jueves, 24 de agosto de 2006

La selección lejos de la prioridad

En julio de 1991, Boca y Newell`s protagonizaron la recordada final del torneo argentino de la temporada 90-91. Con formato de ida y vuelta se jugaron dos cotejos; el primero en Rosario tuvo por vencedores a los locales por 1 a 0 y el mismo marcador se repitió en la Bombonera, pero con distiento protagonista, al imponerse el dueño de casa. Empatados en el global, llegó entonces la definición por penales en la cual se impusieron los dirigidos por Marcelo Bielsa para dar la vuelta olímpica.

Esas finales guardan un detalle por demás especial. Ambos equipos carecieron para aquella definición de sus principales figuras. Boca padeció las ausencias de Gabriel Batistusta y Diego Latorre; mientras que Newell´s no pudo contar con Fernando Gamboa y Darío Franco. El motivo de tales ausencias fue que esos cuatro futbolistas se encontraban en Chile con el seleccionado argentino para disputar la Copa América (a último momento se convocó a Blas Giunta, quien sí jugó para los xeneixes la definición ante los rosarinos). Eran las piezas más valiosas de sus equipos y por eso Alfio Basile, por aquel entonces entrenador del selccionado, los había convocado. En esos tiempos la selección sí era prioridad. Los clubes estaban obligados, sin protestar, a ceder a sus futbolistas por más final que se jugasen. Hoy la negociación hacen que los retengan hasta para disputar un amistoso.

El próximo 3 de septiembre en Londres, en el flamante estadio del Arsenal, Basile se reestrenará como DT del conjunto albiceleste. El panorama para el Coco es radicalmente distinto al de aquel de hace 15 años. El contrato de la AFA con Renova lo acota en la elección de futbolistas y para el debut de su nueva era, el partido ante Brasil, los clubes argentinos se pusieron de acuerdo para no ceder a sus futbolista. Sólo Hugo Ibarra, por la buena relación de Basile –todavía técnico de Boca- con Mauricio Macri, presidente boquense, fue incluido en la plantel que se presentará en tierras británicas.

Ante esta postura, no sería raro que los dirigentes de los clubes extranjeros en los que militan jugadores argentinos piensen –con legítimo sentido común- porqué ellos deben colaborar con la conformación del representativo albiceleste cuando los clubes de su propia asociación no lo hacen. Este idea, que de seguro existe, encuentra por suerte para el fútbol argentino su traba de ejecución a partir de la imposición de la FIFA que obliga a la cesión de jugadores.

A la conducción de Julio Grondona como presidente de la AFA se le pueden hacer objeciones de todo tipo. Sin embargo, su política para con la selección nacional siempre fue digna de destacar. Pero en los últimos tiempos, el pope de la casa madre del fútbol argentino cambió su postura. Aquella frase que rezaba que "la selección es la prioridad" hoy queda simplemente en palabras y sin correlato con los hechos de la realidad. Son muchos años los que lleva la selección sin revalidar las credenciales que la hacen potencia mundial y los actuales lineamientos de la AFA no parecen ayudar en la búsqueda de la reconquista.
(Foto: Lanacion.com.ar)

Patricio Insua
patinsua@gmail.com

sábado, 19 de agosto de 2006

Fútbol ruso

La apertura de nuevos mercados parece ser la nueva obsesión socio económica planetaria. Insertar productos y generar nuevos consumidores es la temática actual. En esta realidad, los dos mercados más apetecibles son China y Rusia, otrora mecas de la política anticapitalista. En lo que al fútbol respecta, la ex Unión Soviética comenzó a ocupar un lugar central y su protagonismo incluso promete incrementarse.

La influencia de los rusos en el fútbol mundial ya es conocida. Los primeros nombres que aparecen son los de Roman Abramovich, dueño del Chelsea, el de Victor Vekselberg, quien adquirió los derechos para organizar los amistosos de la selección argentina hasta 2010, y el de Dimitri Piterman, con todo lo que implicó su controvertida presencia en el fútbol español.

Pero al margen de este perfil empresarial - o en relación con este-, se suma el crecimiento futbolístico de la liga rusa. Para el encuentro ante Argentina del 3 de septiembre en Londres, Dunga, técnico de Brasil, convocó a Daniel Carvalho, Vágner Love, Dudu Cearense (los tres del CSKA) y Elano (del Shakhtar Donetsk de Ucrania). Hace no tanto tiempo era impensable ver en el Scratch a cuatro jugadores de esas latitudes.

A esto se suman las potenciales citaciones de Alfio Basile, seleccionador argentino, a Clemente Rodríguez y Fernando Cavenaghi, ambos también del CSKA. Entonces en el próximo Argentina-Brasil podrían aparecer 6 futbolistas de lo que fuera la tierra de los zares, 5 de ellos pertenecientes a un mismo equipo. Indudablemente esto marca una tendencia y un negocio que promete expandirse aún más y con velocidad. Así, en los próximos años, no sería de extrañar que proliferen magnates rusos propietarios de equipos, conjuntos que se posicionen bien en el contexto de la competencia europea (como la ya hizo el CSKA al levantar la Copa UEFA el año pasado) y jugadores de los principales selecciones que militen en la liga rusa.
(Foto: Wikipedia.org)

Patricio Insua
patinsua@gmail.com

viernes, 11 de agosto de 2006

Zapping

La posmoderna sociedad de occidente vive inmersa en una cultura mediática. Desde distintos aspectos y con diversas repercusiones, todo lo que es, para tomar estatuto de tal debe pasar por los medios de comunicación. En este contexto, la televisión se erige como centro hegemónico del sistema cultural massmediático y su influencia, directa o indirectamente, todo lo abarca.

El fútbol no vive ajeno a esta realidad. Con el último Mundial como prueba cabal, aparece que el espectáculo, elemento constitutivo fundamental de la era de la televisión, ha crecido vertiginosamente en su protagonismo. Todo lo que rodea a lo que se desarrolla en el rectángulo de juego toma un papel preponderante. Un partido de fútbol se juega en un determinado punto del planeta, pero las cámaras de televisión multiplican por millones los ojos de los espectadores. Los hinchas en los estadios son un porcentaje mínimo de quienes ven un encuentro. Muchas veces los protagonistas parecen estar más pendientes de los espectadores televisivos que de los que tienen alambrado de por medio.

Los derechos de televisación se han transformado en el principal ingreso de dinero para los cubles. En Argentina la empresa Torneos y Competencias posee los derechos de trasmisión del fútbol hasta 2014. Los adquirió de forma poco clara en una mesa chica y seguramente los renovará bajo las mismas condiciones. TyC desembolsa a los clubes de Primera División 90 millones de pesos por temporada. En tanto, la liga francesa recibe más de 780 millones de euros por temporada por derechos de televisación, la Premier League supera los 700 millones y en Italia, país en el que los contratos son negociados de forma individual cada club, Juventus cobró 118 millones de dólares en la última temporada. En Argentina ni Boca ni River llegan a los 4 millones de la moneda estadounidense en un año del calendario futbolístico.

En realidades económicas por demás disímiles como lo son las de Europa y Sudamérica, pueden aparecer como entendibles las diferencias en las cifras. Pero si se hace una escala, es decir, si se toman los ingresos por derechos de televisación porcentualmente la brecha se hace evidente: en los clubes argentinos los ingresos por la televisación de los encuentros generalmente no superan el 20 por ciento del presupuesto anual de los equipos, mientras que en los conjuntos de las principales ligas de Europa superan el 60 por ciento del gasto anual.

Puestos en condiciones de inferioridad por la ineptitud de sus propios dirigentes y por un sistema perverso que los ha privado de derechos propios y decisiones intransferibles, los clubes están siendo despojados de parte de lo que les pertenece. El concepto marxista de plusvalía parecería ajustarse perfectamente a esta situación. Lo cierto es que los clubes hoy reciben menos de lo que les corresponde y este es un tema que debe tratarse con urgencia en virtud de lograr la buena salud de la cual el fútbol argentino carece en la actualidad.
(Foto: Pixelydixel.com)

Patricio Insua
patinsua@gmail.com

martes, 8 de agosto de 2006

Obediencia debida

Victor Vekselberg. Ese nombre y apellido no parecen decir demasiado. Algunos tal vez detecten su origen: Rusia. Con una fortuna estimada en el orden de los 6.000 millones de dólares, enriquecido al extremo tras la Perestroika con las escandalosas privatizaciones rusas de la década de 1990, Vekselberg tendrá un rol protagónico en el porvenir del seleccionado. Julio Grondona, presidente de la Asociación del Fútbol Argentino, firmó un contrato con este personaje, de quien dependerá en gran parte la suerte del conjunto nacional a cambio de poco más de 10 millones de euros, mucho menos de los casi 100 millones de dólares que este magnate del petróleo desembolsó para que los Huevos Imperiales de Fabergé decoren una de sus mansiones.

Los técnicos que se sucedieron en la Selección siempre tuvieron una ventaja respecto de sus colegas que trabajan en los equipos de clubes: la posibilidad de elegir a cualquiera de los ricos elementos que componen el universo de los futbolistas argentinos. Pero esto ya no será así. El leonino contrato que firmó la AFA le impone a Alfio Basile, técnico de la albiceleste, la obligación de incluir en cada una de sus convocatorias para los encuentros amistosos a determinados jugadores. Renova, tal es la denominación de la empresa capitalista, conformó una lista de 30 futbolistas de los cuales deberá haber al menos siete en toda citación del seleccionador. Esta no es la única imposición: en cada fecha FIFA el rival que elegirá Argentina saldrá de una terna propuesta por los rusos, quienes además determinarán el escenario del cotejo, los hoteles y los lugares de entrenamiento. Además, el convenio contempla la posibilidad de que Victor Vekselberg tenga vía libre de entrada y salida en hoteles, campos de entrenamiento y vestuarios antes y después de los partidos.

En los próximos cuatro años, la preparación mundialista para Sudáfrica 2010, Renova organizará 24 amistosos y, a cambio, la AFA recibirá alrededor de 500.000 euros por encuentro (un buen porcentaje ya lo cobró por adelantado). De esta manera, las aspiraciones deportivas de la Selección para la próxima Copa del Mundo estarán encadenadas a la conveniencia económica –cuando no los caprichos- del magnate ruso que alquiló el equipo nacional. Si bien los ceros impresionan, la cifra suena menor para una selección de peso, máxime si se tiene en cuenta que el contrato se firmó antes del mundial de Alemania. ¿Qué hubiera ocurrido si Argentina era campeón del mundo y Lionel Messi descollaba siendo el principal artífice de tal logro? La respuesta es sencilla: Vekselberg hubiera hecho un mejor negocio todavía. De todas maneras, pese a que Argentina quedó prematuramente eliminada, tal como quedó el mapa futbolístico tras la cita germánica, Messi está en condiciones de ponerse sobre su cabeza la corana reinante del Planeta Fútbol en el corto plazo. Así dadas las cosas, es evidente que además de Vekselberg alguien hizo también un gran negocio y de seguro que no fueron los clubes ni la Selección de Argentina.

Pese a que ya está rubricado, es poco lo que se sabe de este gerenciamiento del seleccionado nacional. Esto se debe al modo absolutista en el que se manejan estas cuestiones en la casa matriz del fútbol argentino y al silencio imperante en los multimedios de comunicación aliados a Julio Grondona. Sin embargo, las grandes verdades no es posible ocultarlas por demasiado tiempo y, poco a poco, se van conociendo los detalles de un contrato inédito para una Selección como la albiceleste. Los primeros rayos de luz, con datos concretos y nombres propios, se conocieron el 2 de julio último, con una nota publicada en el diario El País, de España, titulada Un banquillo en entredicho y firmada por Diego Torres.

En una entrevista, consultado Grondona sobre qué es lo que ocurriría si Basile decidiera no convocar para un partido a ninguno de los 30 futbolistas escogidos por los rusos, el mandamás del fútbol argentino respondió sin eufemismos que conocía bien a quien había elegido como técnico del seleccionado y si esa posibilidad estuviese presente no se hubiera inclinado por el entonces DT de Boca sino por otro.

Desde hace más de un cuarto de siglo Grondona decide de forma unipersonal absolutamente todo lo que tenga que ver con el fútbol argentino. Lo que delega es lo que no le importa en lo más mínimo. En estos años de despotismo el vicepresidente de FIFA tejió un entramado que todo lo abarca en el mundo de la pelota. Con prebendas y reprimendas logró poner a todos -los clubes en primer lugar- a sus pies y comiendo de su mano. Ya sin pudores, con la tranquilidad que da saber que sus conductas jamás recibirán castigo, Grondona firmó un contrato cuyas consecuencias para el fútbol argentino pueden ser nefastas.

(Foto: Tnk-bp.com)

Patricio Insuapatinsua@gmail.com