que eso. Por caso, Vélez mostró en muchos partidos un fluido manejo de la pelota en la mitad de la cancha y Huracán concretó muchos goles originados en jugadas de pelota parada.

Cuando Christian Bassedas, manager de Vélez, optó por Gareca y Carlos Babington, presidente de Huracán, llamó a Cappa ambos entrenadores fueron mirados de reojo al desembarcar en Liniers y Parque Patricios, respectivamente. En apenas un semestre ambos lograron revertir contundentemente aquel prejuicio inicial; uno al salir campeón y el otro por haber armado un equipo a precio de coste que fue inesperadamente protagonista hasta los últimos minutos del torneo y exhibió un fútbol valorado por muchos desde su estética.

Con un equipo templado y ambicioso, Vélez se quedó legítimamente con el título, uno más en la historia de un club modelo para instalarse definitivamente entre los grandes del fútbol argentino.
(Foto: Lanacion.com.ar)

Patricio Insua
patinsua@gmail.com

jueves, 2 de julio de 2009

Basile fue presentado como DT de Boca y aseguró que con él la Selección estaba “bárbara”

Con su aguardentoso vozarrón y su verba característica, Alfio Basile aplicó su ya registrado “no coments” cuando se escuchó por primera vez la palabra Selección en la conferencia de prensa en la cual ayer fue presentado como nuevo entrenador de Boca. Sin embargo, pocos minutos después, pese a que había dicho que no hablaría del equipo nacional, cuando un periodista intercaló en una pregunta la aseveración de que le había ido mal en su segundo ciclo como DT albiceleste, lo cortó y sorprendió al referirse a lo que entiende fue un paso absolutamente positivo: “No me fue mal, me fue bien a mí en la Selección. Estaba clasificada, estaba bárbara. Yo no me fui por los resultados, me fui por otras causas, por cosas que sé sólo yo y mi almohada”.

Reconoció que extrañó el trabajo de campo diario con un plantel y que le faltaba acostarse pensando qué haría al otro día y cómo estaban los jugadores, algo que bien puede –y debe- hacerse siendo entrenador de la Selección, aunque al otro día no se tenga a los futbolistas en un entrenamiento. “Uno extraña el vestuario, el césped, el frío, la helada o el calor. Para los que somos técnicos lo máximo es estar en un plantel con jugadores”, agregó. Evidentemente, cuando estando en Boca se fue a la Selección su orden de prioridades era otro.

Basile fue presentado en la sala de prensa de la Bombonera, con el presidente Jorge Amor Ameal en el centro de la escena, Carlos Bianchi, manager del club, a su derecha y él a su izquierda. “Cuando nuestro técnico (Carlos Ischia) se retiró de la institución a todos los directivos nos creó un problema”, fue la flagrante mentira con la cual el titular de la entidad xeneixe inició la conferencia. Ameal quiso instalar que de buenas a primeras Ischia desapareció ocasionándole un perjuicio al club, cuando lo real es que la Comisión Directiva que lidera lo despidió. También hizo su propia y particular lectura de la actualidad contable de Boca al afirmar que “el club está económicamente muy bien, sólo con diferencias financieras”, pese a que el balance anual fue deficitario, que se debió acortar el presupuesto del plantel profesional –algo que le costó, entre otras cosas, la ida de Fabián Vargas, en el podío de los jugadores que mejor rindieron en el último año- y que poco antes Basile había dicho que por "la situación" le daría al manager tres o cuatro opciones de jugadores cuando se trate de reforzar una posición.

Por su parte, Bianchi desmintió haber pensado en otras alternativas y aseguró que su elección original fue la de Basile, a quien tuvo como entrenador en su última etapa de jugador, en Vélez, en 1984. Apuntó, además, que lo encontró con muchas ganas, “no con de revancha, sino con la intención de mostrar que sigue siendo ese Coco ganador”.

En su presentación Basile se mostró distendido y manifestó estar “contentísimo” por su regreso al Xeneixe. Su anterior paso fue plenamente exitoso, con la conquista de los cinco campeonatos que disputó. Ahora buscará retomar la senda ganadora y dejar atrás su pasado reciente en la Selección, que lejos se encontraba de estar “bárbara” cuando se alejó de su conducción.
(Foto: Telam.com.ar)

Patricio Insua
patinsua@gmail.com