miércoles, 27 de diciembre de 2006

Quién gana en el juego de las sillas

En el azaroso enroque de técnicos que protagonizaron Boca y Vélez serán los resultados los que determinen cuál de las dos instituciones ganó con el cambio. Pero si ese análisis se hace en el terreno de los nombres propios, contrariamente a lo que aparece en la superficie, quien gana con el cambio es Ricardo Antonio La Volpe y no Miguel Ángel Russo.

Sin bien puede pensarse que el más favorecido ha sido el ex jugador de Estudiantes de La Plata, por llegar a unos de los clubes con más cartel en el mundo y por ver incrementados sus ingresos, también puede hacerse la lectura opuesta. Russo estará sentado en un banco siempre listo para una rápida eyección. Desembarca en un lugar donde los tiempos se acortan, donde no hay paciencia para segundas oportunidades a la hora de encontrar el equipo ideal. Si las cosas no salen tal cual lo esperado añorará el apoyo que Gámez le brindó en Vélez cuando escaseaban los buenos resultados y la paciencia de los hinchas se manifestaba con insultos y agresiones. Trabajará con jugadores que, como lo demostraron con La Volpe, pretenden tener ingerencia táctica y parecería buscan mantener una forma de trabajo a la cual se acostumbraron con Basile y no quieren cambiar. Deberá dar explicaciones hasta del color de corbata que use y si no hay triunfos que culminen en títulos será defenestrado sin rescatar nada de su trabajo. Tendrá siempre encima la impiadosa visión que en muchos casos se ejerce desde los más poderosos medios nacionales y la demagogia que suele ser característica de las audiciones partidarias.

Por su parte, La Volpe parecería ser a primera vista quien más pierde con el cambio: luego de no conseguir un campeonato que tenía al alcance de la mano y de renunciar sin que nadie de la dirigencia xeneixe se moleste por retenerlo, llega a un club de menos convocatoria y repercusión. Pero muchas veces las cosas no son como parecen. El ex seleccionador mexicano tendrá en Vélez una institución hecha a su medida, un club que está en sintonía con su dedicación y forma de trabajo. En Liniers contará con los plazos necesarios para armar un equipo que se ajuste a su idiosincrasia futbolística. Desde una institución modelo, que actúa con limpieza y transparencia pese a estar inserta en un fútbol pantanoso, La Volpe estará en un escenario acorde para señalar, como ya lo hizo siendo DT de Boca, los vicios, trampas y vergüenzas que atentan contra una correcta estructuración y organización de los torneos locales. En un club que vende menos, no tendrá que lidiar -al menos no tan seguido- con ese pesado sector de la más aceitada industria periodística que lo atacó desde que fue anunciado como entrenador de Boca. Por convicciones y principios, Vélez y La Volpe eligieron recorrer el mismo camino y ahora lo harán juntos; eso proyecta un grato porvenir para un club que generaría un fútbol argentino más sano y limpio si se siguiese su ejemplo.
(Foto: Fotobaires.com)

Patricio Insua
patinsua@gmail.com

viernes, 22 de diciembre de 2006

Boca y la paja en el ojo ajeno

Sin pocas quejas por parte de la dirigencia de Boca, Alfio Basile dejó en septiembre el buzo de DT del club en el cual ganó cada torneo que dirigió para iniciar su segundo período como entrenador de la selección nacional. Expresar tal disgusto por parte de los hombres de peso del conjunto de la Ribera era una respuesta al sentirse despojados por el hecho de que la Asociación del Fútbol Argentino haya elegido al Coco para reemplazar a Néstor Pekerman.

Entonces fueron a buscar a Ricardo La Volpe para que se hiciera cargo del equipo con el torneo comenzado. El título no llegó y Mauricio Macri, presidente de Boca, y su comisión directiva no movieron un dedo para que el ex arquero de Banfield y San Lorenzo revea la decisión de renunciar a su cargo. Sin perder tiempo, rápidamente fueron a buscar a Miguel Ángel Russo, con cuya llegada quedó clara como nunca la política y la ética de la dirigencia Xeneixe. Cuando la AFA designó a Basile como entrenador de la selección pusieron el grito en el cielo, pero pocos meses después hicieron lo mismo al sacarle el técnico a Vélez, pese a los 6 meses de contrato que aún restaban por cumplirse.

Fiel al proceder de los poderosos, mostraron toda su indignación al sentirse afectados, pero cuando se benefician a partir de perjudicar a otro club, en este caso Vélez, sin ponerse colorados lo cuentan con orgullo. La ética de Boca, lo que consideran sus dirigentes como una manera natural de proceder, es que con ellos nadie se puede meter, pero, eso sí, ellos tienen derecho a atropellar a quien sea necesario.

Es triste que un entrenador serio como Russo haya tomado parte de esta jugada. Si las cosas no se salen bien en su nuevo destino seguramente pretenderá que se le respete el contrato, pese a que él no haya cumplido con el que lo unía a Vélez. De nada importó el apoyo que le dio Raúl Gámez cuando los hinchas del Fortín pedían su cabeza; apareció una oferta que entendía mejor, saludó y se fue. Con el estilo personal de su presidente, Boca mira a todos desde arriba y deja en claro que nada le importa de quienes están debajo, pero claro, esta conducta no debe aplicarse con ellos, porque entones vendrá la demagógica y falsa indignación que refiere a las buenas costumbres y el respeto para con todos.
(Foto: Fotobaires.com)

Patricio Insua
patinsua@gmail.com

sábado, 16 de diciembre de 2006

Preso del sistema

La frustración boquense por haberse quedado en las puertas de lo que pudo ser el primer tricampeonato de su historia, tras perder de manera increíble el Apertura 2006, hicieron que todos los dardos apuntaron a un único blanco: Ricardo La Volpe. Sabía el hombre en cuestión que sería así: de conseguir el objetivo los méritos hubiesen recaído sobre los jugadores y el equipo que Basile dejó armado, caso contrario, como ocurrió, las críticas serían sólo para él. Y en esta circunstancia no escondió la cabeza, hizo frente a la situación y expuso sus argumentos para quienes los quisieran escuchar.

El entrenador de México en el último Mundial quedó preso de una declaración suya en la cual adelantó que dejaría su lugar si no había vuelta olímpica. Paradójicamente, entró en la histeria que se contrapone con su forma de trabajo, la que requiere plazos a los cuales nuestro fútbol no parece estar acostumbrado. De haber seguido hubiera quedado acorralado por la estructura del fútbol argentino, ya que en la pretemporada el tiempo de trabajo se achica por los facturadores torneos de verano. Entonces, perdido un campeonato que tenía ganado, la primera derrota estival hubiese generado un huracán de críticas. El trabajado Boca de La Volpe que podía imaginarse para el año próximo quedará en la nada, en el fangoso terreno de lo que podría haber sido.

El DT vino a plantear un saludable y rico debate futbolero, pero en muy pocas oportunidades logró plasmar su discurso en la cancha. Sus jugadores no comprendieron sus ideas o, peor aún, comprendiéndolas no las compartieron, y por esos caminos habrá que buscar los bajos rendimientos en los últimos tiempos de elementos claves del equipo y de indiscutible calidad como Díaz, Gago y Palacio. Tuvo que tratar con el conservadurismo de los futbolistas, reticentes a cualquier cambio -más aún si esto implica trabajo y esfuerzo-, por lo cual plantearon su postura de seguir con una línea de fondo de cuatro hombres en lugar de trabajar en un nuevo esquema que pudiera ser más beneficioso. Consumada la salida de La Volpe, Pablo Ledesma dijo a la prensa que nunca había entendido al entrenador; y lo dijo sin ningún tipo de pudor, casi con orgullo. Afirmar no entender al técnico es por mucho la peor publicidad que puede hacerse un futbolista. Lo cierto es que la historia de La Volpe en Boca será recordada con un verano, tormentoso, de apenas tres meses.

Le dio protagonismo a los juveniles, buscó implementar una gran metodología de trabajo, intentó adaptarse a las circunstancias de rivales, lesiones y suspensiones, pensó variantes permanentemente y aguantó con serenidad la embestida de un sector del periodismo que le cayó ni bien desembarcó en Ezeiza. Pero perdió un campeonato en una situación inmejorable y eso parecería dejar en tierra infértil todo lo demás.

Antes del inicio del torneo el ambiente futbolístico hablaba de las claras diferencias entre Boca y el resto, de la jerarquía desigual entre el Xeneixe y los demás. Ya tenía un nuevo título en el bolsillo, pero lo perdió increíblemente pese a tener tres chances. Se lo ganó Estudiantes con absoluta justicia, porque el desempate puso mano a mano a un equipo con muchas dudas, Boca, y otro sin ninguna, el campeón. Habrá que esperar para volver a tener en el fútbol argentino a Ricardo La Volpe y que disponga del tiempo necesario para plasmar en la cancha su rica interpretación del juego.
(Foto: Fotobaires.com)

Patricio Insua
patinsua@gmail.com

jueves, 14 de diciembre de 2006

Campeón desde el alma

Estudiantes de La Plata grita su cuarto título de Primera División. Y la alegría del pueblo pincha es inmensa, no sólo porque hayan pasado 23 años desde la última vuelta olímpica, sino por la manera en que los de ese enorme técnico que es Diego Simeone consiguieron este Apertura 2006. Con una gigantesca convicción que les hizo nunca bajar los brazos a pesar de correr desde atrás, una gran jerarquía futbolística y un amor propio que no cabía en el pecho. Así, el León llegó a lo más alto. Superó un trance difícil luego de un buen arranque, goleó en un clásico que será eterno y no aflojó en un largo sprint final para consagrarse con indiscutido merecimiento.

Relegó en el desempate a Boca, después de haber igualado en la primera posición del torneo con 44 puntos. En el cotejo jugado en la cancha de Vélez, los platenses la pasaron mal en la primera mitad y se fueron en desventaja por el tempranero gol de Martín Palermo. El entretiempo sirvió para que el Cholo ordenara el equipo, le mostrase el camino para dañar a su rival y le hiciera creer a sus jugadores, una vez más, que la última palabra no está dicha hasta el segundo final. Fue entonces precioso tiro libre de Sosa para igualar el marcador y corajeada de Pavone para poner la ventaja que minutos más tarde valdría un campeonato. Con el espíritu que instauró Zubeldía, este modelo estudiantil 2006 concretó una magnífica epoyeya, una gesta histórica de quien siempre corrió sin darse nunca por vencido, una patriada futbolística de esas que quedan en la memoria para siempre.

Estudiantes de La Plata es campeón con total justicia. Un certamen con varios hechos impresentables tuvo en parte de rehenes a Boca y Estudiantes, legítimos aspirantes al título, por eso la final obligada que se dio anunciaba que el campeón sería indiscutido. Y lo ganó Estudiantes para quedar en el bronce. El Pincha de Juan Sebastián Verón, que mudó su clase desde Europa para hacer realidad el sueño que tantas veces habrá soñado de pibe, el de Simeone, padre de la criatura y abanderado del tesón de este equipo, el de Andujar, Angeleri, Ortiz, Alayez, Alvarez, Sosa, Braña, Galván, Calderón, Pavone. Y siguen las firmas. Salud León, salud campeón.
(Foto: Fotobaires.com)

Patricio Insua
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martes, 12 de diciembre de 2006

Mano a mano han quedado

Desde este mismo blog, en la nota posteada anteriormente y titulada "Casi Pincha", aventuré que todo estaba terminado antes de jugarse la última fecha del torneo Apertura, que era cosa juzgada. Pero Estudiantes logró el milagro. Lo consiguió gracias a quienes fueron sus cómplices, Belgrano y Lanús, verdugos de Boca en los últimos dos partidos del conjunto de La Volpe.

Habrá final. Será el cuarto desempate en la historia del fútbol argentino y el primero por torneos cortos. En un campeonato abundante en condimentos agrios, la final que disputarán Estudiantes y Boca da una sensación de justicia, porque se disputarán el título mano a mano y en igualdad de condiciones quienes han sido los dos mejores equipos del certamen. Por su juego y por haber rendido de la mejor manera en la etapa más caliente y difícil del torneo -las últimas fechas-, el Picha queda más arriba que Boca en la escala de merecimientos. Simeone armó un equipo con una fuerte identidad, de enorme juego colectivo y con la decisión y precisión que Boca no tuvo en este tramo final.

Pero la impresentable organización de los torneos argentinos está presente. Así cada divisional tiene su propio librito y por eso mientras que en Primera habrá un desempate, en la B Metropolitana Estudiantes de Buenos Aires, pese a terminar el campeonato con los mismos puntos que Deportivo Morón, fue campeón por diferencia de gol. Haber intentado extender el plazo de 72 horas para jugar el desempate y ver cómo lograban determinar el estadio y el árbitro dan cuenta de la total improvisación y del muñequeo constante. Con el maltrato que se le da al fútbol argentino desde su organización (millonarios negocios mediante), a veces parecería increíble que siga existiendo y no haya colapsado.
(Foto: Fotobaires.com)

Patricio Insua
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miércoles, 6 de diciembre de 2006

Casi Pincha

Sabe que es ser campeón. En 1967 cortó el monopolio de consagraciones de River, Boca, Independiente, Racing y San Lorenzo para disfrutar el dulce sabor de gritar rojo (y blanco) de contento desde lo más alto. Incluso más: sus vueltas olímpicas también trascendieron los certámenes domésticos. Así fue tres veces consecutivas campeón de la Copa Libertadores de América antes de que los gigantes River y Boca conocieran la gloria continental.

Pero aquel magnífico y mítico Estudiantes de Osvaldo Zubeldía fue una excepción, un oasis en el desierto. Porque si bien son 14 los equipos que se consagraron en Primera División, más de 70 años de profesionalismo prueban que los campeonatos han sido para los poderos, quedando para los demás el consuelo de haber estado cerca de la hazaña. Se escribió entonces una historia paralela de campeones morales, inaugurada por Banfield en 1951.

Esta vez fue Boca, con quien nadie parece poder. Lo derrotó Belgrano el último fin de semana y River en el superclásico, pero en la carrera larga -o no tanto-, la de 19 fechas, el Xeneixe se impone. Se encamina entonces al primer tricampeonato de su historia. Superó las transición Basile-Lavolpe, con el cambio de filosofía y metodología de trabajo que ello implicaba. Con un equipo seguro y compacto, más Rodrigo Palacio y Fernando Gago, los dos mejores jugadores del medio local, el Boca del Loco, con su estilo, continuó en la senda ganadora del Boca del Coco.

Estudiantes dio pelea hasta donde pudo. Le costó encontrar su mejor versión en el arranque del campeonato, pero acumuló una histórica serie de triunfos al hilo para prolongar hasta la última fecha del Apertura la consagración del campeón. El Pincha contó prácticamente con el mismo plantel del que dispusieron Merlo y Burruchaga en temporadas anteriores; pero la llegada de Simeone, técnico de firmes y gratas ideas futbolísticas, y Verón, guía dentro de la cancha, hicieron que el conjunto platense lograra algo que pocos imaginaban antes de este torneo: que Boca tenga que esperar hasta la última fecha para dar la vuelta olímpica.

Las historias de campeones morales no corren para Estudiantes, porque conoció la gloria con trofeos y medallas concretas. Sin embargo, esta vez al León se le quedó atorado en la garganta un nuevo rugido, un nuevo título, muy probablemente mereciéndolo. El pasado de Estudiantes no permite hablar de premios consuelo, pero este equipo deberá quedarse muy tranquilo con lo hecho, su gente se lo reconoce y el rival que lo relegó es nada menos que Boca, de gigante historia y enorme presente.
(Foto: Fotobaires.com)

Patricio Insua
patinsua@gmail.com

lunes, 20 de noviembre de 2006

El imperio del caos

Alain Joxe, sociólogo francés, publicó en 2003 su libro titulado “El imperio del caos”. En él explica el descalabro que vive el mundo por estar George W. Bush al frente del gobierno de la potencia hegemónica. Salvando distancias obvias, con Julio Grondona al frente de la AFA el camino transitado en el fútbol argentino es el mismo y los desaguisados se encadenaron sin detenerse. Ahora, el desastre se le explotó al mandamás en sus propias manos y el caos es incontrolable. Tan incontrolable que su propia cabeza, que atravesó gobiernos nacionales de todo tipo y color, parece estar a punto de rodar.

Pasado el mediodía del domingo en que Racing y San Lorenzo debían enfrenarse por la decimosexta fecha del Apertura en el Estadio Ciudad de La Plata y sin público, hinchas de ambos equipos impidieron la salida de los micros con los planteles hacia la capital bonaerense. El resultado fue la suspensión del encuentro. Desde ese momento, la comunicación entre los capitanes de los conjuntos de Primera División se hizo continua para llegar a la determinación de no salir a la cancha a disputar sus partidos. Se repitió la misma fluidez telefónica que el viernes por la tarde había llevado a varios futbolistas a reunirse en un hotel porteño a espaldas de su gremio -el mismo que dejó de representarlos hace muchos años- con la intención de no jugar la fecha. Los dos intentos, el del viernes y el del domingo ya en los vestuarios, tuvieron el mismo final: vaya bajo a saberse qué mecanismos, se torció la voluntad primigenia de los jugadores para que la pelota, manchada como nunca, no dejase de girar.

Seguramente, desesperado, el Pope, pasmado por la fractura de la política del todo pasa reinante durante más de un cuarto de siglo, movió a quienes aún le responden (que no son pocos, pero que cada vez son menos) para hacer jugar los partidos. De lo contrario perderían los puntos quienes no lo hicieran, según él mismo advirtiera mediáticamente. Pocos minutos antes, Jorge Domínguez, hasta ese entonces secretario de Agremiados, había anunciado que la jornada dominical se suspendía. Más tarde, atropellado por la realidad de la puesta en marcha de los partidos, preso de sus palabras se vio obligado a renunciar a su cargo.

El imperio del caos se instaló en el fútbol argentino y hoy lo tiene en estado de coma. Con prebendas y manejos espurios, el poder absoluto tapaba todas las grietas para hacer impenetrable su búnker. Pero la búsqueda de la renegociación de los contratos televisivos, Rafael Di Zeo con exposición de vedette mediática y la nefasta cadena de hechos que se concatenaron con el impresentable proceder de Muñoz en aquel primer tiempo de Boca – Gimnasia, marcaron las gruesas líneas que luego se ramificaron para encender el fuego que se expandió incontrolable. Así, los malos, siempre sostenedores del status quo, se hicieron contraproducentes y abrieron una ventana que permitiese dejar pasar algo de luz y un poco de aire.

La era de Grondona se acerca a su inexorable extinción. Triste, solitario y final, diría el enorme Osvaldo Soriano. Triste por el irreparable daño hecho, solitario porque así se encontrará una vez destronado y final de tanta tropelía. Pero habrá que estar preparados, porque todo gobierno que siga al que actuó de modo por demás pernicioso durante tan largo tiempo encontrará en cada paso bombas de tiempo listas para detonar. Entonces quedará por ver si se encarará la refundación del fútbol argentino o si será solamente un cambio de caras y apariencias funcional a los mercaderes.
(Foto: Lancion.com.ar)

Patricio Insua
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viernes, 10 de noviembre de 2006

Definitivamente, algo huele mal

La historia se divide en mitades, ambas lamentables. La primera tuvo tres protagonistas principales. El patotero Juan José Muñoz, presidente de Gimnasia, quien ingresó en el entretiempo del partido que disputaban su equipo y Boca a un lugar vedado como es el vestuario de los árbitros para amenazar a Daniel Giménez. El propio sargento oriundo de Chaco, pésimo árbitro, que suspendió el partido por la gravedad del hecho y pidió incluso parar el fútbol, pero luego relativizó lo sucedido y hasta dejó de lado la denuncia pertinente, pese a que en un primer momento dijo que Muñoz lo había amenazado de muerte. Resulta evidente que alguien “invitó” a Giménez a volver sobre sus pasos. Y, por último, la AFA con su política del todo pasa, al buscar minimizar el escándalo, darle una levísima sanción al presidente platense y hacer disputar el segundo tiempo dos meses más tarde.

La segunda parte no escatima en miserias. Al suspenderse el partido Gimnasia ganaba 1 a 0, pero al momento de la reanudación el campeonato ya no era el mismo. Estudiantes, eterno rival del Lobo, aparecía como uno los candidatos a robarle el título a Boca. Entonces entró en acción la barra del Lobo, para amenazar a los jugadores y darles como única opción perder el encuentro ante los de La Volpe. Versiones periodísticas aseguran incluso, aunque parezca increíble, que dos miembros de la CD participaron del apriete. Tremenda situación lógicamente repercutió en la actuación de los dirigidos por Troglio, quienes jugaron con una liviandad imposible de ver en la máxima categoría del fútbol argentino.

No se puede culpar a los jugadores de Gimnasia. El miedo de saber que habitan en un país en el cual quines los amenazaron tienen manos amigas para moverse sin inconvenientes los llevó a obedecer y a callar. Entonces, los cuatro goles que anotó Boca fueron su modo de dar cuenta del suceso, de dejar en claro que algo había sucedido. Fue así como el tema estalló en los medios y mientras que Ariel Franco se animó a contar lo que pasó (sin demasiadas exactitudes, es cierto), la novia de uno de los integrantes del plantel hizo la denuncia policial.

Si bien, como se ha señalado, el plantel tripero es víctima y rehén, también resulta doloroso ver como ante tan graves situaciones nadie da un paso al costado para separarse de tales miserias. Y esta conducta atraviesa a todos los sectores de nuestro fútbol. Así, se hacen posibles sólo dos lecturas respecto de quienes hoy, ayer o mañana aparecen involucrados en estos hechos: o son parte de la mugre o son tan pusilánimes que no están dispuestos a resignar ni una moneda de sus ingresos por más que se vean involucrados en tretas que manchen su nombre.
(Foto: Fotobaires.com)

Patricio Insua
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domingo, 5 de noviembre de 2006

Decisión, entrega y pasión

Basta andar por cualquiera de sus diagonales para sentir el calor que abriga a la ciudad. Ocurre que el gran torneo que lleva adelante Estudiantes tiene alborotada la ciudad de La Plata. Esta extraordinaria campaña del León y el discreto momento de Gimnasia, su eterno rival, hacen que las voces de unos se multipliquen y las de los otros sean susurros por lo bajo. Así las cosas, se explica en buena parte el predominio de los colores rojo y blanco en la capital bonaerense.

Siete partidos ganados en forma consecutiva, haber superado el momento en el cual los resultados no aparecieron, contar con un jugador de la categoría internacional de Verón, dos goleadores como Calderón y Pavone, tener en Braña a un tapón para dar equilibrio entre defensa y ataque y una fuerte dupla central de gran juego aéreo con Alayes y Ortiz son algunos de los argumentos de esta actualidad del Pincha. Y fuera del rectángulo de juego está Simeone. La gran conducción del ex capitán de la selección argentina, técnico de gran presente y enorme futuro, forjó la identidad de este equipo.

Cerca en el tiempo aparecen otras buenas campañas del conjunto platense: las que tuvieron como técnicos a Merlo y Burruchaga. Aquel equipo de Mostaza (quien pegaría el portazo sin nunca saberse bien porqué) fue protagonista durante tres cuartas partes del torneo, pero se mancó en el sprint final. Le faltó a su técnico valor futbolístico para ir por el título, esa sensación se extendió a sus dirigidos y el equipo jugó los últimos partidos del campeonato a no perder. Los muchachos del Cholo podrán no ser campeones, pero a diferencia de aquel de Merlo, no lo perderán por dubitativos ya que este equipo tiene personalidad, juego y ambiciones ofensivas sin descuidarse en el fondo.

Para reemplazar a Merlo llegó Burruchaga, de buenas campañas en Arsenal. La historia del campeón mundial en México 86, con matices, coincidió con la de su antecesor: buen comienzo e insípido final. La sustentada ilusión de los dirigidos por Burru no fue en el torneo doméstico, sino en el regreso del León a la Copa Libertadores al llegar a los cuartos de final. Pero el inexplicable mamarracho de la Conmebol, con al venia de la AFA, al jugar los partidos de ida de los cuartos de final del certamen continental antes del Mundial y los de vuelta tras la cita germánica, hicieron que Burruchaga abandonase el proyecto para hacerse cargo de Independiente. Optó por la seducción de lo que se presentaba a priori como una mayor vidriera sin reparar en la experiencia de Falcioni, saliente DT del Rojo, quien se alejó del calor y el prestigio muy bien conseguido en Banfield para entrar en esa olla a presión que comparten Independiente, Racing y San Lorenzo, grandes por historia y no por presente. Lo supo también el propio Simeone, quien sufrió el maltrato de Racing.

Estudiantes de La Plata tiene un equipo con la firme decisión futbolística que le imprimió Simeone, un grupo de futbolistas entregado a la causa de la gloria deportiva y una multitud apasionada que alimenta y se alimenta de un sueño con vuelta olímpica.
(Foto: Lanacion.com.ar)

Patricio Insua
patinsua@gmail.com

miércoles, 11 de octubre de 2006

En busca del destino

No hace falta viajar tan atrás en el tiempo. Remontándose menos de un año atrás, es posible ver a Carlos Tévez y Javier Mascherano elevados a la categoría de ídolos absolutos de una de las más populosas torcidas brasileras. En aquel entonces, en medio del fragor y la algarabía por la conquista del Brasileirao, parecía que el calor del Corinthians nunca se apagaría para ellos. Desde su llegada al Timao, Carlitos se trasformó en el corazón del conjunto paulista, erigiéndose como figura y goleador del equipo que le entregó la casaca número 10 y el brazalete de capitán. Poco después de su llegada a la meca industrial de Sudamérica, quien arribó fue Mascherano para con su gran juego meterse a los fanáticos del Corinthians en el bolsillo tan rápido como el propio Tévez.

Separados por los colores que defendían en Argentina, poco tardaron en hacerse socios ideales dentro de la cancha y compinches casi inseparables fuera de ella. Su estadía en una de las ciudades más futboleras en el país de los pentacampeones del mundo se exhibía como ideal. Pero todo cambió tras el Mundial de Alemania. Con licencia extendida regresaron a un Corinthians otra vez protagonista, pero esta vez de la lucha por evitar el descenso. La misma hinchada que los adoró los sentenció culpables y la llegada como nuevo técnico de Emerson Leao, de sabido desprecio por los jugadores argentinos, fue el detonante de la explosión.

Tévez y Mascherano buscaron escapar cuanto antes de esa olla a presión. Lo importante era irse, el destino significaba una preocupación secundaria. Fue entonces cuando apareció con viva crudeza la situación real de ambos, inmersos en un complejo entramado. Kia Joorabchian, empresario de origen iraní y cara visible de la firma MSI que gerenció el Corinthians, los había introducido al llegar a Brasil dentro de la aceitada red de sus negocios. Los arrastró entonces al modesto West Ham inglés, en cuya compra se interesó para ser vecino del multimillonario dueño del Chelsea, el ruso Roman Abramovich, con quien tendría ciertos vínculos. Estas operaciones dan cuenta que los oscuros negocios del fútbol para nada tienen por centro a los países tercermundistas.

Cuando se le depositaron a Boca los más de 20 millones de dólares correspondientes al pase de Tévez, la justicia argentina y la brasilera (esta última en mayor medida) amagaron con tomar cartas en el asunto, pero poco duró el impulso de investigar una punta de los solapados y multimillonarios negocios del fútbol a nivel mundial. Mauricio Macri, presidente de Boca y hombre con fuertes aspiraciones políticas, adujo en aquel entonces que el club de la Ribera no tenía porqué fijarse en el origen del dinero.

Rehenes, Tévez y Mascherano pusieron su talento al servicio del West Ham, pero no alcanzó para elevar el nivel del conjunto de Upton Park. Lejos de contagiar al equipo con sus ganas, fue este el que les trasmitió su apatía. Incluso Alfio Basile, entrenador de la selección argentina, se mostró preocupado por cómo podía influir en el rendimiento de ambos jugadores su nuevo destino. Habrá que esperar para saber si los mismos mecanismos que los apresaron les dan la posibilidad de volver a aprovechar al máximo las mismas condiciones que los hicieron sobresalir.
(Foto: Newsimg.bbc.co.uk - AP)

Patricio Insua
patinsua@gmail.com

martes, 3 de octubre de 2006

Bigote sobre la Boca

Antes de firmar el contrato que lo trasformó en el sucesor del multicampeón Alfio Basile como entrenador de Boca, Ricardo La Volpe sabía que en su regreso al fútbol argentino luego de más de 20 años tenía mucho para perder y poco para ganar. El ex arquero de Banfield y San Lorenzo, que en el último mundial dirigió a la selección mexicana, llegó a un club que cuenta con el mejor plantel del fútbol argentino, muy firme institucionalmente, ganador de los últimos cinco torneos disputados y, además, recibió al equipo puntero en el Apertura. De ganarlo se dirá que recibió un conjunto que funcionaba solo, en velocidad crucero; pero si no hay nueva vuelta olímpica para el Xeineixe será señalado como el único culpable.

En este contexto, La Volpe, con su fuerte personalidad, llegó con la firmeza de sus convicciones futbolísticas y con un discurso enriquecedor para el medio local. Sin vueltas enfrenta los micrófonos para hablar de fútbol, de táctica y reconocer sus propias falencias y las del equipo, muchas veces con nombre y apellido. Las estructuras futbolísticas y el ideal de juego de técnicos como La Volpe requieren muchas e intensas horas de trabajo. En este punto el DT deberá luchar contra la idiosincrasia que en los últimos años, en general, ha forjado el futbolista argentino que se desarrolla en el medio local. Parecería que se los castiga al ensayar movimientos durante la semana, por eso apenas finalizan las prácticas huyen para disfrutar del mundillo vip en el que hoy viven los jugadores de elite, con boliches y restaurantes de moda, pulposa rubias y morochas, lujosos cero kilómetro, play satation, MP3, tapas de revistas (por supuesto que no sólo deportivas) y demás pompas de la fama. A esto se agrega que el plantel xeneixe trabajó hasta hace muy poco con un cuerpo técnico más flexible y menos exigente en la rutina de trabajo.

Se le objetará que no hacia falta tocar nada en un equipo que marcaba claras diferencias con el resto. Los cambios de La Volpe son paulatinos pero firmes. Es lógico que el entrenador aplique la idea de juego que cree mejor, la misma que lo hizo ser considerado un técnico de importantes credenciales, razón por la cual Boca se fijó en él. En el cambio de forma del equipo que recibió al que busca lograr es entendible que exista un período de nebulosa. Se trata de un técnico que deja marcas en el jugador que lo sabe aprovechar y escuchar; algo muy importante si se tiene en cuenta que tiene bajo sus ordenes a Rodrigo Palacio y Fernando Gago, quienes están llamados a convertirse en pilares de la selección nacional.

El último fin de semana ante Vélez se fue al vestuario para el entretiempo con una catarata de insultos de la platea que se ubica detrás de su banco de suplentes. En el vestuario serenó a sus jugadores, les dijo que los insultos serían para él, que ellos estén tranquilos y entonces les dio las indicaciones sobre qué debían hacer para remontar un partido que perdían por dos goles. El equipo salió con otro carácter y otro juego; además las muy buenas inclusiones de Maidana y Franzoia fortalecieron al equipo y le dieron orden y equilibrio para conseguir una épica victoria.

Ricardo La Volpe es un valor muy importante que ha llegado al fútbol argentino. En tiempos de show mediáticos y polémicas vacías y estériles, el técnico made in México tiene una clara idea de juego, busca plasmarla en la cancha con gran predisposición al trabajo y frente a los periodistas propone un diálogo que aporta al debate futbolero sin la ociosa mala costumbre de sólo llenar espacios. Si bien son los resultados los que gobiernan el fútbol, sería importante que se lo valore también en caso que los mismos no lo acompañen.
(Foto: Diario.com.mx)

Patricio Insua
patinsua@gmail.com

martes, 19 de septiembre de 2006

La violencia de todos

Funcionarios de la administración pública y dirigentes de los clubes, deslindando responsabilidades que por sus cargos les competen, aseguran que la violencia en los estadios es un problema social y no del fútbol. Si bien yerran de cuajo al decir que están atados de pies y manos a la hora de buscar soluciones, su diagnóstico de la violencia como algo inserto en la sociedad toda es absolutamente real.

Lo sucedido en la cancha de Colón muestra otra parte de la violencia, no la que suele asociarse a los estadios de fútbol. Se trata de la transformación del “hombre común”. Muy probablemente el plateísta que agredió al juez de línea es una persona que protesta contra las injusticias y las miserias que padece nuestra sociedad. Sin embargo, en la cancha actuó de forma violenta, porque de unos años a esta parte la cancha parece haber legitimado esto. “¿Dónde te pensás que estas, en la cancha?”, suele ser el reto de una madre ante un insulto de su hijo. Así se le prohíbe algo, pero también se lo autoriza a otra conducta: a insultar en la cancha. Lo autorizan también los jugadores: “la gente paga y tiene derecho a insultar”. Bajo esa lógica, ¿pagar en un restaurante da derecho a insultar a los mozos?.

En una cancha los delincuentes, los que financian su día a día a punta de pistola, son minoría. Pero la mayor parte del resto de la gente que llena un estadio saca ahí lo peor de sí; entonces insulta, escupe, canta barbaridades o le arroja con odio un encendedor a un juez de línea. El plateísta de Colón debe ser sancionado, pero no usado como chivo expiatorio; su proceder no merece la cárcel, pero sí medidas vinculadas a la realización de jornadas de trabajo comunitario y la prohibición de concurrir a eventos deportivos por un tiempo prudencial. Por su parte, los hombres que por su posición tienen las herramientas para modificar esta realidad deberán poderse a trabajar con la sapiencia y la honestidad que los lugares que ocupan requieren.

Disputado apenas un poco más de la tercera parte del campeonato, tres cotejos debieron suspenderse. Primero fue el que debían disputar Godoy Cruz y Arsenal, con los barras mendocinos como protagonistas. Luego tuvo lugar en La Plata la bochornosa actitud de Juan José Muñoz en el choque de Gimnasia con Boca. En tanto, el pasado fin de semana un alterado hincha sabalero arruinó el encuentro entre Colón y Vélez. Esto sin contar los incidentes en las divisionales de ascenso y los partidos que no se suspendieron para evitar que la pelota deje de rodar, paralizando así un negocio millonario.

Vivimos en una sociedad violenta y lo peor de ese modo de ser se condensa en la cancha. Cuando eso es funcional, es decir se suma, a los que los hacen de la violencia un negocio y a los que roban y extorsionan de lunes a viernes para el fin de semana ocupar el mejor lugar de la popular, el resultado es el que tenemos ahora.
(Foto: Lancion.com.ar)

Patricio Insua
patinsua@gmail.com

jueves, 14 de septiembre de 2006

El adiós de Riquelme

A los 28 años, quien como nadie despertó elogios inconmensurables y críticas severas,o anunció que ya no vestirá la camiseta de la selección. Juan Román Riquelme cosechó en el pueblo futbolero defensores incondicionales y detractores furiosos. En un país amante de las polarizaciones, de ubicarse en los extremos, se escucharon exageraciones de todo tipo, desde que es el mejor del mundo hasta que no puede jugar más. Desde ambos lados le hicieron mal. Los aduladores por señalarle que su juego era perfecto y por lo tanto nada debía cambiar. Los críticos de su fútbol por no reconocerle mayores virtudes a quien sí las demostró.

Hizo este anuncio apenas 10 días después de haber sido el capitán de seleccionado argentino en la derrota ante Brasil en Londres por 3 a 0, en el cotejo que dio inicio al segundo ciclo de Alfio Basile como entrenador de la selección argentina. No tuvo una buena actuación y todo lo que de él se dijo tras ese encuentro terminó por decidirlo a dar el paso que dio.

Riquelme decidió –al menos por el momento- no volver a jugar en la selección. El porqué de su renuncia no hace a la cuestión, más se si tiene en cuenta que adujo cuestiones personales y no deportivas. Existen diferentes tipos de renuncias. Algunas, como en este caso la de Riquelme, son dignas del elogio. Sin ser inducido a tomar esa determinación por ser la única posible, Riquelme abandona un lugar de privilegio, aún cuando muchos le piden a los gritos que se quede. Decidió hacerse a un lado del lugar que todos quisieran ocupar. A fin de cuentas, es decisión de cada uno abandonar un lugar donde no se está cómodo.

Debutó en la selección mayor siendo jugador de Boca y lo hizo justamente en la Bombonera. Fue el 16 de noviembre de 1997, ante Colombia y por la última fecha de las eliminatorias para el Mundial de Francia. Desde aquel encuentro hasta el último que disputó transcurrieron nueve años, pero sólo en dos tuvo continuidad. Fue durante la conducción de Néstor Pekerman, quien lo erigió en el centro indiscutido de su equipo. Entonces, como dueño del fútbol de la selección llegó al Mundial de Alemania y su floja actuación en la máxima cita elevó el volumen de las críticas contra su juego. Riquelme no dio lo que de él se esperaba; no rindió de acuerdo a lo que debe demostrar quien se eleva –o es elevado por el entrenador- a la altura del jugador más importante de una de las cuatro selecciones más poderosas del mundo.

Es lógico que Marcelo Bielsa no lo haya tenido en cuenta más que en un puñado de ocasiones, pues el jugador del Villarreal poco tenía que ver con su filosofía futbolística del DT. También es coherente que Pekerman lo haya elegido como máximo referente de su selección, por la apreciación del juego del multicampeón entrenador juvenil. Ninguno de los dos supo entender que Riquelme es una pieza de lujo, pero no el motor de la maquina. Bielsa debió entender que era alguien que jerarquizaba su elenco; Pekerman falló al otorgarle el protagónico absoluto. Lo cierto que es Riquelme deja la selección. Ni el mejor ni el peor, se pierde un valor importante, una excelente herramienta, pero de ninguna manera irremplazable.
(Foto: Ole.com.ar)

Patricio Insuapatinsua@gmail.com

martes, 12 de septiembre de 2006

Una nueva oportunidad

La suspensión del partido entre Gimnasia y Boca marcó un nuevo hecho vergonzoso en el fútbol argentino y, a su vez, una nueva oportunidad para la AFA. Si sanciona lo que ocurrió con la severidad que corresponde, marcará el punto de partida de una nueva y correcta forma de actuar; será el inicio de un nuevo modo de proceder. De lo contrario, se tratará de un nuevo mamarracho del máximo órgano rector de nuestro fútbol.

El solo hecho de que Juan José Muñoz, presidente de Gimnasia, haya ido en el entretiempo al vestuario del árbitro es un mal indicio. La molestia de la gente del Lobo radicaba en las amonestaciones a seis jugadores en los primeros –y en este caso únicos- 45 minutos y la expulsión de su técnico, Pedro Troglio. Seguramente no se sabrá qué se dijo ni cual fue el tono del intercambio entre el presidente del conjunto platense y Daniel Giménez, árbitro del encuentro, aunque lo que sí se sabe es que Muñoz estaba en un lugar donde no tenía nada que hacer.

La gravedad que Giménez le asignó a lo acontecido hizo que se suspendiera el partido y entonces los equipos no salieran al campo de juego para disputar el segundo tiempo. Las más de 35.000 personas que concurrieron al Estadio Ciudad de La Plata debieron irse luego de ser informadas tardíamente de la resolución que se había tomado. Más tarde y ante los medios, el titular de Gimnasia reconoció su error al admitir que su presencia en el vestuario del árbitro había sido inapropiada, pero negó cualquier amenaza. No sólo eso, sino dejó su lugar de victimario para colocarse como víctima al asegurar que fue maltratado y amenazado por uno de los jueces de línea. Los antecedes de Muñoz, con varios hechos escandalosos desde que llegó a la presidencia del Tripero, no lo ayudan.

Un punto es clave y hace particular a este suceso: no se trata de barrabravas –al menos en el sentido que se le suele asignar a este término-, sino del presidente mismo de la institución que oficiaba como dueña de casa. Será tarea de la AFA sancionar a Muñoz, inhabilitándolo para ocupar cargo alguno en Gimnasia, y al propio club, quitándole puntos. La gravedad de la cuestión así lo demanda.
(Foto: Fotobaires.com)

Patricio Insua
patinsua@gmail.com

martes, 5 de septiembre de 2006

Ásperos regresos

El amor por la camiseta es un valor supremo en el mundo del fútbol. Sin dudas, quienes más protegen este sentimiento son los hinchas. Entonces, los jugadores que a su buen juego suman el profesar cariño por los colores que defienden logran instantáneamente el enamoramiento de la tribuna. Pero lo que es motivo de idolatría cuando se trata del propio equipo se transforma en feroz insulto cuando ocurre en otro club.

Desde su regreso al fútbol argentino, Juan Sebastián Verón recibió de modo casi brutal el cariño durante tanto tiempo acumulado por la gente de Estudiantes de La Plata. En contrapartida, pese a ser un jugador de indiscutible categoría y una figura que jerarquiza la liga argentina, cada fin de semana la popular opuesta a la de los Pinchas invierte casi más tiempo en insultar a la Brujita que en alentar a su equipo. Con cuentas bancarias de varios ceros, optó por volver al club de su corazón antes que seguir en Europa, donde varios conjuntos le ofrecían ganancias muy superiores que las que percibe en la institución platense. El hincha, pese a saber como nadie de cuestiones de sentimientos, deja esto de lado; salvo, dicho está, que se trate de alguien de su equipo.

Podría buscarse el porqué a los insultos para Verón en lo que implicó su actuación en el Mundial asiático de 2002, donde fue señalado, después de Marcelo Bielsa, como responsable principal de lo que fue la mayor decepción de nuestro fútbol. Pero sin ese mismo peso encima, el mismo trato recibió en su regreso al país Cristian González, aunque en menor grado que el ex Sampdoria, Parma, Lazio, Manchester United, Chelsea e Inter. Lo propio conoció en su vuelta al pais Diego Simeone, cuando retornó para retirarse en Racing, el club al que alentaba en su edad escolar. En el caso del Cholo, en un muy mal momento del equipo, incluso parte de la propia hinchada académica lo hostigó; algo que con mayor dureza aún conoció Abel Balbo por parte del publico xeneixe cuando retornó al país para vestir la casaca de Boca.

El insulto más común para estos jugadores es "fracasado". Jugaron Mundiales, militaron en los clubes más importantes de las principales ligas y se aseguraron el porvenir económico de cuatro o cinco generaciones. Llegaron a la elite de lo que eligieron, pero el tipo común, que seguro no ocupa un lugar de privilegio en su tarea laboral, le grita "fracasado". Aunque, paradoja de las canchas argentinas, jugadores que tuvieron un mal rendimiento en las ligas europeas, como Martín Palermo o Ariel Ortega, no reciben el maltrato de quienes tuvieron del otro lado del Atlántico una tarea auspiciosa. Parecería un castigo al éxito, algo sobre lo que se han explayado varios hombres que se atrevieron a indagar sobre el ser argentino.
(Foto: Fotobaires.com)

Patricio Insua
patinsua@gmail.com

jueves, 24 de agosto de 2006

La selección lejos de la prioridad

En julio de 1991, Boca y Newell`s protagonizaron la recordada final del torneo argentino de la temporada 90-91. Con formato de ida y vuelta se jugaron dos cotejos; el primero en Rosario tuvo por vencedores a los locales por 1 a 0 y el mismo marcador se repitió en la Bombonera, pero con distiento protagonista, al imponerse el dueño de casa. Empatados en el global, llegó entonces la definición por penales en la cual se impusieron los dirigidos por Marcelo Bielsa para dar la vuelta olímpica.

Esas finales guardan un detalle por demás especial. Ambos equipos carecieron para aquella definición de sus principales figuras. Boca padeció las ausencias de Gabriel Batistusta y Diego Latorre; mientras que Newell´s no pudo contar con Fernando Gamboa y Darío Franco. El motivo de tales ausencias fue que esos cuatro futbolistas se encontraban en Chile con el seleccionado argentino para disputar la Copa América (a último momento se convocó a Blas Giunta, quien sí jugó para los xeneixes la definición ante los rosarinos). Eran las piezas más valiosas de sus equipos y por eso Alfio Basile, por aquel entonces entrenador del selccionado, los había convocado. En esos tiempos la selección sí era prioridad. Los clubes estaban obligados, sin protestar, a ceder a sus futbolistas por más final que se jugasen. Hoy la negociación hacen que los retengan hasta para disputar un amistoso.

El próximo 3 de septiembre en Londres, en el flamante estadio del Arsenal, Basile se reestrenará como DT del conjunto albiceleste. El panorama para el Coco es radicalmente distinto al de aquel de hace 15 años. El contrato de la AFA con Renova lo acota en la elección de futbolistas y para el debut de su nueva era, el partido ante Brasil, los clubes argentinos se pusieron de acuerdo para no ceder a sus futbolista. Sólo Hugo Ibarra, por la buena relación de Basile –todavía técnico de Boca- con Mauricio Macri, presidente boquense, fue incluido en la plantel que se presentará en tierras británicas.

Ante esta postura, no sería raro que los dirigentes de los clubes extranjeros en los que militan jugadores argentinos piensen –con legítimo sentido común- porqué ellos deben colaborar con la conformación del representativo albiceleste cuando los clubes de su propia asociación no lo hacen. Este idea, que de seguro existe, encuentra por suerte para el fútbol argentino su traba de ejecución a partir de la imposición de la FIFA que obliga a la cesión de jugadores.

A la conducción de Julio Grondona como presidente de la AFA se le pueden hacer objeciones de todo tipo. Sin embargo, su política para con la selección nacional siempre fue digna de destacar. Pero en los últimos tiempos, el pope de la casa madre del fútbol argentino cambió su postura. Aquella frase que rezaba que "la selección es la prioridad" hoy queda simplemente en palabras y sin correlato con los hechos de la realidad. Son muchos años los que lleva la selección sin revalidar las credenciales que la hacen potencia mundial y los actuales lineamientos de la AFA no parecen ayudar en la búsqueda de la reconquista.
(Foto: Lanacion.com.ar)

Patricio Insua
patinsua@gmail.com

sábado, 19 de agosto de 2006

Fútbol ruso

La apertura de nuevos mercados parece ser la nueva obsesión socio económica planetaria. Insertar productos y generar nuevos consumidores es la temática actual. En esta realidad, los dos mercados más apetecibles son China y Rusia, otrora mecas de la política anticapitalista. En lo que al fútbol respecta, la ex Unión Soviética comenzó a ocupar un lugar central y su protagonismo incluso promete incrementarse.

La influencia de los rusos en el fútbol mundial ya es conocida. Los primeros nombres que aparecen son los de Roman Abramovich, dueño del Chelsea, el de Victor Vekselberg, quien adquirió los derechos para organizar los amistosos de la selección argentina hasta 2010, y el de Dimitri Piterman, con todo lo que implicó su controvertida presencia en el fútbol español.

Pero al margen de este perfil empresarial - o en relación con este-, se suma el crecimiento futbolístico de la liga rusa. Para el encuentro ante Argentina del 3 de septiembre en Londres, Dunga, técnico de Brasil, convocó a Daniel Carvalho, Vágner Love, Dudu Cearense (los tres del CSKA) y Elano (del Shakhtar Donetsk de Ucrania). Hace no tanto tiempo era impensable ver en el Scratch a cuatro jugadores de esas latitudes.

A esto se suman las potenciales citaciones de Alfio Basile, seleccionador argentino, a Clemente Rodríguez y Fernando Cavenaghi, ambos también del CSKA. Entonces en el próximo Argentina-Brasil podrían aparecer 6 futbolistas de lo que fuera la tierra de los zares, 5 de ellos pertenecientes a un mismo equipo. Indudablemente esto marca una tendencia y un negocio que promete expandirse aún más y con velocidad. Así, en los próximos años, no sería de extrañar que proliferen magnates rusos propietarios de equipos, conjuntos que se posicionen bien en el contexto de la competencia europea (como la ya hizo el CSKA al levantar la Copa UEFA el año pasado) y jugadores de los principales selecciones que militen en la liga rusa.
(Foto: Wikipedia.org)

Patricio Insua
patinsua@gmail.com

viernes, 11 de agosto de 2006

Zapping

La posmoderna sociedad de occidente vive inmersa en una cultura mediática. Desde distintos aspectos y con diversas repercusiones, todo lo que es, para tomar estatuto de tal debe pasar por los medios de comunicación. En este contexto, la televisión se erige como centro hegemónico del sistema cultural massmediático y su influencia, directa o indirectamente, todo lo abarca.

El fútbol no vive ajeno a esta realidad. Con el último Mundial como prueba cabal, aparece que el espectáculo, elemento constitutivo fundamental de la era de la televisión, ha crecido vertiginosamente en su protagonismo. Todo lo que rodea a lo que se desarrolla en el rectángulo de juego toma un papel preponderante. Un partido de fútbol se juega en un determinado punto del planeta, pero las cámaras de televisión multiplican por millones los ojos de los espectadores. Los hinchas en los estadios son un porcentaje mínimo de quienes ven un encuentro. Muchas veces los protagonistas parecen estar más pendientes de los espectadores televisivos que de los que tienen alambrado de por medio.

Los derechos de televisación se han transformado en el principal ingreso de dinero para los cubles. En Argentina la empresa Torneos y Competencias posee los derechos de trasmisión del fútbol hasta 2014. Los adquirió de forma poco clara en una mesa chica y seguramente los renovará bajo las mismas condiciones. TyC desembolsa a los clubes de Primera División 90 millones de pesos por temporada. En tanto, la liga francesa recibe más de 780 millones de euros por temporada por derechos de televisación, la Premier League supera los 700 millones y en Italia, país en el que los contratos son negociados de forma individual cada club, Juventus cobró 118 millones de dólares en la última temporada. En Argentina ni Boca ni River llegan a los 4 millones de la moneda estadounidense en un año del calendario futbolístico.

En realidades económicas por demás disímiles como lo son las de Europa y Sudamérica, pueden aparecer como entendibles las diferencias en las cifras. Pero si se hace una escala, es decir, si se toman los ingresos por derechos de televisación porcentualmente la brecha se hace evidente: en los clubes argentinos los ingresos por la televisación de los encuentros generalmente no superan el 20 por ciento del presupuesto anual de los equipos, mientras que en los conjuntos de las principales ligas de Europa superan el 60 por ciento del gasto anual.

Puestos en condiciones de inferioridad por la ineptitud de sus propios dirigentes y por un sistema perverso que los ha privado de derechos propios y decisiones intransferibles, los clubes están siendo despojados de parte de lo que les pertenece. El concepto marxista de plusvalía parecería ajustarse perfectamente a esta situación. Lo cierto es que los clubes hoy reciben menos de lo que les corresponde y este es un tema que debe tratarse con urgencia en virtud de lograr la buena salud de la cual el fútbol argentino carece en la actualidad.
(Foto: Pixelydixel.com)

Patricio Insua
patinsua@gmail.com

martes, 8 de agosto de 2006

Obediencia debida

Victor Vekselberg. Ese nombre y apellido no parecen decir demasiado. Algunos tal vez detecten su origen: Rusia. Con una fortuna estimada en el orden de los 6.000 millones de dólares, enriquecido al extremo tras la Perestroika con las escandalosas privatizaciones rusas de la década de 1990, Vekselberg tendrá un rol protagónico en el porvenir del seleccionado. Julio Grondona, presidente de la Asociación del Fútbol Argentino, firmó un contrato con este personaje, de quien dependerá en gran parte la suerte del conjunto nacional a cambio de poco más de 10 millones de euros, mucho menos de los casi 100 millones de dólares que este magnate del petróleo desembolsó para que los Huevos Imperiales de Fabergé decoren una de sus mansiones.

Los técnicos que se sucedieron en la Selección siempre tuvieron una ventaja respecto de sus colegas que trabajan en los equipos de clubes: la posibilidad de elegir a cualquiera de los ricos elementos que componen el universo de los futbolistas argentinos. Pero esto ya no será así. El leonino contrato que firmó la AFA le impone a Alfio Basile, técnico de la albiceleste, la obligación de incluir en cada una de sus convocatorias para los encuentros amistosos a determinados jugadores. Renova, tal es la denominación de la empresa capitalista, conformó una lista de 30 futbolistas de los cuales deberá haber al menos siete en toda citación del seleccionador. Esta no es la única imposición: en cada fecha FIFA el rival que elegirá Argentina saldrá de una terna propuesta por los rusos, quienes además determinarán el escenario del cotejo, los hoteles y los lugares de entrenamiento. Además, el convenio contempla la posibilidad de que Victor Vekselberg tenga vía libre de entrada y salida en hoteles, campos de entrenamiento y vestuarios antes y después de los partidos.

En los próximos cuatro años, la preparación mundialista para Sudáfrica 2010, Renova organizará 24 amistosos y, a cambio, la AFA recibirá alrededor de 500.000 euros por encuentro (un buen porcentaje ya lo cobró por adelantado). De esta manera, las aspiraciones deportivas de la Selección para la próxima Copa del Mundo estarán encadenadas a la conveniencia económica –cuando no los caprichos- del magnate ruso que alquiló el equipo nacional. Si bien los ceros impresionan, la cifra suena menor para una selección de peso, máxime si se tiene en cuenta que el contrato se firmó antes del mundial de Alemania. ¿Qué hubiera ocurrido si Argentina era campeón del mundo y Lionel Messi descollaba siendo el principal artífice de tal logro? La respuesta es sencilla: Vekselberg hubiera hecho un mejor negocio todavía. De todas maneras, pese a que Argentina quedó prematuramente eliminada, tal como quedó el mapa futbolístico tras la cita germánica, Messi está en condiciones de ponerse sobre su cabeza la corana reinante del Planeta Fútbol en el corto plazo. Así dadas las cosas, es evidente que además de Vekselberg alguien hizo también un gran negocio y de seguro que no fueron los clubes ni la Selección de Argentina.

Pese a que ya está rubricado, es poco lo que se sabe de este gerenciamiento del seleccionado nacional. Esto se debe al modo absolutista en el que se manejan estas cuestiones en la casa matriz del fútbol argentino y al silencio imperante en los multimedios de comunicación aliados a Julio Grondona. Sin embargo, las grandes verdades no es posible ocultarlas por demasiado tiempo y, poco a poco, se van conociendo los detalles de un contrato inédito para una Selección como la albiceleste. Los primeros rayos de luz, con datos concretos y nombres propios, se conocieron el 2 de julio último, con una nota publicada en el diario El País, de España, titulada Un banquillo en entredicho y firmada por Diego Torres.

En una entrevista, consultado Grondona sobre qué es lo que ocurriría si Basile decidiera no convocar para un partido a ninguno de los 30 futbolistas escogidos por los rusos, el mandamás del fútbol argentino respondió sin eufemismos que conocía bien a quien había elegido como técnico del seleccionado y si esa posibilidad estuviese presente no se hubiera inclinado por el entonces DT de Boca sino por otro.

Desde hace más de un cuarto de siglo Grondona decide de forma unipersonal absolutamente todo lo que tenga que ver con el fútbol argentino. Lo que delega es lo que no le importa en lo más mínimo. En estos años de despotismo el vicepresidente de FIFA tejió un entramado que todo lo abarca en el mundo de la pelota. Con prebendas y reprimendas logró poner a todos -los clubes en primer lugar- a sus pies y comiendo de su mano. Ya sin pudores, con la tranquilidad que da saber que sus conductas jamás recibirán castigo, Grondona firmó un contrato cuyas consecuencias para el fútbol argentino pueden ser nefastas.

(Foto: Tnk-bp.com)

Patricio Insuapatinsua@gmail.com

domingo, 30 de julio de 2006

Buenos y malos negocios

La novela para determinar cuándo Alfio Basile asumirá como nuevo entrenador de la selección argentina generó en Boca una rápida carrera para encontrar al nuevo entrenador. En este contexto, sin saber quien será el DT a una semana del inicio del nuevo campeonato, el conjunto de la rivera baraja la posibilidad de pedir la postergación de su encuentro ante Banfield por la primera fecha del Apertura. Si esto ocurre así, tal vez sea justo para los Xeneixes, ya que la AFA eligió a su técnico para la selección, pero perjudica al equipo del sur. Hurgando en el pasado reciente se encuentra que este no sería el primer Boca-Banfield postergado, ya que en los últimos años el conjunto sureño accedió a otros pedidos de postergación por giras boquenses al exterior.

De un tiempo a esta parte se generó una muy buena relación entre Mauricio Macri, presidente de Boca, y Carlos Portell, titular de Banfield. Ese vínculo no produjo los mejores beneficios para el Taladro. La última prueba de esto es el pase de Jesús Dátolo. Boca tenía la necesidad de comprarlo, pero Banfield, de sana economía, no tenía apuro por venderlo y sin embargo el jugador emigró a cambio de 1 millón de dólares, pagaderos 400.000 en efectivo y el resto en 10 cómodas cuotas de 60.000 dólares cada una. Según Macri lo profesa cada vez que puede, Boca lleva 11 años consecutivos de superávit; sabiendo esto y que además necesitaban al jugador, Banfield lo vendió de la forma ya citada. Así, los dirigentes del Taladro no parecen haber actuado del modo más inteligente.

Parte de los integrantes del oficialismo en la CD de Banfield se habían quejado por lo que entendían como una mala venta de Daniel Bilos por parte de Boca al Saint Etienne de Francia, cuando ambos clubes eran socios por tener en partes iguales el pase del jugador. Pese a eso, un mes después volvieron a asociarse con Boca al vender un porcentaje de Dátolo. Aunque esta vez el Taladro tomó, seguramente por lo sucedido con Bilos, un recaudo a destacar: los derechos federativos quedan en su poder, por lo que en caso de aparecer una oferta será el club que lo formó el que tome la decisión de venderlo o no. Además el jugador no podrá enfrentar a Banfield por torneos locales ni internacionales, ya que los derechos federativos serán de Boca cuando abone otro millón de dólares por un restante 30 por ciento del pase (el otro 20 seguirá perteneciendo al club verde y blanco).

Banfield se ha transformado en un proveedor barato de buenos jugadores para Boca (Palacio, Bilos, Dátolo) y cada vez que los xeneixes necesitaron un favor, como la postergación de un partido, el conjunto sureño accedió. Hay una relación que le genera claros beneficios a Boca, pero no es evidente la ganancia de la otra parte, justamente la más modesta. Como un analogía de los tiempos que corren, se repite la circunstancia en la cual se beneficia claramente el poderoso, mientras que el modesto se conforma con una porción menor a la que tendría que aspirar. Es justo decir que tanto Macri como Portell tienen hoy a sus clubes ampliamente mejor que en el momento que accedieron a sus presidencias, pero cuando las cosas no se hacen todo lo bien que se puede –sobre todo en el caso de Banfield- no está de más el llamado de atención.
(Foto: Clarin.com.ar)

Patricio Insua
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viernes, 28 de julio de 2006

Asumir la responsabilidad

En una de sus últimas declaraciones, Jorge Luis Burruchaga, flamante director técnico de Independiente, aseguró que su equipo no es candidato al título para el próximo torneo Apertura, y destacó que claramente por delante están Boca y River. Posteriormente, ante la consulta de cuál sería entonces el objetivo del Rojo, quien hace 20 años convirtió el que muy probablemente haya sido el gol más importante de la historia del fútbol argentino, se limitó a apuntar que "la intención es llegar lo más arriba posible", meta que obviamente comparten los 20 equipos que iniciarán el campeonato.

El DT conoce la riquísima historia del equipo que conduce y sabe que para el Apertura dispone de un muy buen plantel. ¿Por qué entones cuesta tanto hacerse cargo de ser candidato? Internamente seguro es que Burruchaga está convencido de que peleará el título, pero no lo dice, no quiere asumir públicamente ese peso, no quiere hacerse cargo.

Evidente es que Independiente, Racing y San Lorenzo se han distanciado en los últimos años mucho de River y Boca. Parece, además, que se han resignado a eso. Millonarios y Xeneixes ante cada nueva temporada inflan el pecho y proclaman que están obligados a ganar todo lo que juegan. En contrapunto, desde Independiente la respuesta es que, pese a los muy buenos refuerzos que incorporaron, no están para pelear un campeonato de 19 fechas. Declaraciones como la de Burruchaga evidentemente contribuyen a profundizar esa brecha que los separa hoy de River y Boca.

De todos modos, es justo señalar que lo que hoy dice el técnico de Independiente se ha vuelto moneda común en cada certamen. En los equipos y selecciones de peso, son cada vez menos los que asumen que el componente de historia y presente de la camiseta que representan les impone los objetivos reservados justamente a la elite que integran. Por cábala, por un intento de disminuir la presión o por otros motivos, lo cierto es que cuesta asumir públicamente una meta elevada y reconocer la "obligación" que se tiene de acuerdo al material del que se dispone.
(Foto: Fotobaires.com)

Patricio Insua
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jueves, 20 de julio de 2006

El peso de la historia

Si en los últimos 15 años hubo equipos difíciles de dirigir para los entrenadores, esos han sido Independiente, Racing y San Lorenzo. Por un cúmulo de indicadores, que podrían sintetizarse en su poder de convocatoria y la cantidad de campeonatos obtenidos, estos tres equipos adquirieron junto con Boca y River el reconocimiento de grandes. Ocurre que en los últimos tiempos la grandeza de estos clubes vive en las vitrinas que dan cuenta de un pasado glorioso y no en un presente auspicioso.

Los cinco grandes supieron coexistir durante décadas en un plano de igualdad. Pero lo cierto es que ese espacio hoy está vacío. Millonarios y Xeneixes se han elevado, mientras que Rojos, Académicos y Cuervos han caído. Aunque en realidad es muy probable que ese lugar antes ocupado por River, Boca, Independiente, Racing y San Lorenzo esté habitado por un nuevo y único inquilino: Vélez. Con títulos, esfuerzo, trabajo y un proyecto integral, los de Liniers se han ubicado en los últimos años por detrás de River y Boca y por delante de Independiente, Racing y San Lorenzo.

Los seguidores de los tres grandes en decadencia, como es lógico, no se resignan a ceder el lugar que ocuparon junto a River y Boca. Quienes peinan canas o se pasan una mano por el cuero cabelludo desnudo añorando el peinado de ataño reclaman porque saben lo que fue estar en la cima. Los más jóvenes pueden no saber lo qué implicó la gesta de mayo de 1810 ni quiénes se enfrentaron en la batalla de Waterloo, pero con toda seguridad conocen la historia del equipo de sus amores. Propio del hincha, la pasión arrebata a la razón y la presión que baja de las tribunas se transforma muchas veces en un ingrediente más para el descalabro institucional. Lo cierto es que hay un reclamo de todas las generaciones por volver a compartir la mesa con River y Boca y no con Estudiantes, Newell`s, Banfield, Lanús o Gimnasia de La Plata como lo hacen hoy.

Malas e irresponsables administraciones de sus dirigentes y un giro mediático centrado en el usufructo de la demanda generada por River y Boca hicieron que los de Avellaneda y el del Bajo Flores pierdan su lugar. Construir siempre demanda más tiempo que destruir. Deberán entonces, para recuperar el sitio del que se precipitaron, encaminarse en un proyecto de trabajo con claras metas, subiendo de a un escalón por vez y al mismo tiempo seleccionar una estrategia adecuada para aprovechar el prestigio que aún mantienen sus colores.
(Foto: Fotobaires.com)

Patricio Insua
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martes, 18 de julio de 2006

Nueva sucursal en Europa

El Royal Sport Club Anderlecht de Bélgica parece haberse transformado en la nueva colonia argentina en el fútbol europeo. El primero en desembarcar en el conjunto de Bruselas fue Nicolás Frutos, cuando siendo el goleador del torneo argentino que disputaba con la casaca de Independiente armó las valijas para mudar sus gritos del otro lado del Atlántico. Hizo punta de playa, fue un buen embajador y allanó el camino para las posteriores contrataciones de los mediocampistas Lucas Biglia y Cristian Leiva y del defensor Nicolás Pareja.

El más argentino de los equipos europeos es seguramente el Inter, con Zanetti (capitán, ídolo y con 12 años en el club), Burdisso, Samuel, Cambiasso, Solari y hasta la finalizada temporada Kily González y Verón, este último de regreso en el país para jugar con la camiseta de Estudiantes. Pero el amor del mandamás del club milanés, Massimo Moratti, por los futbolistas sudamericanos no termina ahí, ya que cuenta además con los brasileños Adriano, César, Maicon, Maxwell y Julio Cesar (tercer arquero), el colombiano Iván Córdoba (llegó procedente de San Lorenzo en 2000), el chileno Pizarro y el oriental Recoba, principal mimado de Moratti.

En España, en tanto, la máxima representación argentina está en el Villarreal, muy bien posicionado en la Liga de las Estrellas en los últimos años y sensación de la reciente edición de la Champions League, en la cual llegó hasta las semifinales. En el Submarino Amarillo militan Barbosa, Gonzalo Rodríguez, Arruabarrena, Sorín, Riquelme y Guillermo Franco, quien se nacionalizó mexicano y defendió la casaca de los azteca en el recientemente finalizado Mundial de Alemania. Además, cuenta con otros dos sudamericanos que cobraron notoriedad en el fútbol argentino: el uruguayo Forlán y el DT chileno Manuel Pellegrini.

El Anderlecht es el conjunto más veces campeón del fútbol belga con 28 vueltas olímpicas. También conoció la gloria en Europa, sobre todo en la década del 70, cuando se quedó con la Recopa en 1976 y 1978 y con la Supercopa también en esos años tras vencer en las finales al Liverpool y al Bayern Munich respectivamente. La última conquista europea, y tal vez la más importante, fue en 1983, cuando alzó la Copa UEFA tras imponerse en la serie de encuentros definitorios al Benfica portugués.

Pese a que mantiene su hegemonía en el fútbol doméstico, el Anderlecht busca volver a tener protagonismo internacional, incluso mayor al que conoció y para eso recurrió a la calidad y el valor agregado de los jugadores argentinos. Un nuevo reconocimiento para el fútbol de estas latitudes.
(Foto: Rsca.be)

Patricio Insua
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martes, 11 de julio de 2006

Italia, campeón desde atrás

Luego de 24 años, la nazionale podrá actualizar el emocionante y visceral festejo de Paolo Rossi ante Alemania en la final de España 82 y la imagen del veterano Dino Zoff alzando la copa. La versión 2006 incluye, de todos modos, una remake del festejo del excepcional delantero, protagonizada por Fabio Grosso, también ante los germanos, pero esta vez en semis y a los 118 minutos de juego para marcar la eliminación de los dueños de casa, rubricada por Del Piero con otro grito 60 segundos más tarde. Italia conquistó el tetracampeonato y agregó a su álbum la foto de Fabio Cannavaro levantando el máximo trofeo del fútbol.

Aunque con matices y su propia impronta, el conjunto dirigido por Marcello Lippi alcanzó la gloria con las credenciales del fútbol italiano. Como nunca una defensa fue campeona del mundo. Buffón terminó de corroborar que, desde hace tiempo, es el mejor arquero del mundo. Por los laterales, Zambrota y Grosso hicieron un gran aporte, sobre todo el hombre del Palermo por la izquierda. El mejor jugador del campeón del mundo fue su capitán, Fabio Cannavaro: excelsa e inapelable fue su tarea para recuperar la pelota y luego jugarla siempre para un hombre de azul. Como compañero de zaga tuvo en el inicio del Mundial al cotizado Alessandro Nesta, pero una lesión lo dejó fuera. Su lugar fue bien ocupado por el desagradable Materazzi.

Apuntalado por ese cerrojo aceitado a la perfección -que sólo recibió dos goles, uno en contra y otro de penal en la final-, muy buenas actuaciones de Andrea Pirlo y Gennaro Gatusso, más piscas de Toni y Del Piero, fueron suficiente para quedarse con el Mundial de Alemania 2006. En la final ante Francia, rival que lo superó a lo largo de los 120 minutos de juego, encontró su premio en la definición desde los doce pasos, misma vía por la que vio frustradas sus aspiraciones en la semifinal ante Argentina del Mundial jugado en su propia casa y por la que cayó, cuatro años más tarde, en la final de Estados Unidos 94 ante Brasil. Por tercera vez consecutiva, en Francia 98, los penales volvieron a ser un karma cuando los galos los dejaron fuera en cuartos de final. Fue tiempo de revancha.

Defensa y ataque son los dos planos del juego. Italia se afianzó en el primero y a partir de ahí ganó el Mundial lícitamente, proponiendo un juego que suele incomodar mucho a los rivales. No llegó a Alemania como uno de los principales candidatos a los ojos de la mayoría y cargaba además con la pesada mochila del escándalo por corrupción en el Calcio, que señalaba entre los culpables al técnico, al capitán y al arquero de la selección azzurra. Pragmatismo e inteligencia estuvieron a la orden del día –y del rival- para que la nazionale pudiese festejar su cuarta conquista mundialista.
(Foto: Fifaworldcup.com)

Patricio Insua
patinsua@gmail.com

viernes, 7 de julio de 2006

Dime cómo defiendes y te diré quien eres

El cierre de la Copa del Mundo Alemania 2006, con la final que se disputará el domingo en Berlín, pondrá cara a cara a Italia y Francia, los dos equipos que mejor se defendieron durante todo el certamen. Les blues, con Zidane y Henry, y los azzurros, con Pirlo y Toni o Gilardino, presentaron buenas cartas para vulnerar el arco rival. Sin embargo, los principales argumentos de las selecciones dirigidas por Raymond Domenech y Marcello Lippi para llegar a la instancia definitoria estuvieron en sus férreos esquemas defensivos. Por su sabida atención a la astrología uno y por las denuncias de compra de partidos por parte de los equipos más poderos del Calcio el otro, ninguno llegaba en una situación cómoda a tierras germanas. Ambos revirtieron los comentarios en su contra y estos dos estrategas son ya los dos grandes ganadores del Mundial.

Al invertir la máxima de que la mejor defensa es el ataque, los finalistas de la Eurocopa 2000 pusieron sobre la mesa las herramientas que en el fútbol actual son las cartas para el triunfo. Durante la primera fase, ambos equipos, en especial los galos, no parecían con la fortaleza y la solidez necesaria para llegar lejos. Pero con el aumento de la exigencia, con el comienzo del verdadero Mundial, Italia y Francia encontraron sus mejores versiones. Fueron de menor a mayor, algo clave para imponerse en un certamen de siete encuentros.

Como filtro antes de apostarse ante la última línea del equipo, Francia tiene a Makelele y Vieria, ascendidos al generalato tras un sinfín de batallas. Italia, por su parte, dispuso en la mitad de la cancha a los vehementes Gatusso y Perrota como peaje para llegar a los centrales ubicados delante de Buffón, el mejor arquero del mundo. Italia recibió sólo un gol y lo anotó uno de sus futbolistas en contra, mientras Francia fue a buscar la pelota dentro de su arco en dos oportunidades, una tras el penal convertido por Villa para España en octavos. Tanto los de Domenech como los de Lippi propusieron un juego de transición veloz, sin necesidad de 20 toques para llegar ubicarse en posición de gol. Denominador común de estas dos selecciones fue recuperar la pelota para luego administrarla del mejor modo.

Junto con Roberto Ayala, los mejores centrales en la máxima cita del fútbol fueron Fabio Cannavaro y Liliam Thuram, compañeros en la escandalosa Juventus. A partir de ellos como piedra fundamental se erigen las defensas que sirvieron para construir los dos mejores equipos del mundial, los que supieron combinar de la mejor manera los dos aspectos del juego: la defensa y el ataque. Defendieron como nadie y a partir de ahí supieron lanzar los ataques justos y decididos con los cuales marcar la diferencia. El Olympiastadion berlinés será el escenario que enfrentará a los dos mejores equipos del Mundial, los que supieron explotar al máximo sus virtudes y reducir al mínimo sus errores. El domingo uno sólo festejará. Quien se imponga se transformará en el nuevo campeón del mundo reinante hasta Sudáfrica 2010.
(Foto: Fifaworldcup.yahoo.com)

Patricio Insua
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jueves, 6 de julio de 2006

Cuatro mundiales

Argentina 1978, España 1982, México 1986 e Italia 1990 fueron los cuatro mundiales que instalaron definitivamente a la selección argentina en la elite del Planeta Fútbol. En esas cuatro Copas del Mundo el conjunto albiceleste disputó tres finales y ganó dos campeonatos; en la restante, la cita ibérica, presentó un equipo de lujo que no dio lo que se esperaba, pero sirvió para presentar a los ojos del mundo (por lo menos a quienes todavía no habían dado cuenta de él) a Diego Armando Maradona.

Tras aquel período de esplendor, por diversos motivos y en distintas circunstancias, en los cuatro mundiales siguientes Argentina no logró pasar de los cuartos de final. Futbolísticamente se perdió peso, chapa. Junto con Brasil, Alemania e Italia, Argentina integra el póquer de los grandes a nivel selección y por eso volver antes de la semifinales es para la patria futbolera una decepción.

Argentina hace 16 años que no gana un partido de eliminación directa en los 90 minutos. La última vez fue en Turín, el 24 de junio de 1990, cuando, tras una extraordinaria jugada de Maradona, Claudio Paul Caniggia hizo revolcar a Taffarel para conseguir el gol que clasificó al equipo que dirigía Bilardo a los cuartos de final y decretó la eliminación del Scratch. En el próximo Mundial, Sudáfrica 2010, la cuenta llegará a dos décadas sin ganar un partido a ganar o volver.

Hubo en estos años dos períodos entre Mundiales en los cuales la selección acumuló los méritos necesarios en cuanto al juego, los resultados y la calidad individual de sus futbolistas para llegar en ambos casos como uno de los principales candidato al título mundial. Se trató de los ciclos de Alfio Basile y Marcelo Bielsa, pero como las cosas no salieron de acuerdo a lo esperado ni en Estados Unidos ni en Japón-Corea gran parte de la prensa y del público pidió en ambos casos la cabeza del técnico y varios jugadores. Así, luego de Basile, flexible en cuanto a las libertades para los futbolistas, llegó Passarella como tótem de la disciplina y con él una catarata de nuevos nombres para la albiceleste (apoyado, es cierto, en una necesidad de recambio generacional). Bielsa continuó en su cargo tras el fracaso en Asia, pero cuando renunció en 2004, se recurrió a Pekerman, entrenador de harto menor rigor táctico que el rosarino.

En este mundial la gente salió a festejar después cada partido. Pese a la eliminación en cuartos de final a manos de Alemania, el obelisco porteño fue epicentro de los cantos de aliento por la actuación argentina. Si esto tiene una connotación sociológica positiva, a partir de no dramatizar una derrota deportiva, bienvenido sea. Pero en lo estrictamente futbolístico no es buen síntoma esa celebración, implica aceptar un rol en un elenco amplio cuando se cuenta con las características y los argumentos suficientes para cumplir con un papel protagónico.
(Foto: Fifaworldcup.yahoo.com)

Patricio Insua
patinsua@gmail.com

lunes, 3 de julio de 2006

Los penales, muy lejos de una lotería

“No practicamos penales porque no tenemos pensado llegar a esa instancia”, aseguró con una sonrisa José Néstor Pekerman en la conferencia de prensa brindada el día anterior al choque ante Alemania por cuartos de final. Tener una firme determinación en lo que se pretende hacer es una postura por demás valorable, pero también se debe tener en cuenta que las cosas muchas veces se desvían de los carriles por los que se planeaba transitar. Aparece entonces lo imprevisible, y cuando la empresa implica un alto grado de dificultad, se debe planear lo imprevisible.

La definición desde los doce pasos tras los 90 minutos de juego estipulados y los 30 de prórroga son una instancia que muy lejos está de ser improbable en los campeonatos del mundo. La definición por penales debe ser programa y, por lo tanto, trabajada. Desde el primer día en que se dispone de la totalidad de los jugadores con los cuales se viajará a una Copa del Mundo este aspecto debe, como tantos otros del juego, ser trabajado.

Ganar por penales es una virtud, no suerte. Perder por penales es un defecto, no falta de liga. El azar, lo imprevisible de la impronta está presente, sí, pero la práctica y el estudio reduce su margen y hace llegar a esa instancia de definición con mayor seguridad. Los penales tienen que ver con las aptitudes técnicas, con la preparación y con la templanza, con el carácter.

Antes del comienzo de la definición, el preparador de arqueros de Alemania se acercó a Jens Lehman con un papel en el cual estaba anotado de qué modo habían pateado los jugadores argentinos sus últimos penales. Antes de cada ejecución de los futbolistas argentinos, el portero teutón revisaba su apunte y lo guardaba en la media. Así atajó dos penales y en los otros dos estuvo cerca, pero los penales de Cruz y Maxi Rodríguez fueron gol porque patearon con fuerza. Siempre con el concepto de reducir el margen de error, los alemanes ejecutaron sus penales con fuerza, sabedores de que si el arquero iba hacia ese lado un remate potente de todas maneras sería difícil de contener. Síntesis: Lehman atajó dos penales y estuvo cerca en los otros dos, en tanto que sus compañeros patearon con fuerza. En cambio, en Argentina Ayala (hasta aquí en el podio de los mejores jugadores del mundial) y Cambiasso ejecutaron débilmente, favoreciendo las chances de Lehman, mientras que el arquero argentino fue en todos los penales hacia el otro lado que la pelota.

El fútbol que hoy se juega (independientemente de juicios de valor al respecto) es de gran paridad y, entonces, en detalles que parecen menores puede estar la llave del triunfo. En 120 minutos de juego se vio una partido parejo, donde los dos equipos se hicieron muy poco daño, se posicionaron frente al arco rival con posibilidades concretas de gol en muy pocas oportunidades. En la definición de penales esto no ocurrió, en esa instancia hubo una clara superioridad de un equipo sobre otro, de un equipo que había trabajado esa instancia contra un equipo que no.
(Foto: Fifaworldcup.yahoo.com)

Patricio Insua
patinsua@gmail.com

domingo, 2 de julio de 2006

Merci Zizou

Las páginas principales de la historia del fútbol están ocupadas por los grandes artistas de la pelota. Pero existe un lugar de absoluto privilengio, un cuadro de honor, una mesa chica con contados lugares. En ese sitio está instalado Zinedine Zidane. En la Copa del Mundo Alemania 2006, su despedida del fútbol, el número 10 de Francia, el mismo que levantó la copa en 1998 después de anotar dos goles en la final ante Brasil, dio una clase de fútbol magistral justamente ante los pentacampeones del mundo.

Por el contexto, por ser una instancia definitoria de una Copa del Mundo y ante un rival nada más ni nada menos que del peso específico de Brasil, Zinedine Zidane produjo la mejor actuación individual de un futbolista en un partido mundialista desde Maradona hasta nuestros días.

En uno de sus últimos conciertos, este grande de la historia del fútbol mundial dio una exhibición emocionante. Manejó la pelota con una elegancia y una efectividad completamente alejada de la media. Dispuso de los tiempos del partido a su antojo e hizo un culto de la belleza, de la estética, con utilidad y no porque sí. Mostró las mismas credenciales que en sus mejores años lo habían ubicado en la cima del Planeta Fútbol, ya sea con la camiseta del Burdeos, de la Juventus, del Real Madrid o la de la selección francesa.

Su magia, estética y eficacia conjugadas en su máxima expresión, sirvieron para que Francia se imponga con estricta justicia ante Brasil, un equipo que jugó mal durante todo el mundial y que llevó el cartel de candidato sólo por el peso de su camiseta. Por lo demostrado dentro de la cancha, siempre estuvo claro que era un equipo al que le quedaba grande la chapa que portaba, era cuestión de romper con lo instalado.

El fútbol mundial se dio el gran gusto de disfrutar de una noche gloriosa de Zinedine Zidane, uno de los mejores jugadores de la historia, que con una muestra impresionante de amor propio, en el torneo que eligió como su despedida del fútbol, volvió a brillar en la instancia en la que sólo relucen las verdaderas estrellas. Merci Zizou, el fútbol todo te lo agradece.
(Foto: Lanacion.com.ar)

Patricio Insua
patinsua@gmail.com

sábado, 1 de julio de 2006

El error en los cambios

Si bien la eliminación de Argentina se produjo tras caer en la definición por penales, flota aún esa sensación de que el equipo de Pekerman dejó escapar la posibilidad de llegar a las semifinales sin necesidad siquiera de la prórroga de 30 minutos. Probablemente el error estuvo en la elección de variantes por las que optó el entrenador argentino. Tras la lesión de Abbondanzieri y el ingreso de Franco el conjunto albiceleste dispuso de dos cambios más y no los supo aprovechar.

Con Argentina en ventaja y Alemania ahorcada por el reloj, las decisiones desde el banco argentino no parecieron ser las más convenientes: reemplazar a un insípido Riquelme con Cambiasso y propiciar el ingreso de Cruz -que hizo lo mismo que en sus pocos partidos en muchos años de selección: nada- en lugar de Crespo, quien nunca encajó en el ideal de juego de Pekerman. Más que para los dos jugadores del Inter el partido se presentaba a pedir de la entrada de alguien capaz de tener la pelota, como Aimar o Messi, y un atacante rápido, que pudiese hacer el mismo daño que Tevez produjo antes de que su físico se desgaste, léase Saviola o el mismo Messi.

Los cambios hechos por Pekerman, retrazaron al equipo y evidenciaron el temor que el olfato alemán detecto. Entonces los de Klismann fueron a buscar el empate con mayor decisión y sabiendo que Argentina no generaría contragolpes riesgosos. El resto es la historia ya conocida: el empate de Klose (por errores en la marca), el alargue, los penales y la eliminación.
(Foto: Clarin.com.ar)

Patricio Insua
patinsua@gmail.com

Final del sueño

En Argentina se acabó el mundial. Habrá que esperar hasta Sudáfrica 2010, dentro de cuatro largos años. Esta vez los penales, que nos hicieron delirar en Italia 90, fueron la cruz de la derrota. En lo concerniente a la tarea desarrollada en la Copa del Mundo Alemania 2006 surgen los primeros análisis, para evaluar aciertos y derrotas.

Alemania no fue más que Argentina, pero avanzaron los de Klismann. Del mismo modo, Argentina no fue más que México, pero a cuartos de final pasaron los de Pekerman. El encuentro ante los locales fue chato. Hubo más insinuaciones que situaciones reales de peligro frente a los arcos. El conjunto albiceleste comenzó bien el partido, metido y con actitud, sin embargo se fue diluyendo ante un seleccionado alemán carente de ideas, pero solidario y aguerrido.

A favor del entrenador argentino es justo señalar que pensó bien los partidos en la previa, que supo mantener motivado y haciendo sentir parte importante del equipo a cada uno de sus 23 dirigidos. Fue acertadísima la decisión de confiar en Abbondanzieri como arquero titular (personalmente, fui uno de los que dudó de su garantía en el arco); el Pato hizo un gran Mundial y por lesión se lo extrañó en el momento que más se lo necesitaba. La inclusión de Maxi Rodríguez, también protagonista principal, fue otro punto a favor. Y si de rendimientos individuales se trata no se puede dejar de hablar de los de Ayala, Mascherano, Tevez y Saviola.

Independientemente de que el resultado en los penales hubiese sido otro, existieron falencias que quedaron evidenciadas. El principal problema fue la falta de rigor táctico, de mecanizar movimientos por repetición y generar una estructura de equipo sólida. Pekerman armó su equipo entorno a su jugador preferido, Juan Román Riquelme, quien no pudo responder a tal responsabilidad. El jugador del Villarreal no fue actor protagónico en ningún partido, jamás estuvo entre mejores del equipo en los cinco cotejos disputados, a la hora de ir a ganar un partido no apareció y sucumbió ante la marcación que se sabía tendría. Si había que elegir un jugador como eje del engranaje, sin dudas el hombre era Carlos Tevez. Otro error fue ir a jugar con línea de cuatro sin llevar laterales: las opciones por derecha fueron Burdisso, Coloccini y Scaloni, dos marcadores centrales y un mediocampista, mientras que por izquierda se siguió la misma temática con Sorín y Cufré, un volante y un zaguero. Por la derecha hubo marca, pero no salida y por la izquierda no hubo ni marca ni salida.

Cosa juzgada, la revancha será dentro de cuatro años en el primer Mundial que se dispute en África. Será tiempo entonces de trabajar de la mejor manera para llegar a la máxima cita futbolística en condiciones óptimas y recuperar así el lugar protagónico que argentina supo tener en los campeonatos mundiales.
(Foto: Lanacion.com.ar)

Patricio Insua
patinsua@gmail.com